En 2023, la agroindustria argentina enfrentará un nuevo escenario a la hora de comercializar su producción. En diciembre, en Europa se aprobó una ley que prohibirá las importaciones de productos que provengan de deforestación. Este escenario plantea un desafío al complejo agroexportador argentino, responsable de generar el grueso de las divisas que ingresan a la economía.
En el bloque Mercosur empezaron a tomar nota de esta situación y de acuerdo a analistas de comercio internacional, una de las líneas de trabajo en Brasil será apuntar a la sustentabilidad en los procesos productivos, para acoplarse a esta nueva normativa.
La Fundación Vida Silvestre estudió este escenario y el impacto que tendrá en esta cadena de valor. “La nueva regulación significaría un desafío para el sector agroexportador argentino y la necesidad de redefinir sus modos de producción, para adaptarse a las nuevas exigencias y poder mantener las exportaciones”, señalaron desde la entidad.
El informe de la fundación hizo zoom en dos producciones: soja y carne. En este punto, consideraron que un sistema de trazabilidad eficiente permitirá combinar información sobre el tipo de producción, el ecosistema donde se desarrolla y los impactos generados.
Con esta información, los cada vez más exigentes consumidores globales podrán rastrear el camino recorrido por un producto comercial desde su origen hasta su destino final e identificar los impactos sociales y ambientales de toda la cadena de suministros.
“Las nuevas tendencias sobre el consumo responsable y las exigencias tanto de los consumidores como de ciertos mercados empujan a los productores, las empresas y marcas globales a incluir nuevos lineamientos en materia de sustentabilidad”; señaló Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina.
Según la Unión Europea, la normativa garantizará que los bienes que ingresen a ese bloque regional no contribuyan a la deforestación. Aquellas empresas que mantengan negocios en el Viejo Continente, tendrán que realizar realizar controles estrictos si comercializan productos como aceite de palma, ganado vacuno, soja, café, cacao, madera y caucho.
Los operadores y comerciantes deberán demostrar que los productos están libres de deforestación, esto es producidos en tierras que no fueron deforestadas después del 31 de diciembre de 2020.
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