A pocos kilómetros del centro porteño es posible descubrir paisajes de ensueño, donde enormes e históricos castillos se rodean de bellos y amplios jardines, ideales para pasar un fin de semana diferente, lejos del ruido de las grandes urbes, en contacto con la naturaleza.
La provincia de Buenos Aires cuenta con algunas de las propuestas más destacadas donde, pese a las restricciones vigentes para hacerle frente al coronavirus, se ofrecen estadías de diferentes períodos, además de recorridos y actividades perfectas para disfrutar en familia. A continuación, te contamos sobre cuatro de las más interesantes.
Ubicado en el centro de la ciudad de Adrogué, Castelforte es una de las construcciones más emblemáticas del partido de Almirante Brown, ya que el diseño de su fachada –inspirada en un palacio bizantino del siglo XVIII– remite a la antigua Villa Castelforte (Italia), donde en 1833 nació el ingeniero José Canale, quien en 1874 construyó esta imponente mansión sobre la calle Rosales al 1521.
En sus primeros años de historia, el castillo solía estar rodeado de un extenso parque donde además había una capilla, un refugio para guardabosque y un polvorín. Cuando su dueño murió en 1883, su esposa vendió la propiedad y regresó a Italia con sus hijos. En ese entonces, el terreno fue loteado en parcelas.
La propiedad actual fue reconstruida por la familia Ovando, que adquirió el predio hacia fines del siglo XIX, logrando mantener el estilo proyectado por Canale. Si bien su tradicional solar fue desapareciendo con los años, aún conserva parte de sus túneles, que hoy en día pertenecen a la Asociación Nativos de Almirante Brown, una organización sin fines de lucro que preserva el patrimonio arquitectónico local.
Según cuentan, los túneles unían el castillo con la iglesia, el Palacio Municipal, el hotel La Delicia y la estación de trenes. Aquí, cada lugar ofrece una referencia a alguna región de Italia. En palabras de Oscar Rincón, presidente del ente mencionado en el párrafo anterior, la idea de Canale fue recrear las catatumbas italianas mediante la construcción de dichos corredores. No obstante, no hay testimonio escrito sobre ello.
Abonando un bono contribución de $200 (menores de 10 años ingresan gratis), algunos sábados a la tarde Rincón brinda charlas sobre historia al aire libre, donde relata acerca de los pueblos más tradicionales de este pintoresco pueblo bonaerense, realizando recorridos por el castillo y los túneles.
Si bien a causa de la pandemia las actividades quedaron momentáneamente suspendidas, en breve se anunciarán las próximas fechas y horarios de visita en la página de Facebook “Asociación Nativos del Partido de Alte Brown-Adrogué”.
La página web oficial del Castillo Guerrero Domselaar, ubicado en el partido de San Vicente, subraya que allí, desde hace más de diez años, “se ofrece la oportunidad de conocer la verdadera y no trágica historia de Felicitas Guerrero de Álzaga”, a través de visitas guiadas y el testimonio en vivo de sus descendientes.
La mansión de estilo francés, heredada por Josefina Guerrero de su padre Juan Carlos Guerrero O’Connor y su abuelo Antonio Guerrero Cueto, hermano de la afamada Felicitas, se distingue por sus 24 amplias habitaciones y sus columnas. También cuenta con un sótano y una buhardilla en su techo.
Dentro de las instalaciones, dispone de varios elementos históricos, como un bastón chino de más de 150 años que Felicitas Guerrero recibió como obsequio de parte de su esposo, Martín de Álzaga. La joven, que enviudó con un hijo a muy temprana edad, llegó a ser dueña de una de las fortunas más grandes del país en 1860. Cuando tenía solo 25 años, Enrique Ocampo, quien estaba toxicamente enamorado de ella, la asesinó a sangre fría, debido a que su corazón le correspondía a Samuel Sáenz Valiente. El revólver con el que el hombre cometió el crimen también es atesorado en el museo del predio.
Tras la pérdida de la heredera, su familia decidió trasladarse a las afueras de la ciudad, en busca de una vida más tranquila. Así fue cómo Carlos José Guerrero mandó a construir esta enorme casona de cuatro pisos en 1972.
El establecimiento está decorado con sillas del siglo XVII, un juego de losa inglesa, ollas de cobre de más de 140 años y grabados del reconocido arquitecto italiano Giovanni Piranesi. La habitación más visitada es un cuarto colonial con ropa de Felicitas Guerrero, donde se exhibe el dedal que usaba para confeccionar sus hilados y un retrato póstumo.
A causa de la pandemia, las visitas quedaron momentáneamente suspendidas. Para más información, visitar www.castilloguerrero.com.
A 115 kilómetros de Capital Federal, en la ciudad de Lobos, la estancia La Candelaria ofrece salidas de día de campo o estadías con pensión completa y actividades para toda la familia, que incluyen clases de cómo elaborar empanadas, yoga, relajación con cuencos, tours botánicos y cabalgatas. Además, se realizan charlas históricas con visita al enorme castillo de estilo normando que constituye el mayor atractivo del lugar.
La propuesta es que tanto visitantes como huéspedes se sumerjan en un viaje a través del tiempo hacia 1840, época en la cual los hermanos Don Orestes y Don José Piñeiro adquirieron este predio de 18 mil hectáreas para desarrollar una explotación ganadera. En aquel entonces, la estancia se llamaba Los Pontones, aunque con el tiempo cambió de nombre en honor a la esposa del primer fundador, Candelaria del Mármol.
