El Ministerio de Salud de la provincia de Santa Fe avanza a paso firme en un convenio con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) para poder comenzar a producir aceite de cannabis mediante el Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF) y, así, convertirse en la primera provincia del país en producirlo de manera regional.
Con algunos intentos fallidos de ensayos previos, la iniciativa santafesina encuentra anclaje en la nueva ley nacional aprobada en noviembre del año pasado, que habilita sellar el acuerdo y producir la medicina cannábica santafesina en los próximos meses.
Si bien la provincia de Jujuy anunció a fin de año la inauguración de un laboratorio que producirá en 2021 aceite de cannabis sobre 35 hectáreas en terrenos de la finca El Pongo, en el sur del distrito, aún no hay avances ciertos en la producción.
El caso santafesino está muy avanzado. De hecho, en las próximas semanas se rubricará el convenio con el INTA y se continuará con la planificación para poder desarrollar la medicina regional en pocos meses. Falta concretar la ubicación de las hectáreas que se utilizarán para la plantación.
Hace tan solo cinco años atrás era impensado. Hoy es una realidad con proyecciones infinitas. La historia del uso de cannabis con fines medicinales en Argentina cambió para siempre, desde que se aprobó en noviembre 2020 la ley 27.350 que incluye la autorización del cultivo personal y en red para los usuarios, investigadores y pacientes que se registren en el Programa nacional de Cannabis.
Antes de la reglamentación de la ley, la tenencia de semillas y plantas -aún en el ámbito privado y para consumo personal o terapéutico-, estaba penado por la ley de drogas (23.737) con hasta 15 años de prisión.
Entre los puntos trascendentales de la nueva normativa, se destaca el impulso a la producción pública y el acceso para aquellos pacientes sin seguro médico. El medicamento se podrá desarrollar mediante los laboratorios nucleados en la Agencia nacional de laboratorios estatales y se distribuirá a través del Banco nacional de drogas oncológicas y farmacias.
El LIF, el caso santafesino, podrá importar y comprar especialidades medicinales fabricadas en el país. Las personas que no cuenten con obra social o seguro privado podrán acceder también a preparados.
Con la nueva reglamentación pueden entrar en el circuito de legalidad todos los cultivadores solidarios, familias y agrupaciones que, sin respuestas del Estado a pesar de la ley y a riesgo de ir presos, sostienen con mucha dificultad la demanda de los usuarios, cuyo crecimiento fue exponencial en los últimos años.
En la provincia de Santa Fe son más de 35 las personas que reciben, a través de la obra social IAPOS, aceite importado para el tratamiento de Epilepsia Refractaria, que genera convulsiones que duran de 30 segundos a 2 minutos. Con el tratamiento con cannabis medicinal -en algunos casos- se observó la disminución de los episodios convulsivos en la persona, mejorando su calidad de vida. Esto motivó la aprobación de la ley en el Congreso.
La producción de aceite de cannabis en la Provincia tiene que transitar varios pasos previos. El primero es que el LIF tiene que estar “articulado con el INTA”, única institución con facultades para cultivar. A su vez, “hay que articular el desarrollo con el Ministerio de Seguridad”, porque esta ley está orientada a través del INTA también, explicó la subsecretaria de Proyectos Científicos y Tecnológicos, Eva Rueda.
En concreto, hasta el momento, se están ultimando detalles de algunos convenios para que en Santa Fe se pueda comenzar a ensayar con cultivos y producción. “El LIF está trabajando, coordinando acciones conjuntas con diferentes sectores (Ministerio de Producción, INTA, Ciencia y Tecnología) a los fines de liderar la generación de productos medicinales basados en cannabinoides”, adelantó la funcionaria.
Para empezar a producir, la ANMAT tiene primero que poder aprobar el uso del aceite santafesino. La calidad tiene que ser “altísima” para que pueda ser un aceite indicado en dosis por los médicos. También hay que capacitar a los propios médicos para que conozcan “a qué personas y con qué patologías” se les puede ofrecer el uso del aceite, especificó Rueda.
