as primeras referencias del consumo de las semillas de café molidas provienen de los primitivos pobladores de África, quienes producían una bebida alcohólica con los frutos del cafeto.
Posteriormente, los árabes descubren esta planta y se convierten en los primeros que elaboran el café como hoy lo conocemos. Hacia el siglo XVI el café se introduce en Europa de la mano de venecianos.
Por otra parte, en el siglo XIX se encuentran en África dos variedades más del cafeto, que se suman a la ya conocida variedad denominada arábica, teniendo así la variedad robusta y libérica.
Para salir al mercado, el café pasa por un proceso de elaboración en el que los granos de café son pelados y tostados. Esto es lo que le brinda al café su aroma y color, que varía de menor a mayor grado según el tiempo que sean tostados y si son acompañados con azúcar o no.
Café Árabica: esta planta es originaria de la zona que hoy conocemos como Etiopía en África. Crece en zonas con un clima intertropical donde es zona de motañas y mesetas, a aproximadamente entre los 700 y los 2000 mtrs de altura. Actualmente, también se lo puede encontrar en zonas de Latinoamérica.
En base a los granos de este café se producen las principales variedades que se comercializan. Como por ejemplo el café Moka, el Borbon y el Maragogype. En líneas generales la producción que resulta de este tipo de cafeto se caracteriza por un aroma intenso y un sabor suave.
Usualmente, el café que se comercializa se elabora con ambas variedades. Les sugiero que prueben comprar el café en granos y molerlo en casa, o en el comercio en que lo adquieran y notarán una oleada aromática más intensa y un sabor más fresco que al comprar el café ya molido.
Amantes del Cafe