Sin embargo, su impronta de mujer esforzada y su incansable trabajo gremial permitió que la capacidad de resiliencia salga a "flote" y persista en su desafío. Mariela Agüero es productora de leche y militante feminista. "Nos estamos empoderando cada día más por el bien de la producción", enfatizó la entrevistada.
El empoderamiento de la mujer en el agro acarrea la riqueza más sobresaliente de la ruralidad. Hoy, centenares de mujeres, muchas de ellas madres de familia, impregnan su sello bajo una premisa clara y comprensible: ser reconocidas en diferentes roles para ayudar al crecimiento del sector.
Un caso particular, entre tantos, es el de la productora tambera Mariela Agüero (41), una mujer de principios que vivió momentos difíciles en su emprendimiento familiar ubicado en Carrilobo, provincia de Córdoba, pero que logró reinventarse frente a la adversidad.
“Junto a mi familia viví una dura inundación en el año 2013 que me llevó a trabajar por los productores en el ámbito gremial y defender el desafío de muchas mujeres que con su voluntad sacaron adelante sus empresas familiares que estaban por quebrar”, destacó.
“Hace tiempo que las mujeres nos empoderamos en el campo. Solo que no teníamos la visibilidad de hoy. Estábamos escondidas en el ambiente de la ruralidad, pero nos llegó la hora de salir y ser reconocidas por nuestra impronta en el sector”.
Mariela es madre de dos hijas y tiene tres nietos a quienes les transmite día a día su pasión por el campo. “Desde el año 2013 al 2018 perdimos producción y animales. Muchos tambos tuvieron que cerrar. Sin embargo, junto a mi marido, resistimos a estas consecuencias y seguimos de pie”, sostiene con alma de luchadora.
La productora cuenta que, con su familia, azotados por la inundación y los problemas financieros, llegaron a pensar en vender el campo. “En un momento la presión era enorme y pensamos en vender el tambo”, cuenta con dolor. Pero, gracias al esfuerzo genuino de la familia, lograron superarse, aunque todavía estén pagando deudas.
“Siempre tratamos de empujar y ser proactivos. Ser positiva es mi condición de vida, con lo cual las ganas pudieron más que la realidad y salimos adelante, a pesar de que a nuestro alrededor todo era negro”, explicó.
En ese sentido, expresó que para los productores es doloroso deshacerse de algo que tanto esfuerzo lleva conseguir. “Nos costó muchos años hacer un capital de trabajo como el que tenemos y en pocos días lo podríamos haber perdido. Pero pusimos voluntad, tiempo y trabajo y salimos de esa situación incómoda”, aclaró.
Gracias a su espíritu resiliente, actualmente el tambo cuenta con 125 vacas en ordeñe y obtiene una producción en promedio de 3 mil litros diarios de leche. “Para los pequeños y medianos productores este camino es muy difícil. La única posibilidad que tenemos para crecer es trabajando”, soltó con orgullo.
Los costos acelerados por la inflación histórica que tiene el país, hace que los sistemas productivos deban adaptarse a un contexto dinámico y contraproducente. “El precio de la leche no es rentable y lo que más nos preocupa a los productores es el aumento del costo diario”, sostuvo la entrevistada.
Más allá de la pandemia, que dificultó las operaciones en el tambo, el productor de leche sabe que sostenerse activo no es tarea sencilla. “La producción está muy abajo. Pero igual tratamos de apostar por la lechería”, comentó Agüero.
Su establecimiento, ubicado al este de la capital de Córdoba, en la localidad de Carrilobo, cuenta con 60 hectáreas propias en las que se encuentra instalado el tambo. Sin embargo, la familia arrienda otras 185 hectáreas que les permite solventarse económicamente.
“Casi todo el campo se destina a la lechería. No obstante, en una porción de la superficie producimos agricultura para poder hacer una diferencia económica que no podemos lograr solo con el tambo”, aseguró.
En ese sentido, reconoció que los pequeños productores sufren a diario la dificultad financiera y la presión tributaria constante. “Si bien nos potenciamos por todas las crisis que llevamos en nuestra mochila, no es fácil el camino. Todavía arrastramos deudas y no podemos crecer como quisiéramos”, argumentó.
Como mujer luchadora, siempre estuvo involucrada con la actividad gremial y dirigencial, abocada a defender a los más débiles de la cadena productiva. Mariela, llegó a ser secretaria de Género de la Federación Agraria Argentina (FAA), durante la gestión de Omar Príncipe.
“Fue un cargo nacional que ocupé con mucho amor y orgullo”, explicó. En ese sentido, aclaró que, para cumplirlo con responsabilidad, “me alejé bastante de mi actividad personal”.
“Tenía el compromiso y la necesidad de defender a la mujer rural, pero sobre todo al pequeño productor que tanto estaba sufriendo y sufre actualmente”, indicó.
En ese sentido, argumentó que muchas veces tuvo que imponerse en determinadas reuniones para que se respetara la voz de la mujer. “No fue el caso de las reuniones internas de la Federación Agraria donde la mujer es muy respetada”, señaló. “Pero sí, cuando le presentábamos inquietudes sobre la lechería a los gobiernos o la industria, donde tuve que mostrar mi carácter para que me escucharan”, dijo.
La productora de Carrilobo reconoce que todavía falta, pero entiende que desde hace unos años la mujer se está empoderando en el sector rural. Principalmente por conocimiento, trabajo, profesionalismo y objetivos alcanzados.
“Hace tiempo que nos empoderamos en el campo. Solo que no teníamos la visibilidad de hoy. Estábamos escondidas en el ambiente de la ruralidad, pero nos llegó la hora de salir y ser reconocidas por nuestra impronta en el sector”, destacó la actual presidenta de Mujeres Federadas de Carrilobo en FAA.
En ese sentido, reconoció que siempre hubo mujeres líderes en el campo argentino, y muchas de ellas no tuvieron la difusión que merecían. “Los movimientos feministas impulsaron el valor de la mujer. Gracias a esta revolución se nos mira de otra manera y con mucho respeto”, indicó convencida.
Si bien Agüero no tuvo la posibilidad de estudiar una carrera universitaria porque debió trabajar para subsistir, como tantas mujeres y hombres, persiste en su deseo. “Mi sueño era ser abogada”, comenta con una sonrisa, reconociendo que la búsqueda de justicia fue su gran amiga en toda su vida. “Me recibí de perito clasificador de granos y tengo una diplomatura en violencia de género. También hice cursos sobre leyes”, sostuvo.
La productora no cumple roles específicos en su emprendimiento familiar. “Yo trabajo a la par de mi marido”, indicó. Además, aclaró que no tiene problemas de conducir un tractor en la siembra o una cosechadora. “Estoy predispuesta a todo. Hoy la mujer y el hombre van de la mano en trabajo”, destacó.
Como un mensaje al resto de las mujeres, agropecuarias o no, la entrevistada sostiene que el carácter debe ser fundamental para logar objetivos. “Hay que enfrentar las barreras, derribarlas y quien no te respetaba, te va a comenzar a respetar”, asegura convencida Mariela Agüero. Otra de las luchadoras diarias que el campo argentino le regala al feminismo real.
El ABC Rural