l uso de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) para el manejo de la resistencia de insectos (MRI) en maíz es fundamental. Lucas Cazado, asesor de CREA, comparte sus apreciaciones sobre el Proyecto Plagas, una iniciativa de la entidad y la Asociación Semilleros Argentinos (ASA) orientada a la preservación de las tecnologías BT.
En un relevamiento realizado por CREA, de 683 productores agrícolas, un 73% informó haber sembrado al menos un cultivo con tecnología BT para control de lepidópteros en la campaña 2019/20.
En el caso de maíz, un 80% dijo cumplir con la siembra del refugio. No obstante, al evaluar la forma correcta de hacerlo –distancia, porcentaje y momento de siembra–, el estudio detectó que un 34% no fue realizado de manera adecuada. “Por lo tanto, solo el 53% de las empresas cumplió correctamente esa BPA”, indica el estudio.
En cuanto al monitoreo de plagas, un 30% de los encuestados admitió no haber monitoreado el cultivo durante la campaña 2019/20. Las causas pueden encontrarse en la proteína BT, de alta eficacia en el control de lepidópteros clave (barrenador del tallo y cogollero). “Algunos consultados consideraron que, debido a eso, no es necesario realizar monitoreos. Esta percepción es preocupante porque el monitoreo es fundamental para poder actuar a tiempo ante casos de daño no esperado”, explica Cazado, agrónomo y doctor en Ciencias Biológicas.
El Proyecto Plagas CREA-ASA, del que participan catorce regiones productivas, ya capacitó a más de ochenta técnicos en monitoreo y reconocimiento de plagas. La iniciativa promueve los relevamientos sistemáticos de datos a través de sucesivas campañas, un aspecto clave para poder identificar las mejores prácticas de manejo para reducir la incidencia de las plagas en cada una de las regiones.
El protocolo de monitoreo propuesto se realiza con una metodología consensuada que, además de ser sencilla, permite gestionar grandes volúmenes de datos, provenientes de diferentes regiones productivas, con bastante rapidez. A lo largo de tres campañas, se ha logrado la concientización de técnicos y empresarios agrícolas sobre la importancia de monitorear sistemáticamente el maíz para detectar el momento adecuado de control.
“Este trabajo en equipo ha permitido definir prácticas de manejo sostenibles que contribuyen a atenuar los daños generados por las plagas en maíz, además de desarrollar metodologías para el manejo integrado de las mismas”, concluye Cazado.