La República de la India, que fue una de las más beneficiadas durante la llamada “Revolución Verde” de las décadas del 60 y 70, cuenta con más de 277 millones de unidades productivas agrícolas, con parcelas de una superficie promedio de 0,57 hectáreas cada una, que ocupan una superficie de 158 millones de hectáreas sembradas, labradas por un campesinado de cerca de 800 millones de personas.
Durante el período antes mencionado, los cultivos incrementaron sus rendimientos entre un 30% y 40%, debido al uso masivo de fertilizantes y productos agroquímicos de elevado carácter tóxico (pesticidas, fungicidas y herbicidas), lo que permitió un manejo eficaz del fitosanitario a corto plazo. Además, se aumentó de manera significativa la producción de alimentos en los grandes estados agrícolas de Punjab, Haryana y Uttar Pradesh, porque en esas zonas se despliega de forma más intensa el sistema de lluvias del agro indio, que se caracteriza por su naturaleza errática entre junio y septiembre.
Como legado de la Revolución Verde, el 84% de las explotaciones agrícolas utilizan fertilizantes y agroquímicos, en tanto que un 74% de los plantíos emplean uno o más métodos para el manejo de plagas. Cabe destacar que solamente el 34% de las unidades productivas recibe algún tipo de crédito agrícola, que le es otorgado por sociedades financieras creadas por los mismos productores sin intervención del sistema financiero nacional o estadual.
Se espera que de acá a los próximos cinco o diez años, India, donde actualmente viven alrededor de 1.400 millones de personas, se convierta en el país más poblado del mundo, superando a China, donde hoy viven 1.410 millones de personas.
Un rasgo característico del agro del lugar, es que se producen más hortalizas que granos. El promedio de frutas y legumbres en el período que abarcó 2012 y 2013 fue de 268,9 millones toneladas, mientras que la producción de granos llegó a las 257,1 millones. En otros números, más del 60% de la superficie que se siembra se destina a las hortalizas.
Ya que alrededor del 80% de la población practica el hinduismo –que prohíbe el consumo de carne vacuna o porcina–, tornando en vegetarianos a la mayoría de los habitantes, la producción de granos parece insostenible en el mediano y largo plazo, por la intensidad en la que se consumen los recursos, especialmente el agua y los fertilizantes. Como la India destina cerca del 90% del agua fresca para la producción agrícola, se crean situaciones de sequía extrema en algunos de sus principales centros urbanos como Nueva Delhi y Calcuta, imposibilitando un futuro prometedor.