EL 29 de abril, en un rincón remoto de la Guayana Francesa, la ciencia dará un salto extraordinario. La Agencia Espacial Europea (ESA) lanza Biomass, un nuevo satélite para monitorear los bosques mediante tecnología futurista, capaz de revelar lo que hasta ahora permanecía invisible: el verdadero corazón de los ecosistemas forestales.
A las 11:15 CEST (6:15 hora de Argentina), desde el Puerto Espacial Europeo, un cohete Vega-C pondrá en órbita esta misión revolucionaria que utilizará tecnología espacial de vanguardia para penetrar las densas capas de vegetación, midiendo la biomasa forestal con una precisión sin precedentes.
Pero este no es solo un hito tecnológico: es también un paso decisivo para entender cómo los bosques almacenan carbono y regulan el clima global en un planeta que enfrenta desafíos ambientales cada vez más críticos.
Los bosques son actores silenciosos pero fundamentales en el equilibrio climático del planeta. Son enormes almacenes de carbono, pero hasta ahora, conocer exactamente cuánta biomasa contienen —es decir, cuánta materia viva almacenan— había sido un desafío casi imposible. Biomass llega para llenar ese vacío, proporcionando el primer mapa global, detallado y sistemático de la biomasa forestal.
Una misión forjada en la innovación
El desarrollo de Biomass no fue algo improvisado. Es el resultado de años de diseño, ensayos e innovación en colaboración con la comunidad científica y la industria aeroespacial europea. Como expresó Michael Fehringer, director del proyecto Biomass en la ESA: “Después de años de innovación y cooperación con la comunidad científica y la industria espacial, estamos más que emocionados de ver el satélite listo para su lanzamiento. Esta misión avanzará en nuestra capacidad para cuantificar los depósitos y flujos de carbono forestal, clave para entender y evaluar los impactos del cambio climático”.
El entusiasmo del equipo no es exagerado. Biomass representa un antes y un después en la capacidad de la humanidad para observar los bosques no solo como un conjunto de árboles, sino como gigantescos sistemas vivos que regulan el CO₂ de la atmósfera.
Una tecnología que ve más allá de lo visible
La joya tecnológica de Biomass es su radar de apertura sintética en banda P, el primero de su tipo que será operado en el espacio. Con una longitud de onda de 70 centímetros, este radar tiene la capacidad de penetrar tanto las nubes como los densos techos forestales, permitiendo ver el interior de los bosques, incluso en condiciones donde los satélites ópticos tradicionales fallan.
Gracias a esta capacidad única, Biomass podrá medir con precisión el volumen de madera presente, estimar la altura de los árboles y mapear la estructura interna de los ecosistemas forestales. Esto no solo permitirá calcular cuánta biomasa existe en un área determinada, sino también monitorear cómo varía a lo largo del tiempo como consecuencia del cambio climático, la deforestación o la restauración de ecosistemas.
Mucho más que bosques: explorando el subsuelo y el hielo
El radar de Biomass no solo estará dedicado a los bosques. Su potencia abrirá nuevas oportunidades en campos científicos que van más allá de la biología forestal. Podrá, por ejemplo, mapear estructuras geológicas ocultas en regiones áridas, ofreciendo información clave para estudios geológicos y de recursos naturales. También se utilizará para investigar la estructura interna de las capas de hielo en los polos, un aspecto crítico para entender el ritmo del deshielo y la evolución de los océanos.
Incluso, Biomass ayudará a revelar la topografía del suelo bajo las selvas tropicales, un terreno que hasta ahora resultaba prácticamente inexplorable debido a la espesa vegetación.
Biomass en el marco de los Earth Explorers
Esta misión forma parte del programa Earth Explorer de la ESA, una serie de proyectos de investigación espacial bajo el paraguas de FutureEO. Los Earth Explorers tienen como objetivo abordar cuestiones científicas fundamentales sobre el planeta y, al mismo tiempo, ensayar nuevas tecnologías que luego puedan integrarse en programas operativos de observación de la Tierra.
Biomass se destaca no solo por su innovación tecnológica, sino también por su enfoque pionero en una cuestión central de nuestro tiempo: la interacción entre los ecosistemas terrestres y el cambio climático.
Un despliegue en el espacio tan complejo como vital
Una vez alcanzada la órbita, Biomass enfrentará una de las maniobras más delicadas de la misión: el despliegue de su enorme antena reflectora de 12 metros de diámetro, diseñada para captar las señales de radar necesarias para las mediciones. Esta antena, similar a un gigantesco paraguas espacial, ha sido objeto de numerosas pruebas y simulaciones en tierra firme.
La fase de despliegue será crítica. No solo deberá abrirse correctamente en el vacío del espacio, sino que también deberá superar los desafíos propios de un entorno sin gravedad, con temperaturas extremas y bajo estrictos márgenes de precisión. Recién una vez completado este proceso y tras varias semanas de calibración, Biomass comenzará a enviar los datos científicos que fundamentarán su misión.
El verdadero viaje recién comienza
Hoy, cuando la cuenta regresiva llegue a cero y el satélite Biomass surque los cielos, no estaremos presenciando simplemente otro lanzamiento espacial. Estaremos dando un paso gigantesco en nuestra capacidad para observar, comprender y proteger los bosques de la Tierra, esas reservas vivas de carbono que nos protegen frente a los embates del cambio climático.
El viaje de Biomass no es hacia otros mundos. Es hacia el corazón de nuestro propio planeta. Y su legado podría ser tan profundo como la vida misma que albergan los bosques que cubren la Tierra.
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