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demás, es un cultivo fundamental para crear riqueza y empleo, y mejorar la conservación de suelos. En este punto coincidieron los ministros de Producción y Agricultura de la “Región Centro”.
La transformación del maíz es vital en nuestro país, no solo para generar divisas y posibilidades de producir. También para demandar mano de obra.
La Región Centro del país tiene la gran oportunidad de avanzar en la transformación de maíz. Se trata de un territorio que pasó de producir 15 millones a 31 millones de toneladas del cereal, lo que significa el 71% del total nacional.
En ese sentido, Daniel Costamagna, ministro de Producción y Ciencia y Tecnología de Santa Fe, resaltó la “coyuntura complicada” que atraviesan la Nación y la región.
“Es una situación complejizada por la pandemia y los grandes desafíos de estos meses”, mencionó el funcionario. Si bien no mencionó al grupo Vicentin, destacó la necesidad de “cuidar el aparato productivo y la producción de alimentos, maquinaria agrícola y al sector agroexportador”.
“El Gobierno de Santa Fe debe mejorar la calidad de vida rural con mejores caminos y servicios de comunicación, salud y educación”.
El maíz, enfatizó, implica diversificación productiva, generación de valor, equilibrio en un sistema vulnerable como el suelo y un enorme aporte a la diversificación y rotación agrícolas.
Daniel Costamagna, ministro de Producción y Ciencia y Tecnología de Santa Fe.
El mapa productivo de Santa Fe dijo, tiene una gran coincidencia con el mapa agrícola. “En la última campaña, Santa Fe produjo ocho millones de toneladas de maíz, que la ayudaron a sostener las producciones porcina, vacuna, avícola y láctea”, aseveró.
El desafío, dijo, es hacer lo más estable posible el sistema “desde lo financiero y productivo”.
Por su parte, el ministro de Producción, Turismo y Desarrollo Social de Entre Ríos, Juan José Bahillo, resumió un informe de FADA, demostrando que la cadena del maíz genera “11 empleos cada 100 hectáreas sembradas”, lo que implica trabajo para 450.000 personas, ó 2,8% de la población ocupada de la Argentina.
“En Entre Ríos el maíz es clave para la producción avícola, que genera cerca de la mitad de la carne de pollo del país: alrededor de 1,1 millones de toneladas anuales, provenientes de 3.330 galpones de engorde de pollo, por un valor de 1.000 millones de dólares en 2019″, expresó.
Como dato sobresaliente, sumó que aporta para producir cerca de 15 millones de docenas mensuales de huevos, en 199 granjas, en su mayoría ubicadas sobre la costa del Paraná.
Del maíz entrerriano, 70% se destina al consumo animal, 25% a la exportación y 5% a la molienda de etanol, un agregado de valor local mayor que a nivel nacional, donde la exportación acapara el 67%, el consumo animal el 25% y la producción de etanol, el 8%.
A la vez, esta provincia del litoral tiene un déficit en la producción de maíz: debe “importar” una parte desde Córdoba. Para lograr el autoabastecimiento maicero, dijo Bahillo, “la provincia debería sembrar unas 90.000 hectáreas más del cereal.
“Algunos productores asumen compromisos con traders y acopios que financian su producción, y por eso destinan una parte a la exportación”.
“Entre Ríos tiene una ubicación estratégica, puerto de aguas profundas en Ibicuy, sobre el Paraná, que permite la carga y descarga de buques de gran tamaño, aunque hay limitaciones logísticas”.
Además, observa como una cuestión relevante poder contar con un mercado externo que “sirve como un reaseguro”, por si se debilitan algunas cadenas productivas locales.
En esa línea, dijo que la provincia les planteó a productores y acopios locales el objetivo de alcanzar el abastecimiento sin resignar exportación, para lo que necesita asegurar crédito y provisión de insumos.
“Tenemos todas las condiciones objetivas para tener un desarrollo y crecimiento constante y valor agregado y trabajo para los entrerrianos”, explicó.
En tanto, Sergio Busso, ministro de Agricultura y Ganadería de Córdoba, destacó la importancia de la transformación en la región centro en el arco del Congreso Maizar 4.0.
Allí dio algunas cifras sobre el peso productivo en esta cadena, que abarca 70% de la producción nacional de maíz y el 81% de la producción de etanol.
Pero además tiene la principal cuenca láctea, con 65% de la producción; 54% de la producción aviar; 44% de la producción porcina y cerca de 30% de la producción vacuna argentina.
“Debemos concebir al maíz como una política de Estado en la Argentina por su gran importancia”.
Busso alertó que la crisis mundial planteará “serios inconvenientes” a los productores de maíz, por lo que llamó a “estar alertas”. Un desafío, dijo, sería que el país pase de exportar alimento para animales a exportar alimento para personas.
Esto requiere concebir el maíz como una “política de Estado” y apuntar, por caso, a pasar de procesar 7 millones de toneladas a 15 millones. El maíz, insistió, “es clave para la sustentabilidad del suelo argentino y fomentar buenas prácticas agropecuarias”.
El ministro fue enfático en que “no se puede producir de cualquier manera”, y apuntó al camino a recorrer con una nueva ley agroforestal y el objetivo de trazabilidad de origen.
Por otra parte, el ministro cordobés calificó las retenciones a las exportaciones como “un mal impuesto, que penaliza la producción”. Son parte de un país en crisis, dijo, pero no son lo mismo para cualquier producto.
“Es muy difícil exportar carne porcina a China pagando una retención del 9%. Hay que discutir sin miedo esas cosas”, expresó.
Si bien dijo que hay que hacer un esfuerzo entre todos, marcó que mientras algunas provincias reciben regalías por su producción petrolera, “a nosotros no nos devuelven casi nada”.
El ABC Rural
