onociendo la evolución reciente de este subsector ganadero y la incertidumbre que le ha acompañado, es inevitable exponer con toda la prudencia necesaria la información, a veces escasa y de fuentes nada oficiales referente a esta actividad. La cría del avestruz en granja en Europa, al igual que en el resto del mundo excepto Sudáfrica, líder consolidado en la producción del avestruz desde hace décadas, se ha caracterizado inicialmente por ser un negocio joven, piramidal y, en consecuencia, especulativo.
En los primeros años de actividad han existido incluso empresas relacionadas con la inversión en el negocio de la cría del avestruz y del emú, en términos de alta rentabilidad. Las secuelas de esta actividad paralela al del avestruz pero que nada tuvo que ver con la actividad ganadera, supusieron un alto coste para los inversores por fraude.
A pesar de que no ha habido periódico de información general o revista del sector ganadero que no le haya dedicado una portada al avestruz, todavía no puede considerarse un subsector ganadero consolidado.
A pesar de ello sería injusto decir que no se ha conseguido bastante para la implantación de una nueva ganadería, más aún, si se tiene en cuenta que, en la mayor parte de los países, caso aparte de Sudáfrica, se ha empezado de cero.
En el año 2001 existían al menos 34 asociaciones de criadores de avestruces en otros tantos países del mundo y granjas y actividad comercial en muchos más. A la cría y producción nada sofisticada tecnológicamente de algunos países de África, se une en estas últimas dos décadas el interés de distintos países, entre otros los europeos, por el desarrollo de la producción en granja y de su industria paralela para la explotación mixta del avestruz (obtención de carne y piel) , aún a pequeña escala en comparación con otras especies de abasto. La orientación de la producción de avestruces, que en sus orígenes fue hacia la obtención de plumas y piel, ha tomado un nuevo aire, con la inclusión de la carne de avestruz en los mercados occidentales, tímidamente, como una producción más. No debe olvidarse que aun con ello la piel sigue siendo un producto indispensable en la rentabilidad de la producción.
A pesar de la rápida implantación del sector desde mediados de los ochenta, hablar de censos de granjas es sumamente difícil, pues el hecho de que muchas explotaciones no estuvieran censadas, registradas o asociadas, sólo nos permiten indicar de modo aproximado que en 1997 existían entre 2.000 y 2.500 granjas de avestruces en Europa. La orientación del mercado hacia la producción mixta es más importante en Bélgica, Francia, Italia, Portugal y España. Posteriormente se desarrolla en otros, que han imitado con bastante fidelidad la evolución característica de la implantación de la actividad, como Polonia y distintos países del Este continental o Croacia. Actualmente, es escasa la implantación en Inglaterra o Dinamarca, que si registraron actividad años atrás.
El mercado europeo de la carne es hasta ahora incipiente, y en buena parte ha estado basado en la importación desde terceros países, con lo que las estimaciones cuantitativas de la actividad son siempre diferentes, si atendemos a carne producida y carne comercializada.
El avestruz, que poco a poco se va introduciendo en nuestra dieta, constituye una fuente nutricional interesante. Como en casi todos los alimentos el agua es un componente importante cuantitativamente, superando el 70% del peso de la carne de avestruz. Le sigue la proteína, de elevado valor biológico, en mayor porcentaje que lo encontrado como media en las carnes de habitual consumo.
Esta carne tiene muy poca grasa, menos del 4% de su peso, un nivel de colesterol por debajo del contenido medio del grupo de carnes. El aporte calórico es incluso inferior al de la carne de pollo sin piel.
Se trata de una carne muy rica en hierro, en cantidades muy superiores a las encontradas en otras aves y en la carne de vacuno, cerdo o cordero. Este mineral se encuentra en un estado de alta biodisponibilidad y se acompaña por la presencia de cantidades nada despreciables de otros elementos minerales como el calcio, el magnesio y el fósforo. Tiene más vitaminas A y B12 que la carne de pollo.
Las actuales recomendaciones sugieren que la frecuencia de consumo de carnes magras sea de tres raciones a la semana. Por su valor nutricional, la carne de avestruz es una buena opción a la hora de seleccionar esas raciones frente a otros tipos de carne más grasas.
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