Otro punto importante a tener en cuenta es que “hay que seguir los lineamientos de Nación”, pero “todo está encaminado” y en los “próximos meses” se podría comenzar con los ensayos para producción, afirmó Rueda.
Que haya un aceite de cannabis santafesino, es gracias a que el Ministerio de Salud de la Nación –por la nueva ley- es el responsable de garantizar los insumos necesarios para facilitar la investigación médica y/o científica de la planta de cannabis y fomentar y priorizar, en vistas de la eficiencia en el uso de los recursos, a la producción regional y aquellas realizada a través de los laboratorios públicos nucleados en la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (ANLAP), como sucede con el LIF.
"Con esta nueva reglamentación se abre una realidad novedosa que pondría a la Provincia de cara a un futuro donde la planta de cannabis se integrará al circuito productivo y al comercio internacional, tanto para importar productos como para exportar
Hace casi dos años la provincia de Santa Fe, que estaba siendo liderada por el exgobernador, Miguel Lifschitz, avanzaba en un convenio con el INTA que le iba a permitir utilizar un predio en la localidad de Ángel Gallardo, destinado a realizar estudios y ensayos para producir aceite de cannabis.
La ex ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Erica Hynes, había afirmado en su momento que Santa Fe tenía “ventajas estratégicas” que la posicionaban muy bien para la investigación y producción de cannabis medicinal.
“Primero, tenemos la ley provincial Nº 13.602 que les da un marco legal a todas las acciones en este terreno; después, tenemos producción propia de medicamentos a través del LIF; y, en tercer lugar, contamos con un sistema científico consolidado de varios equipos que desde hace cinco años vienen trabajando en el tema”, había argumentado en su momento.
La traba que se le presentaba a la ex funcionara –hoy diputada provincial- Hynes, era que necesitaban conseguir la autorización a nivel nacional para poder ingresar las semillas de cannabis, algo que hoy se modificó gracias a la reciente ley aprobada.
“En Argentina no hay semillas en el circuito legal y necesitamos importarlas de empresas autorizadas. Para hacer eso, Nación nos debe permitir el ingreso. Desde Santa Fe estamos decididos a dejar todo el camino allanado para que se pueda concretar”, había explicado.
Previendo que muchas personas accedían al aceite de cannabis mediante el "mercado negro", obteniendo como resultado un producto deficiente compuesto en su mayoría con aceite de oliva, desde la Universidad Nacional de Rosario comenzaron a testearlos. La intención era poder ayudar a que las personas pudieran saber exactamente qué tenían en su poder. Desde aquellas primeras pruebas pasaron ya cinco años.
Sin una normativa que ampare a los compradores del aceite, desde la Facultad de Bioquímica llegaron a analizar hasta 200 muestras antes de que se aprobara la primera ley que permitía el uso de aceite con fines medicinales. Si bien se trató de una reglamentación muy básica en sus delimitaciones, fue el paso que habilitó que la demanda para conocer la calidad del producto aumentara de manera considerable.
La iniciativa que viene desarrollando la UNR pretende que las personas puedan acercarse a dejar una muestra de su aceite para que sea analizada cromatográficamente y se determinen distintos valores de la misma, y en consecuencia su calidad para el uso medicinal.
Se trata de un servicio que no es gratuito pero que sí es absolutamente confidencial y lo único que se requiere es un correo electrónico a dónde se enviarán los resultados, pero el mismo puede ser creado especialmente para este fin.
La prestación se enmarca dentro de las regulaciones que estableció el país para la investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados", refiriéndose de este modo a la Ley 27.350 y Dto. 738/17 que garantiza y promueve el cuidado integral de la salud en este sentido.
El paso que pretende dar la provincia de Santa Fe a través del LIF, en una producción local y habilitada por los entes nacionales de control, habilitaría no solo una venta, ahora legal, de un producto de alta calidad que sí mantenga los componentes medicinales, sino también que abre el juego para que la Provincia pueda abastecer a otras regiones con el producto.
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