Un estudio publicado en la revista científica Plant, Cell & Environment confirmó que la maleza Eleusine indica –también conocida como pie de gallina–, que está presente en numerosas explotaciones agrícolas de la Argentina y el mundo, desarrolló una alta resistencia a glifosato gracias a una alteración genética favorecida por continuados años de aplicación en los suelos.
Según Martín Vila Aiub, docente de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) e investigador del CONICET, la maleza –que es habitual en los campos de arroz de Malasia– desarrolló una gran resistencia al glifosato. Los expertos comprobaron que el uso continuado por décadas y las altas dosis aplicadas de este pesticida en producciones agrícolas, provocaron la aparición de una segunda mutación en el gen. “En esta ocasión, la resistencia dio un paso más: Eleusine se encuentra en muchos agroecosistemas de todo el mundo, pero es la primera vez que aparecen dos variantes en un gen de esta maleza. A diferencia de las plantas que poseen una única mutación, las plantas con dos mutaciones no sufren ningún estrés al aplicarles el herbicida. Es como regarlas con agua”, resaltó Vila Aiub.
En conjunto con la University of Western Australia y el Australian Herbicide Resistance Initiative (AHRI), los especialistas argentinos de la FAUBA y el CONICET realizaron diferentes pruebas sobre esta maleza. Los resultados comprobaron que si la dosis recomendada de glifosato es de un kilo por hectárea, estos mutantes naturales pueden seguir creciendo y reproduciéndose, aun cuando son expuestos a 25 kilos de glifosato por hectárea. La aparición de esta doble alteración genética estaría relacionada con las décadas de aplicación continua del pesticida en dosis crecientes.
Los científicos afirmaron que la especie con esta resistencia al glifosato está presente en la Argentina. Sin embargo, todavía no pueden asegurar si posee la doble mutación, aunque las probabilidades son altas si este herbicida continúa siendo la única herramienta de control químico de las malezas.
El glifosato es el herbicida más usado en la agricultura mundial para el control de malezas. Según Vila Aiub, es el herbicida más utilizado desde la década del noventa a nivel local, luego de la entrada de la soja, el algodón y el maíz transgénico. “La aparición de resistencia en malezas puede darse con cualquier otro herbicida que se aplique de modo continuo. Hasta hace un tiempo no se advertía en las etiquetas pero, recientemente en nuestro país, la compañía que manufactura el producto comenzó a plasmar en la etiqueta la posibilidad de que se genere resistencia”, advirtió el experto.
Lamentablemente, por razones económicas, los productores nacionales suelen recurrir a otros herbicidas más costosos y con mayor impacto ambiental. “Desde el ámbito científico podemos prevenir y recomendar buenas prácticas de manejo de la resistencia, pero suelen tomarse decisiones pensando sólo en el corto plazo”, sentenció Vila Aiub.