uizás no hayas sido consciente, pero probablemente a lo largo de tu vida hayas comido mijo en más de una ocasión. No se trata de uno de los cereales más conocidos, como pueden ser la quinoa, la espelta, el trigo o el arroz, y, sin embargo, se trata de un alimento muy común en algunas regiones del mundo y que se utiliza para la elaboración de muchos productos y recetas. Destaca por sus contenidos nutricionales y, además, su cultivo es muy sencillo y económico.
El Mijo es un fruto de la planta conocida como Panicum Miliaceum, una de las muchas plantas vegetales que derivan del grupo de los cereales. Pertenece a la familia de las gramíneas, al igual que otros cereales como el maíz, el trigo o la avena, y se caracteriza por ser muy digestivo y fácil de cocinar. Este fruto consta de una semilla pequeña, el mijo, el cual contiene un alto contenido proteico muy recomendable para el consumo humano. Se trata de un vegetal que requiere de muy poca agua para su cultivo, por lo que es relativamente sencillo de cultivar hasta en los terrenos más secos, convirtiéndolo en un cereal excelente para la agricultura de secano.
Encontramos diferentes especies de este cereal, ya que según su procedencia o importancia económica reciben una denominación u otra. Entre las especies principales podemos destacar: el mijo perla (Pennisetum glaucum), el mijo menor (Setaria italica), el mijo común (Panicum miliaceum), el mijo dedo (Eleusine coracana) o el mijo perenne (Panicum virgatum). Aunque estas sean las especies principales, no son las únicas relevantes, ya que por ejemplo el mijo japonés (Echinochloa frumentacea) o el mijo silvestre (Milium effesum), son productos muy utilizados en las diferentes gastronomías existentes.
En la actualidad tenemos constancia de que el mijo ha sido cultivado y explotado por el ser humano prácticamente desde hace más de 4.000 años. Concretamente, el mijo perla, el más preciado, se ha estado cultivando en el continente africano desde el año 2000 a.C, y posteriormente, ha sido exportado a otros territorios. Originario del África tropical, este cereal ha pasado a consumirse no solo en dicho territorio de manera habitual, sino en la mayor parte del continente asiático, así como en otras partes del globo terráqueo.
Como hemos mencionado anteriormente, debido a su buena adaptación a las bajas precipitaciones, a la baja fertilidad y sequedad del terreno, como su resistencia a las altas temperaturas, se ha convertido en un cereal muy cultivado en países en vías de desarrollo, notándose especialmente su presencia en el territorio africano. Se trata de un producto de primera necesidad para la mayoría de los países subdesarrollados, pues casi el 90% de su producción mundial se consume en dichos territorios. En cocina, el grano suele acompañarse de pan levado o sin levadura, alimentos hervidos, y habitualmente en sopas. Además, en los países del norte de África, como Marruecos o Argelia, suele ser un alimento principal en los platos de cuscús.
Como hemos mencionado, además de aportar una gran cantidad de proteínas, el mijo posee muchas propiedades beneficiosas para el ser humano. En primer lugar, es un cereal que carece de gluten, por lo que las personas celiacas pueden consumirlo sin ningún tipo de reparo. También es uno de los cereales que más cantidad de magnesio y hierro poseen, convirtiéndose así en una excelente fuente de energía para deportistas y personas con actividad física alta.
Son muchas las recetas que contienen mijo como ingrediente estrella, pues se trata de un cereal muy nutritivo y económico que se puede combinar perfectamente con muchos otros ingredientes, y que sin lugar a dudas, aportará un toque exquisito a nuestros platos. A continuación, nos aventuramos a compartir dos platos populares con base de mijo, elaborados mayoritariamente con verduras, por lo que son aptos para vegetarianos y, además, son perfectos para una dieta equilibrada.
Un plato exquisito y sobre todo muy sencillo de preparar, para el cual se necesita una cebolleta, un diente de ajo, aceite de oliva, pimiento troceado, pimentón, 100 gramos de garbanzos, la pulpa de un pimiento choricero, sal, menta, cuatro tallos de cebollino y 100 gramos de mijo (elaboración para cuatro personas).
En primer lugar, deberemos de picar la cebolleta y el ajo junto a un chorro de aceite de oliva, y posteriormente añadiremos el pimiento picado. Tras rehogarlo todo, se añaden el pimentón y la pulpa del pimiento choricero, que también es muy nutritiva. Después se tuesta el mijo, tras haberlo lavado bien, y se añade a la mezcla. Una vez esté todo mezclado, se cubre de agua, se sazona sin dejar de remover, y se añaden los garbanzos. Tras unos 30 minutos de cocinado, se deja reposar durante unos minutos, y posteriormente se espolvorean la menta y el cebollino como toque final. Como resultado, un guiso exquisito y listo para darnos un sano banquete.
Para la elaboración de esta crema, muy rica y saludable, necesitaremos: uno o dos brócolis (dependiendo del tamaño), una patata, medio vaso de mijo, media cebolleta, un diente de ajo, agua, aceite virgen extra, sal, una cucharadita de curry y cilantro fresco (elaboración para cuatro personas).
Lo primero que tenemos que hacer es poner a hervir el mijo en una cazuela. Mientras el mijo hierve, podremos ir preparando la crema de brócoli. Coceremos patata en otra cazuela, ramilletes de brócoli, y por último añadiremos sal, y lo dejamos hervir por 6 o 7 minutos. Una vez listo, retiraremos el agua que quede y lo dejaremos enfriar para poder triturarlo bien con la batidora.
Volvemos ahora al mijo, una vez bien cocido, lo depositaremos en un cuenco, y añadiremos curry, cebolleta picada, ajo y sal. Lo mezclaremos todo bien para hacer una masa parecida a la de un bocadito. Una vez estén compactados, los podremos freír en un sartén con aceite. Por último, serviremos en un plato hondo la crema de brócoli y añadiremos pon encima los bocaditos de mijo con sabor a curry y cebolleta. Tendremos así lista una crema increíblemente maravillosa.
BonViveur