El matrimonio adoptó a Rebeca, quien en su juventud se casó con Don Manuel Fraga. Fue él quien en determinado momento contrató al paisajista Carlos Thays para que diseñara el parque actual, que atesora 250 especies de árboles y plantas. A su vez, hizo construir un castillo como los que había conocido en el Valle del Loira, en la región centro de Francia.
El salón dorado de la propiedad solía funcionar como sala de juegos para hombres, mientras que en el tercer piso se localizaba el cuarto de armas. Tras la muerte de su marido en 1936, Rebeca fundó una colonia de vacaciones para niños huérfanos y construyó una capilla donde descansan los restos de su familia.
Si bien tras una serie de malos manejos el terrero se redujo a 320 hectáreas, sigue conservando sus tesoros más emblemáticos. En 1980 fue vendido con fines turísticos, utilizándose como locación para la filmación de ficciones y producciones de moda, y como sede de eventos corporativos y casamientos.
Cuenta con diez habitaciones con baño, calefacción central, agua corriente y electricidad. En el actual sector Colonial se levantaron las primeras construcciones, en tanto que el restaurante era el viejo galpón de esquila. En la Pulpería y tienda de regalos, por su parte, se hallaban la proveeduría y los carruajes, respectivamente.
De lunes a jueves, el día de campo de 11 a 19 hs cuesta $4.900 por persona, aunque menores de 3 a 10 años abonan una tarifa inferior ($2.450 por cabeza). Los feriados y fines de semana, el valor del paquete es de $6.300 y $3.150, respectivamente. La entrada incluye recepción, plato principal y postre, merienda, uso de las instalaciones, clase de empanadas, charla histórica en el castillo y show folclórico. Los servicios de wellness y las cabalgatas tienen un costo adicional.
Asimismo, se ofrecen varias opciones de alojamiento, con precios por persona en base doble. Hospedarse en los bungalows o las habitaciones coloniales sale $12.500 de lunes a jueves, y $16.200 los fines de semana y feriados. El paquete incluye desayuno, almuerzo y cena.
Las habitaciones clásicas del Castillo tienen un valor de $18.000 por noche de lunes a jueves, y de $23.400 los fines de semana. Por último, las suites cuestan $20.700 y $27.000, respectivamente. Menores de 3 a 10 años abonan el 50% de la tarifa si comparten el cuarto con sus padres. Para más información, visitar www.estanciacandelaria.com.
La estancia Villa María fue fundada por Vicente Pereda a fines del siglo XIX, como un establecimiento precursor en la zona ganadera sobre el camino a Cañuelas, dentro de la localidad de Máximo Paz. En miras a usar la propiedad como residencia estival, en 1919 su hijo Celedonio le encargó al arquitecto Alejandro Bustillo que construyera la actual casona de estilo tudor normando con materiales importados de Europa. Al mismo tiempo, el paisajista Benito Javier Carrasco realizó las labores de parquización, combinando más de 300 especies vegetales que cambian de color según la época del año.
La estancia, ubicada a 50 kilómetros de Buenos Aires, posee un parque boscoso de 75 hectáreas, perfecto para llevar adelante caminatas y admirar esculturas antiguas. Su casco principal dispone de once habitaciones de lujo y otras cinco más en pleno proceso de renovación. Todas están equipadas con sábanas de algodón egipcio, batas, amenities y televisión. Además, se ofrecen servicios de lavandería, tintorería y comida a la carta.
El predio también cuenta con una cava de vinos para degustaciones, un salón para reuniones, conexión WiFi, biblioteca, sala de billar, librería de DVD y juegos de mesa. El castillo tiene dos plantas de tres mil metros cuadrados, que lo convierten en una de las opciones de turismo rural con mayor capacidad de alojamiento en la Argentina. Cabe destacar que tanto salas como habitaciones atesoran antigüedades, pinturas y numerosas obras de arte para el deleite de los huéspedes.
Su interior se prolonga hacia el parque por medio de galerías y terrazas que unen la arquitectura del hotel con el jardín, donde además se ofrecen paseos a caballo o en carruaje. Por otra parte, el lugar cuenta con canchas de tenis, fútbol, vóley, golf y polo, aparte de piscina al aire libre, paseo botánico y circuito de equitación.
En el restaurante gourmet se sirven platos de autor inspirados en la cocina de campo, y se celebran casamientos, lanzamientos de marcas y filmaciones. Hace unos años, allí contrajeron matrimonio la actriz argentina Luisana Lopilato y el cantante canadiense Michael Bublé, y se rodó la telenovela “Los ricos no piden permiso”.
El día de campo cuesta $5.200 + IVA para adultos, en tanto que los niños de 4 a 10 años abonan la mitad de la tarifa y los menores de 3 ingresan sin cargo. El paquete incluye almuerzo con bebida sin alcohol, merienda y actividades.
La estadía en la habitación superior cuesta $16.690 + IVA por persona, siendo un 50% más económica para niños de 4 a 12 años. La tarifa incluye desayuno, almuerzo, merienda, cena y actividades.
El valor de las suites arranca en los $20.813 + IVA por cabeza, con un descuento del 50% para chicos de 4 a 12 años. Incluye pensión completa y actividades. Para más información, visitar www.estanciavillamaria.com.