Con una caída que llegó a superar los 15 dólares por tonelada durante la mañana, la soja en el inicio de la semana a una cotización de 540 dólares en el mercado de Chicago, prolongando el tobogán bajista que enfrenta desde que alcanzó su pico en nueve años, hace un mes.
Entre el 12 y el 14 de mayo, la soja volvió a superar los 600 dólares, pero a partir de entonces cayó. En junio, para el contrato más próximo (julio), comenzó en 570 dólares, se recuperó hasta 590 dólares el 6 de junio y a partir de allí volvió a desplomarse sin freno hasta los valores actuales.
Esto, además de una mala noticia para los productores, constituye un signo de incertidumbre para un Banco Central que venía celebrando los beneficios de que el principal producto de exportación de Argentina esté cerca de sus máximos valores históricos.
Según un informe del Movimiento Crea, “la suba en los precios agrícolas representa una ayuda inesperada que mejoró sensiblemente el panorama macroeconómico para el país en 2021”.
Uno de los aspectos en que su influencia fue “decisiva” es en el manejo del dólar por parte del BCRA. “Las liquidaciones del agro ‘dieron vuelta’ el mercado cambiario y el Banco Central pasó de vender divisas a comprarlas en montos significativos”, resume el reporte.
En concreto, en los primeros cuatro meses del año, el sector Cereales y Oleaginosas tuvo una posición neta en el mercado de cambios de 10.609 millones de dólares, siendo el único aportante de divisas junto a “resto del agro y agroindustria”.
Además, esa cifra está 6.000 millones de dólares por encima de 2020 y es el mayor valor de la serie, en línea con la liquidación récord de divisas agroindustriales.
Esto permitió que el BCRA adquiriera en el mercado de cambios 5.727 millones de dólares entre enero y mayo, cuando en el mismo período de 2020 había tenido que vender 568 millones.
“A su vez, las compras de divisas mejoraron la situación macroeconómica general al permitir una recomposición de las reservas, que crecieron en 2.204 millones de dólares y volvieron a situarse por encima de los 40.000 millones de dólares, lo que incrementa el margen del Gobierno para intervenir en el tipo de cambio oficial y realizar pagos de deuda”, evalúa el documento de Crea.
Gracias a esto, el Gobierno pudo disminuir el ritmo de aumento del dólar oficial, que en abril y mayo aumentó solo dos por ciento y 1,3 por ciento, respectivamente, frente a una inflación que en los últimos siete meses promedió el cuatro por ciento mensual.
Por otra parte, la posición más holgada en el mercado de cambios se usó para aceitar el ingreso de productos importados y para intervenir en el mercado paralelo, puntualmente en las cotizaciones financieras del dólar, lo que explica en parte la relativa “paz cambiaria” en las cotizaciones alternativas de la divisa.
Sin embargo, el último informe del Instituto de Desarrollo Social Argentino (Idesa) asegura que “la soja ya no alcanza para sostener las reservas”.
“El alto precio de la soja genera optimismo por la llegada de dólares. Pero la velocidad con la que se siguen acumulando distorsiones en la economía argentina hace que ya ni los altos precios de las exportaciones alcance”, sostiene el reporte.
Según Idesa, en diciembre de 2019 las reservas del BCRA estaban en 44 mil millones de dólares; para octubre de 2020, habían bajado a 40 mil millones; y ahora están en 42 mil millones, gracias al repunte de la soja, que en este último período pasó de 380 dólares por tonelada a superar con amplitud los 500 dólares. Asimismo, el maíz y el trigo también muestran excelentes valores en perspectiva histórica.
“Se trata de excelentes noticias frente a la exacerbada escasez de divisas”, considera Idesa. Sin embargo, advierte que, el hecho de que las reservas actuales todavía permanezcan por debajo de las de 2019, es un indicador de que “el alto precio de la soja no alcanza todavía para revertir la pérdida de reservas ocasionada desde que asumió el nuevo gobierno”.
“El motivo no es que no hay liquidación de divisas (el Banco Central compró seis mil millones desde octubre a la fecha) sino que hubo que hacer frente a obligaciones en dólares del Tesoro (fundamentalmente con organismos internacionales) y del propio Banco Central (deudas en dólares que tiene con los bancos nacionales y extranjeros). A esto se suma la venta de divisas para pagar las importaciones. Por eso las reservas no crecen”, explica el informe.
E insiste: “Los buenos precios internacionales, junto con la desaceleración del déficit fiscal y la emisión monetaria, están permitiendo pagar importaciones y honrar compromisos en dólares. Pero la situación del Banco Central y de la economía sigue siendo extremadamente precaria”.
Para Idesa, “lo que está quedando al desnudo es que ya ni el alto precio de la soja alcanza a compensar el creciente desorden del sector público”.
“La socarrona frase de que ‘Dios es Peronista’, aludiendo a que cuando gobierna el peronismo el precio de las exportaciones argentinas sube, tiene buenos sustentos. También que, con la mala gestión en las políticas públicas, estas oportunidades han sido históricamente desaprovechadas. La novedad, en el actual contexto, es que se ha llegado a tal nivel de degradación que ni con la suerte de buenos precios internacionales alcanza”, concluye el reporte.
Agrovoz