Ambiente Sustentable / Huella de Carbono

Carlos Rossi: "En los sistemas silvopastoriles, todo está equilibrado"

"Las leguminosas fijan por año hasta cien kilos de nitrógeno por hectárea, lo que significa una fertilización gratis al año", explicó el decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLZ

Carlos Rossi:
miércoles 01 de enero de 2020

Carlos Rossi asumió el año pasado su tercer mandato como decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, cargo que alcanzó en 2010 y mantendrá, por lo menos, hasta 2022.

En un escenario mundial en el que es fundamental reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para cuidar el planeta, y teniendo en cuenta que la ganadería es una de las actividades que emite mayor cantidad de gases, el decano ponderó los sistemas silvopastoriles, que le pueden aportar valor a la cadena de la carne.

Asimismo, se refirió a una serie de documentos publicados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) en 2006, donde se resumieron los principales aspectos que se le cuestionan a la ganadería bovina en particular. “La emisión de dióxido de carbono y de metano representan el 9% y el 37% respectivamente de las actividades humanas”, mientras que “la producción de estiércol, que es el bosteo de los animales, genera el 65% de las emisiones de óxido nitroso”, que es un gas complejo, sobre todo en lo que respecta a la capa de ozono, explicó Rossi. Además, dijo que a esto se le suma la pérdida de fertilidad en los suelos a causa de los sistemas de pastoreo y cosecha de forraje, y los desmontes.

En relación a los desmontes, manifestó que éstos impactan “sobre la pérdida de biodiversidad y los ciclos hídricos”, lo que se ve reflejado en el incremento de las inundaciones en aquellas zonas donde los bosques fueron desmontados. En ese sentido, indicó que “la conservación de los bosques está en la agenda social de nuestro país y del mundo”, ya que muchas personas “cuestionan cuando ven imágenes de topadoras eliminando montes para hacer agricultura o algún sistema ganadero”, lo que provoca “un impacto negativo en la sociedad”.

En la misma línea, el directivo expresó que la FAO estimó que entre el 2006 y el 2020 se van a perder, solamente en América Latina y el Caribe, entre 43 y 45 millones de hectáreas de bosques nativos como consecuencia de la implantación de sistemas agrícolas o ganaderos. En este aspecto, sostuvo que lo que sucede en un pastizal con bosque cuando se hace agricultura en zonas marginales con menos de 500 milímetros de precipitación anual es una situación bastante difícil de revertir, ya que “habría que hacer plantaciones de árboles nativos”, lo que demoraría entre veinte y treinta años. “Si uno mira el semiárido central, que hoy es la zona de transición entre lo agrícola y lo ganadero, sobre todo por precipitaciones y condiciones de suelo, todavía es más compleja la situación”, lamentó.

En este contexto negativo, aparecen como alternativa viable los sistemas silvopastoriles que, en palabras de Rossi, son sistemas donde todo está equilibrado, ya que las leñosas son combinadas con el aprovechamiento ganadero. De esta manera, un sistema silvopastoril tiene dos componentes: uno forestal, ya sea bosque nativo o cultivado, y otro ganadero, que puede ser de una sola especie bovina o combinarse. Además, aclaró que existen otras alternativas que pueden otorgarle una mayor diversificación al sistema, como la agricultura, la acuicultura y la piscicultura.

En lo que respecta a los beneficios puntuales de este tipo de producción, el decano destacó que no solo “hay mayor fijación de carbono de la parte forestal, mejoramiento de la retención hídrica y reducción de la escorrentía”, sino que también “hay fijación de nitrógeno, aumento de la materia orgánica por el aporte de hojarasca, mayor capacidad de mitigación y condiciones de bienestar animal que son fundamentales para los mercados de carne que se están abriendo en los países desarrollados”.

En este sentido, mencionó algunos ejemplos, como es el caso de los llanos de La Rioja, una zona que tiene un promedio de 300 milímetros de precipitación anual pero que suelen caer todas en verano, donde se sembró pastizal con buffel grass y gatton panic. En el citado ejemplo, el forraje se mantiene verde debajo del dosel del árbol a pesar de la caída de heladas, lo que se debe a que esas especies poseen un mayor contenido de fósforo. “Las leguminosas, como los algarrobos, fijan por año hasta cien kilos de nitrógeno por hectárea, lo que significa una fertilización gratis al año”, resaltó.

Por último, señaló que los sistemas silvopastoriles se prestan para las denominadas ecocertificaciones, en las que el producto cárnico requiere que “el sistema de producción respete las condiciones de bienestar animal, por un lado, y de biodiversidad, por otro”, a la vez que remarcó que “hay una cantidad de productos que se sacan del bosque que permiten la viabilidad comercial a través de pequeñas comunidades de campesinos, que elaboran productos y recogen hierbas medicinales”.

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