Entre los diferentes aditivos que se han propuesto para mejorar la salud intestinal de los pollos se hallan los probióticos, unos productos que no dejan residuos en los tejidos animales ni originan resistencias, por lo que parecen ideales para sustituir a los antimicrobianos.
Basados en ello, hemos realizado una experiencia para comparar los efectos sobre el crecimiento de los pollos de un probiótico comercial compuesto de 3 x 109 cfu/g de Pediococcus acidilactici y 2 x 109 cfu/g de Lactobacillus plantarum con un antimicrobiano no antibiótico a base de clorohidroxiquinolina (#).
La experiencia se realizó con un lote de 2.000 machitos Cobb Slow, criados en las mismas condiciones, sobre una yacija nueva, en una nave provista de departamentos separados en la cual se habían tomado las debidas precauciones para evitar contaminaciones entre los diferentes grupos.
Los tratamientos experimentales consistieron en disponer de un grupo control, recibiendo el citado antimicrobiano a razón de 7,5 g/kg de pienso – NC – y de otros 3 grupos recibiendo el citado probiótico o bien a la dosis recomendada por su proveedor – ND -, o bien a media dosis – HD – o bien doble – DD -, en todos los casos aplicada a los pollitos en la planta de incubación de procedencia.
El resto de las condiciones de la prueba fueron idénticas para todos los grupos, al igual que su alimentación.
Los concernientes al crecimiento se muestras resumidos en la tabla adjunta.
En general, el uso del probiótico mejoró el crecimiento, aunque no de forma significativa, pero afectando también a la ingesta de pienso, permitió mejorar significativamente el índice de conversión.
Aparte de ello, una vez sacrificados los pollos y evaluada la calidad de la carne de la pechuga, se observó que en la de los tres grupos que habían recibido el probiótico había una signifcativamente menor proporción de los defectos conocidos como “pechugas de madera” y “spaghetti meat” que en la del grupo testigo.
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