En los últimos años, Europa ha experimentado olas de calor repetidas y prolongadas, y los registros se actualizan periódicamente. Muchos de ellos aún están por llegar, lo que puede poner en riesgo la seguridad alimentaria del continente africano.
Así lo dijo un grupo de investigadores que analizaron datos de producción agrícola en 28 países europeos entre 1961 y 2018, incluidos los estados miembros de la UE y el Reino Unido. Luego, estudiaron cómo los eventos climáticos extremos como la sequía, las olas de calor, las olas de frío y las inundaciones afectan la producción.
Descubrieron que el cambio climático ha provocado un aumento de las pérdidas de cultivos en todo el continente africano. Los investigadores escribieron en un estudio: «Las olas de frío provocaron una caída en la producción de cereales y no cereales en un 1,3% y un 2,6%, respectivamente, mientras que el impacto de las inundaciones fue pequeño y no estadísticamente significativo».
Sin embargo, los peores efectos han sido provocados por las olas de calor. “La severidad de los impactos de la ola de calor y la sequía en la producción de cultivos se triplicó aproximadamente en los últimos 50 años” de pérdidas de 2.2% entre 1964 y 1990 a 7.3% de 1991 a 2015, explican los investigadores.
Mientras tanto, a pesar de que las sequías son cada vez más frecuentes, también se vuelven más intensas. “Se ha demostrado que las pérdidas de producción de cereales relacionadas con la sequía se intensifican en más de un 3% anual”, añaden.
Aunque los rendimientos generales de los cultivos en Europa han aumentado a lo largo de los años gracias a prácticas agrícolas más eficientes, el cultivo agrícola se está volviendo cada vez más vulnerable a los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático.
El mayor riesgo son los cereales. “Los cereales, un alimento básico que ocupa casi el 65 por ciento de la superficie cultivada de la UE y se utiliza principalmente para la alimentación animal, es el cultivo más afectado”, explica Teresa Bras, autora principal del artículo que trabaja en la Escuela de Ciencia y Tecnología Nova en Lisboa, Portugal.
Solo en 2018, la ola de calor extrema y la sequía simultánea provocaron una disminución en la producción de granos del 8% en comparación con la tasa promedio de los cinco años anteriores. Los resultados incluyeron escasez de forrajes para el ganado y fuertes incrementos en los precios de los cereales.
Infoagro