Por primera vez en cuatro años, la cosecha de 2018 de soja brasilera tuvo una reducción en el contenido de proteína. La principal complicación se da en el comercio con el mercado chino que requiere mayores garantías de calidad.
Tal como señaló Marcelo de Oliveira, investigador de Embrapa (Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria), en la cosecha 2018 el contenido de proteína descendió de un promedio de 37,14% a 36,83%.
Brasil es el principal proveedor mundial de la oleaginosa y esta reducción nutritiva dio paso a cancelaciones, ventas con descuentos y contratos más estrictos.
China, tras el inicio de la guerra comercial con Estados Unidos, depende cada vez más de la soja brasilera. No obstante, debido a la disminución en la producción porcina (por el brote de peste porcina africana que acabó con la vida de millones de cerdos), las necesidades de importación se redujeron; esto hace que los chinos sean más selectivos con las compras de oleaginosa.
Según Antonio Pípolo, de Embrapa, la cuestión recae en la preocupación de los agricultores por aumentar la cantidad cosechada, en detrimento del contenido proteico. Si bien no hay un valor establecido para este factor en el contrato básico, los comerciantes pueden establecer estándares de calidad en las negociaciones privadas con compradores.