allar la forma para administrar de manera efectiva al personal de trabajo es una pieza esencial dentro lo que se conoce como “liderazgo emocionalmente inteligente”. Desde hace varios años, directivos de las principales compañías del mundo destinan parte de sus fondos a la motivación de sus empleados. Si los miembros del staff están conformes con su ocupación, es probable que sea más sencillo que alcancen buenos resultados.
Teniendo en cuenta que cada trabajador es diferente y que lo que motiva a uno puede parecer banal para otro, es preciso desarrollar diferentes estrategias con el fin de determinar si los integrantes de la empresa son introvertidos, extrovertidos, solitarios o líderes, por ejemplo. En este sentido, los gerentes deberían tomarse un tiempo para conocer sus habilidades y poder maximizar los conocimientos adquiridos. Para esto, el experto en Inteligencia Emocional, Harvey Deutschendorf, recomienda seguir cuatro pasos.
Muy a menudo, las pruebas de personalidad se ejecutan como parte de los ejercicios de formación de equipos durante los retiros de una empresa. Por lo tanto, la acción carece de un acompañamiento en el que se puedan analizar los avances obtenidos.
Para desarrollar la actividad de manera efectiva, es necesario dejar en claro que todos los estilos de trabajo valen y ayudarán a que el equipo salga adelante. También es fundamental realizar seguimientos para ver cómo se desempeña cada uno desde su rol empresarial y conocerlo a través de un punto de vista más profundo. Lo ideal es explorar cuáles son las áreas de trabajo que le gustan más o menos.
Si el objetivo es adentrarse en la personalidad de los trabajadores y ganar confianza, lo mejor es modelar el comportamiento aspirado. Esto se realiza siendo honesto y transparente acerca de rasgos, gustos y disgustos.
En su libro “El otro tipo de inteligencia”, Deutschendorf ofrece ejemplos para observar cómo ciertos líderes fueron capaces de generar confianza y experiencia a partir de la escucha. Según reconoce Stephen Covey en “Los siete hábitos de las personas altamente efectivas”, es primordial que antes de buscar ser comprendido uno aprenda a comprender.
Si bien la mayoría escucha para luego responder, nadie oye realmente lo que se dice. Los líderes emocionalmente inteligentes deben esforzarse de manera continua para oír y comprender, a través reuniones que propongan hallar puntos de encuentro con sus empleados. Lo esencial es tomar la iniciativa y ser abiertos.
Resguardar información relevante que ayude a organizar a las personas en equipos y así asignar diferentes trabajos, es un buen método para que el staff tenga presente que desde la gerencia se preocupan por él. No obstante, debido a los ritmos empresariales, es muy difícil satisfacer las necesidades de todos. Lo importante es no perder de vista las habilidades de cada uno.
Felicitar a alguien por su desempeño es una actividad que los líderes emocionalmente inteligentes deben ejecutar de manera adecuada, ya que los reconocimientos expresados de forma errónea pueden frustrar los propósitos empresariales y perjudicar el rendimiento de su receptor.
Antes de reconocer el trabajo de alguien, los directivos tendrían que charlar previamente con sus compañeros, empleadores anteriores o cualquier persona que tenga afinidad con el miembro del staff en cuestión en miras a que la acción llegue a buen puerto. Todos aman ser distinguidos por lo que son, sin contar sus atributos y habilidades.
Destacar la labor de un integrante del equipo ayudar a forjar vínculos leales que se mantengan en el tiempo. Asimismo, impulsa el establecimiento de áreas de trabajo más felices y productivas.