os machos luchan por sus jerarquías y los que consiguen un territorio construyen en él su nido. En la naturaleza se estima que sólo un 20% de los machos entran anualmente en reproducción. Los ñandúes alcanzan su madurez sexual a los 16 meses de vida, reproduciéndose recién en la segunda primavera (2 años de vida). Se dan casos de precocidad, pero son poco importantes.
El macho consigue a su harén, de entre 4 y 10 hembras, a las que corteja desplegando sus alas y copula cuando estas se muestran receptivas (sentadas y golpeando el suelo con su cabeza). Una vez construido el nido, un grupo de hembras comienza a pasar diariamente por el mismo y a poner huevos. Esta puesta se da aproximadamente a las 14 horas, temprano en la tarde. Los huevos nuevos se reconocen por su característico color amarillento, el cual van perdiendo con los días, para quedar blancos.
Durante este tiempo el macho cuida su nido, pero recién comienza a incubar a los 9 días. Se calcula que un macho puede incubar efectivamente unos 25 huevos, y en nidadas mayores hay un número importante de pérdidas. El macho acomoda los huevos en su nido y se pone a incubar, por un período de 40 días, en el cual casi no se alimenta.
Es una gran inversión de un animal, por lo cual debe asegurarse el éxito. Por esto no todos los machos se reproducen cada año y es también por esto que ante las perturbaciones se puede dar un abandono del nido.
Se puede dar, aunque no muy comúnmente la incubación colectiva, con nidos de dos machos pegados o muy próximos. Incluso se da el "robo" de huevos entre estos. Los huevos después de los 31 días alcanzan el desarrollo casi total y disminuyen su metabolismo.
Cuando comienzan a llegar a los 40 días se da una estimulación, por comunicación, entre huevos que estimula al nacimiento. Esto es una estrategia ecológica para conseguir un nacimiento coordinado. El macho no podría estar incubando y cuidando charabones.
Los charabones son nidífugos, nacen con plumón y en pocas horas son capaces de moverse por sí mismos. Pasarán los primeros meses de vida con su padre, que les enseñará a comer, refugiarse, los protegerá del frío y los depredadores.
Se han observado en la naturaleza casos de adopción de charabones por machos que ya tenían su grupo de charabones.
Además, en zonas con poblaciones importantes es frecuente ver en situaciones de posible peligro para los charabones que se junten grupos de charabones de distintos machos.
En la granja de ñandúes se debe montar los corrales de reproducción en una zona apartada, tranquila y con el suficiente espacio, para que se pueda dar el comportamiento reproductivo normal de la especie. Sería recomendable tener una superficie sembrada sobre la cual se pueda hacer un pastoreo directo; esto es posible por la baja densidad en que se manejan los animales de esta categoría. Además, es importante que tengan sombra (natural o artificial) y que estén bien distribuidos comederos y bebederos, porque el territorio se "repartirá" entre los animales.
La proporción utilizada es de 3 hembras por cada macho, con la posibilidad de agregar posteriormente (hacia el final de la postura) otro macho cada seis hembras para mantener la fertilidad. Los potreros deben ser de entre una y dos hectáreas, con una densidad de 20 hembras y sus correspondientes machos por hectárea.
Se debe hacer una recolección diaria, al final de la tarde, de huevos para incubación.
La disponibilidad de espacio en el nido estimula a la hembra a poner más. Los huevos que aparecen fuera del nido también son incubables, por lo que se debe hacer una recorrida de todo el potrero. El ambiente es recomendable que sea variado, que haya algo de chircas, árboles y otra vegetación, pero hay que prever que una vegetación que tome un tamaño muy importante dificultará el encuentro y la recolección de huevos.
Además, no es recomendable limpiar con maquinaria ni hacer grandes cambios durante la postura. La alimentación, para asegurar una buena fertilidad y buena calidad de charabones, debe tener un importante componente de forraje fresco, principalmente de leguminosas. Es además importante aumentarle el calcio a la ración porque las hembras necesitan del mismo para producir los huevos. Este aumento puede causar problemas en la fertilidad porque la concentración de calcio afecta la absorción de Zn, que es fundamental en la espermatogénesis.
Por esto se debería alimentar diferencialmente (lo que es muy complicado) o hacer estudios por nutricionistas para raciones que comprendan este aspecto. La postura en criadero se prolonga, llegando a durar 6 meses, con número alto de huevos por hembra. Las hembras nuevas ponen unos 25 huevo por temporada y este número aumenta año a año, pudiendo llegar hasta 65 o más. Se desconoce el tiempo útil de una hembra como reproductora,
las experiencias serias hechas en nuestro país llegan solo a 4 años con buenos resultados, pero no se dispone de muchos datos.
Sitio Argentino de Producción Animal