En las encuestas de esta semana respecto a intención de siembra y tecnología el trigo no mejoró a respecto a lo que se indicaba 15 días atrás. Sin embargo, los márgenes subieron en las últimas dos semanas: el rinde de indiferencia para campo alquilado pasó de 41 a 35 qq/ha. Por lo tanto, se sigue estimando un 10 % menos de intención de siembra, un 20% menos de fertilización y una producción estimada en 2 Mt menos que hace un año (7,8 Mt).
“La Niña”, la posibilidad de un invierno seco, márgenes que aún dan dudas y zonas que aún les falta muchos milímetros para alcanzar la humedad adecuada para plantear el cultivo son los factores que bajan la intención triguera. En la zona de Aldao, los ingenieros comentan que algunos productores piensan bajar a un mínimo el trigo, esto significa reducciones que llegan hasta al 80%. “Pero son más los casos que están entre la disyuntiva de bajar un 20 a 30% o mantener un área similar a la del 2021”, explican. Los que piensa en bajar área son productores con resultados positivos en la reciente campaña gruesa. Los que mantendrían la intención en muchos casos son los que fueron muy castigados este verano y ven en el trigo una tabla de salvación: con buenos rindes sería ganarle la revancha al 2022. “Si tienen humedad en la cama de siembra, van a sembrar. El trigo es un cultivo pasional, en cambio el maíz es sensatez”, agregan los técnicos. En Corral de Bustos dicen: “esperamos una baja importante. Aunque se percibe una mejora en los márgenes del trigo, principalmente por el aumento del precio del cultivo y una baja de 200 u$s/tn en el precio de la urea, aún los rindes de indiferencia en campo alquilado son muy altos. A esto se le suma la amenaza de una nueva Niña”. El panorama es similar en Bigand: “la intención de siembra es un 15% menor”. En Carlos Pellegrini, El Trébol y Cañada Rosquín comentan que la superficie a sembrar se mantendría, lo que caería sería la aplicación de tecnología.
En el ciclo 2021/22 fueron récord, superaron los 47 qq/ha; en cambio, los del 2020/21 fueron los más bajos de la década: 29 qq/ha. Muchos productores hoy ven el trigo la posibilidad de acomodar los números, pero, lamentablemente, el tiro puede salir por la culata: los niveles actuales de los costos de fertilizantes, insumos y alquileres ponen en juego una carga financiera muy alta. Por eso consultamos a un especialista, el Dr. Santiago Álvarez Prado, Investigador del CONICET en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, sobre qué fue lo que hizo que el trigo tuviese un año a excepcional y cuantas posibilidades hay de que eso vuelva a suceder.
Elevado nivel de agua útil a la siembra, alto cociente foto-termal en periodo crítico y altas dosis de nitrógeno. Los planetas se alinearon para el trigo, porque también la siembra fue récord. El Dr. Álvarez Prado habla de esa combinación favorable de variables. “El trigo contó con una gran carga de agua útil desde la siembra. Cuando el agua útil es del 65 al 100% (medida entre 1 y 1,8 metros de profundidad) la probabilidad de que el cultivo experimente un déficit hídrico durante su ciclo es baja. Y fue lo que ocurrió: en primavera no llovió, pero no afectó número ni peso granos, es decir que el déficit hídrico fue muy leve: no hubo impacto negativo sobre los componentes del rendimiento”.
La otra variable fue el cociente foto-termal (radiación/temperatura media). “Al compararlo con la serie histórica, el cociente foto-termal del invierno 2021 fue más elevado que la media, justo alrededor del periodo crítico, entre fines de septiembre y principios de octubre”. El especialista recuerda una publicación de Fernández Long (2022) donde se observa cómo se eleva el cociente durante período crítico en las localidades de Marcos Juárez, Laboulaye y Junín. “El coeficiente estuvo por encima de la media en todas estas localidades: el cultivo fijó un mayor número de granos”.
Y la a otra variable que marcó la diferencia, según el especialista, fueron los elevados niveles de fertilización, niveles que fueron inéditos incluso para los pequeños productores.
“Es muy complicado que se repita”, responde el especialista. “En primer lugar dependemos de la lluvia. Es lo que todo el mundo está mirando, si va a llover para recargar los perfiles. Con la primera variable, contar con elevado porcentaje de agua útil, aún no se cuenta en la región”. “En cuanto al cociente fototermal, ahí ya no podemos predecir que va a pasar. Normalmente cuando hay un año que viene seco, como el que se pronostica, tenderíamos a pensar que habrá menos días nublados y por lo tanto más radiación disponible. Pero no es algo que se pueda saber de antemano. Y, por último, “con el precio actual de los fertilizantes las unidades de nitrógeno a aplicar se van reducir”.
En el corto a mediano plazo, el trigo necesita que se repita un evento semejante al que pasó en la última semana y media de mayo del 2021, ¿pero puede ocurrir?
El evento fue muy importante en toda la región pampeana y clave para lograr luego rindes récords. Pero en el corto plazo no parece posible, Aiello señala: “mayo arranca dominado por la presencia de un centro de alta presión que fomenta condiciones de estabilidad en la mayor parte del país. La excepción son algunas lluvias moderadas y muy limitadas al extremo norte de la mesopotamia Argentina. El cambio de circulación que se produjo en el intercambio mensual se sostiene, promoviendo un ambiente muy propio de la época del año, y los pronósticos proyectan lluvias escasas o nulas hasta la segunda década del mes”. Y en el mediano y largo plazo, las condiciones actuales de Niña no son favorables. La reciente actualización del ONI, el índice que evalúa la anomalía de la temperatura superficial del océano Pacífico (ONI) realizada por la NOAA, pasó de -0,9 de marzo a -1,0 en abril. “Esto no alienta una evolución a neutralidad plena a la salida de la primavera”, explica el consultor Alfredo Elorriaga. ¿Porque vuelve a enfriarse el Pacífico en un momento que no suele hacerlo? Elorriaga responde, “En esta parte del año el enfriamiento suele cesar por comportamientos típicos de circulaciones marítimas y otros factores, por eso es una mala señal. Pero, lamentablemente, no es sorpresa venimos observando que las anomalías de las temperaturas promediadas hasta 300 metros de profundidad durante marzo disminuyeron y continúan esa tendencia: en la primera década de abril todas las regiones del índice El Niño se mantuvieron entre -0,7ºC y -1,1ºC. Aparte, el fenómeno océano atmósfera está acoplado y es bastante fuerte para esta época del año. Las anomalías de los vientos del este en los niveles bajos y del oeste en los niveles altos prevalecieron en el Pacífico occidental y oriental, respectivamente. Por eso vimos hace muy poco la contracara de los efectos de “La Niña” en otras áreas del mundo como los problemas de inundaciones en Australia o más recientemente en Indonesia”.
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