os Países Bajos transitan una de sus mejores épocas. A pesar de su pequeña superficie, Holanda ha logrado convertirse en el segundo exportador agrícola del mundo: desde papas, semillas, cebollas y hortalizas, hasta proteínas de origen vegetal. Las razones del éxito de este importante actor en la industria alimentaria mundial.
Actualmente, los Países Bajos cuentan con más de sesenta compañías e institutos de investigación (nacionales e internacionales) centradas en el desarrollo de proteínas de origen vegetal, como la holandesa Vegetarian Butcher, la estadounidense Beyond Meat, y Upfield; esta última anunció la inversión de cincuenta millones de euros (US$58,1 millones) en un Centro de Ciencias de la Alimentación abocado al desarrollo de alimentos a base de plantas.
Según fuentes cercanas a Upfield, la nueva institución estará ubicada en la ciudad holandesa de Wageningen, una región conocida como Food Valley (en español, el valle de la comida), en la que comenzaron a instalarse empresas alimentarias y centros de investigación e innovación agrícola.
El boom holandés es producto de una planificación estratégica para reemplazar la carne con proteínas de origen vegetal. En este sentido, las empresas cuentan con el respaldo del gobierno holandés, que se ha dedicado a trabajar con toda la cadena de valor alimentaria para este fin.
Gran parte del éxito en la innovación de proteínas de origen vegetal se debe a su ubicación central, lo que convierte a este pequeño estado en un centro de distribución, investigación y desarrollo ideal para conectarse con los consumidores del mundo.
Por otro lado, los Países Bajos acompañan a las empresas de carne animal hacia una transición. Éste es el caso del productor de carne holandés Vion, que lanzó una marca vegana y reconvirtió uno de sus mataderos e instalaciones de procesamiento de carne en una fábrica de proteínas de origen vegetal. Por su parte, Beyond Meat instaló su primer centro de producción europeo en colaboración con la empresa cárnica Zandbergen.
Por último, desde Holanda sugieren anticiparse a otros países respecto a la “brecha de ingredientes”. Lo cierto es que la creciente demanda de proteínas de origen vegetal puede generar una escasez de ingredientes, lo que abre el juego para innovar y pensar en nuevas formas de utilizar el desperdicio de los alimentos, entre otros insumos.