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e invitamos a recorrer cinco parques nacionales que quizá no sabías que existían.
En ninguna otra parte se ven tantos colores y tantas vicuñas como en este parque aislado y solitario, que abarca todo el norte sanjuanino y que, lamentablemente, se encuentra bajo amenaza por la minería a cielo abierto.
El acceso es solo en 4x4, en otoño y primavera. Debido a que se halla a 3.900 metros sobre el nivel del mar, las temperaturas son extremas. No obstante, cada vez son más las agencias sanjuaninas que ofrecen el destino. A causa de esto, Rodeo, la localidad más próxima, se está convirtiendo en una pujante base de operaciones y deportes de aventura en esta región.
El naturalista danés Trels Myndel Pedersen fue el artífice de esta porción de naturaleza protegida cuando donó, en 1991, las estancias Santa Teresa y Santa María, al noroeste de Corrientes, para que fueran convertidas en parque nacional.
Si bien no llegó a ver este parque consolidado porque murió en el 2000, dejó como legado un precioso retazo con porciones de Bosque Chaqueño, Selva Paranaense y rastros del Espinal, con las mismas palmeras yatay que se encuentran en El Palmar.
Hay un camping agreste dotado de agua potable, fogones y sanitarios. En la pequeña localidad de Mburucuyá es posible contar con más servicios, restaurantes y hospedaje.
La mayoría de los autos que transitan a diario la Ruta 152 –nexo casi obligado entre Buenos Aires y la Patagonia– pasan de largo, sin reparar en la existencia de este parque. Sin servicios y casi desconocido por los propios pampeanos, resguarda una biodiversidad inusual para una región semiárida. El caldén y la margarita pampeana son sus especies emblemáticas.
A principios de 1943, Luis Gallardo, hijo de Ángel, el renombrado naturalista y canciller de Alvear, compró las tierras y plantó una casona de grueso adobes. En 1964, la provincia expropió la estancia Santa María con miras a aprovecharla turísticamente y acabó cediéndola, doce años después, a la Administración de Parques Nacionales.
En 2003, el Congreso aumentó de 9.905 a 32.514 las hectáreas, agregando ambientes salinos aledaños al monte de llanuras y mesetas que ya se protegían. La colección más cautivante es la del Arroyo de las Pinturas.
Es un parque que reúne mucho simbolismo: fue el primer parque costero de la Argentina continental y el que dio el puntapié inicial en la etapa de admitir donaciones privadas para la creación de áreas protegidas. Fue Douglas Tompkins, a través de la Fundación Vida Silvestre Argentina, quien compró la estancia Monte León en mayo de 2001.
Escuda un frente oceánico de 40 km y 62.169 hectáreas de estepa patagónica. Tiene una de las cinco mayores colonias de pingüinos magallánicos del país y, gracias al fenómeno de mareas con el que cuenta, sus barrancas están cubiertas de fósiles que evocan secretos del mar de hace millones de años. Hay guardaparques, unas cabañas y comedor dentro del parque. Por lo precario de los caminos, no se puede ingresar en días de lluvia.
Dominio de yungas, es uno de los menos visitados porque puede accederse solamente en invierno y por territorio boliviano.
La base de servicios es el pueblo salteño de Los Toldos, situado a 26 km de distancia. Sus marcas distintivas son la chonta o palma de monte, el tamaño descomunal de los cedros, la asombrosa maroma –epífita que asfixia al árbol que la hospeda–, los helechos arbóreos y los casi extintos tapir y yaguareté.
También alberga dos comunidades campesinas con larga experiencia en el uso sustentable de la oferta natural, sobre los ríos Lipeo y Baritú. Hay aguas termales en el Cayotal y el Angosto del Lipeo.
En 2006, se sumaron en las cercanías de Los Toldos las 3.240 hectáreas de la Reserva Nacional El Nogalar.
