s una variedad de hongos comestibles que tiene dos formas diferentes de cultivo, una sobre sustrato y otra en troncos de álamo o sauce. No necesita de mucho espacio, si se refiere a producción para autoconsumo.
Contiene todos los aminoácidos esenciales, vitamina C y D, alto contenido en fósforo, magnesio, calcio, hierro, potasio y manganeso. Su bajo contenido en grasa y sodio hacen de este producto una alternativa para personas que padecen enfermedades cardiovasculares, hipertensión y obesidad.
Requiere para fructificar temperaturas entre los 17º y 23º C, que son las que predominan en primavera y otoño, además de una humedad elevada, por lo que debe realizarse un riego controlado.
Cosecha: cuando las condiciones son adecuadas los hongos crecerán en racimos y cuando alcanzan la madurez, el sombrero se aplana en los bordes, momento óptimo para la cosecha.
Se corta el racimo completo, al ras del tronco, ya que si cosechamos de a uno se frena el crecimiento de los demás y se secan. Si dejamos más tiempo el racimo vamos a observar que los bordes del sombrero toman una forma cóncava y se ondulan, signo de que comienzan a secarse.
Post–cosecha: una vez cosechadas las gírgolas se deben colocar con las laminillas hacia arriba para evitar que las esporas liberadas se depositen sobre la cara superior del sombrero, ya que causa un aspecto visual desagradable. La preservación hasta el consumo debe hacerse en heladera a 4º C.
Aunque la recolección silvestre continúa practicándose en algunos lugares, actualmente los hongos se obtienen mayoritariamente a través de técnicas de cultivo que se aplican a un número de especies reducido.
De todas formas, quién esté interesado en recolectar hongos silvestres debe tomar muy cuidadosos recaudos para evitar las especies tóxicas. Para ello es imprescindible investigar o conocer las características de las diversas especies.