uienes están vinculados a esta actividad conocen las dificultades con las que se convive cada año. Fue así que en la granja decidieron no incubar durante los períodos de postura 2009/2010 y 2010/2011, por un lado, se vaciaron algunos huevos y se prepararon para ser vendidos para la confección de artesanías, otro tanto de huevos fueron utilizados para realizar degustaciones en gastronomía.
Analizaron la posibilidad de vender los huevos para consumo e iniciaron los trámites correspondientes para la inscripción del producto. También se presentaron, entre otros, los análisis de información nutricional, composición química porcentual, temperatura de conservación, ausencia de Salmonella spp y envasado en maple de cartón rotulado por unidad.
Obtuvieron la habilitación otorgada según la reglamentación del Código Alimentario Argentino en sus artículos 491 y 492, pero bajo la denominación de “Huevo de Ñandú”. Los controles de calidad en el establecimiento fueron sobre presencia de sustancias extrañas y estado sanitario higiénico y en laboratorio externo, análisis fisicoquímico y bacteriológico del producto.
Desde la granja creen que el huevo de ñandú tiene condiciones especiales tanto para el consumo particular como para restaurantes, hoteles, etc. Entre otras particularidades se observó que, al elaborar tortillas, omelet, flan, bizcochuelos que necesitan de cierta consistencia, la viscosidad de la clara benefició la preparación ya que es muchos más espesa que la del huevo de gallina. La yema es especial para hacerlo frito en sartén grande o al disco, ya que sorprende por su tamaño. El peso aproximado del huevo de ñandú es de entre 500 y 750 g, esto equivalente a una docena de huevos de gallina aproximadamente.
“Es nuestro deseo que la comercialización de huevos de ñandú para consumo ayude a los productores a poder generar recursos genuinos para que el proyecto Ñandú crezca y se desarrolle plenamente” expresaron desde la granja de S.A. de Giles.
Cadena de valor de la carne y cuero de ñandú y choique-INTA