or lo tanto las posibilidades de cría se presentan en todo el territorio nacional y de unos años a esta parte los productores han logrado aprender el oficio, pero ese aprendizaje no se pudo volcar a la producción porque no tienen la posibilidad de exportar.
Es un producto que desde que comenzó la producción el objetivo fue atender a los mercados externos, donde hay nichos armados, clientes detectados y una creciente demanda. Sin embargo hasta el momento no se pudieron sortear los impedimentos sanitarios del SENASA, “fundamentalmente por no contar con antecedentes para que el organismo certifique el producto para la comunidad europea”, explicó el criador.
Esta situación fue desalentando a los productores en los últimos tres años, llegando casi al límite de la extinción de establecimientos dedicados a la cría de este animal. Hace un par de años habían unas 2.500 hembras en cautiverio que era el pie de masa crítica para despegar la actividad, en estos momentos deben quedar menos de la mitad debido a que es imposible mantener una actividad como esta sin ingresos constantes.
El potencial es muy grande con dos productos derivados del ñandú: la carne y el cuero. En este sentido, López explicó que el cuero “es una salida comercial no menor porque posee alto valor agregado y es codiciado en las principales ciudades productoras de vestimenta de alta costura. Entonces, pese a que al inicio puede ser una actividad complementaria, si se dan las condiciones de desarrollo tiene grandes chances de ser tomada como actividad comercial principal por los productores”.
También existen oportunidades para explotar el mercado interno “pero necesita un desarrollo porque, por el momento, sólo se puede vender en grandes hoteles pero no alcanzaba a los 15 kilogramos mensuales”, enfatizó el productor de ñandúes. Para alcanzar un mercado masivo hay que expandir el producto a supermercados y demás pero, de todas maneras, según el análisis comercial que realizó López las ganancias no llegan a los productores en la cantidad necesaria como para continuar la producción.
Se realizaron reuniones y encuentros para poder concretar la habilitación de exportación pero al no haber antecedentes es necesario escribir una norma y, para ello, es necesaria una justificación del organismo que demanda un movimiento económico que por el momento es chico, lo que genera la traba de la justificación.
Al respecto el presidente de ACRIÑA planteó dos posibles salidas. “En primer lugar la posibilidad de exportar con una cadena de carne y cuero. En tanto, para el mercado local las producciones se pueden volcar al turismo rural, al fiambre artesanal y a productos no masivos”.
La Hora de Salta