Este miércoles 22 de marzo de 2023 se celebra el Día Mundial del Agua. En Argentina es un año especial por la gran sequía que golpea a distintas regiones, en lo que fue el tercer año de Niña.
El Día Mundial del Agua tiene origen en una disposición de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Fue proclamado en 1992 en Rio de Janeiro durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo.
En este sentido, el Día Mundial del Agua es la excusa para centrar la atención en la importancia del agua dulce y abogar por la gestión sostenible de los recursos de agua dulce. Se trata de tomar medidas para hacer frente a la crisis mundial del agua, en apoyo del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6: agua y saneamiento para todos para 2030.
"En este Día Mundial, la UNESCO recuerda que el agua, cuyo ciclo es planetario, desafía constantemente las fronteras humanas. Así pues, actuemos en consecuencia y tratemos el agua como lo que es: un bien vital y común de la humanidad, que debe portanto considerarse a escala de toda la humanidad", indica Audrey Azoulay, directora General de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
Desde la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) repasan en el Día Mundial del Agua que el 70 % del agua dulce del mundo se emplea en agricultura, el 22 % para usos industriales y el 8 % para uso doméstico.
Hay 2.200 millones de personas (el 27, 5 %) que no acceden a agua potable y saneamiento y el déficit de tratamiento de aguas es alarmante. Por ello mueren 1.000 niños por día por enfermedades vinculadas con la calidad del agua.
La FAUBA explica que el riego es una tecnología casi contemporánea con la aparición de la agricultura, hay datos de que hace más de 7.500 años, se practicó en la Mesopotamia entre el Tigris y el Éufrates.
En el mundo, según la Comisión Internacional de Riego y Drenaje, se riegan 328 millones de has que representan el 20 % de la superficie agrícola global y proveen cerca del 50 % de los frutos de la agricultura. La superficie bajo riego en el mundo pasó de 158 millones de has en 1970, a 258 millones de has en 1990 y a esos 328 actuales.
Si bien el riego en el mundo ocupa el 20 % del área agrícola, es desuniforme y en Asía con 130 millones de has bajo riego representa el 41 % de su área, en América el 13 %, en Europa el 9 %, en Oceanía el 7 % y en África solo el 5 %.
Argentina con una tasa de crecimiento muy baja posee alrededor de 2,2 millones de hectáreas bajo riego, equivalente al 5,5 % de su agrícola, de las cuales el 600 mil has corresponden a riego presurizado y 1,6 millones a riego superficial. "Este porcentaje es muy bajo sobre todo considerando que mas de dos terceras partes de nuestro territorio es árido o semiárido", alerta la FAUBA.
El 86,5 % del riego en el mundo es por sistemas de riego gravitacionales, el 10,8 % por sistemas de riego por aspersión, y el 2,7 % con sistemas de riego por goteo. En el mundo para un requerimiento de riego de 1.500 km3 de agua se deben emplear 2.700 km3 de agua. Ya que la eficiencia de los sistemas que se emplean actualmente en el mundo es de solo el 56 %.
El déficit de tratamiento de aguas urbanas e industriales genera contaminación y la baja eficiencia de los sistemas de riego en general implica un derroche inadmisible de agua y de energía. Baja eficiencia de aplicación de agua implica menor cantidad de materia seca (granos, fibras, frutas, vegetales, etc) producida por unidad de agua empleada.
Capacitar recursos humanos para manejar más adecuadamente los sistemas existentes
Sistemas de monitoreo que indiquen a los productores el momento apropiado de riego
Empleo masivo de aguas residuales tratadas convenientemente para el riego de determinados cultivos
Promover el uso de sistemas más modernos que rieguen con más precisión empleando menos energía
La capacitación profesional es muy importante y por ello se lanza el Programa de FAUBAEPG: Actualización en diseño y operación de Sistemas de Riego Presurizados
Para regar es necesario contar con recursos hídricos que luego de satisfacer los requerimientos de uso doméstico, los caudales ecológicos que garanticen la vida acuática, la navegación de los ríos, la generación de energía eléctrica, los usos hedonísticos, etc, puedan ser empleados como riego integral en zonas áridas y semiáridas y riego complementario en zonas húmedas.
En ese aspecto nuestro país cuenta con abundantes recursos hídricos superficiales. Son 26,5 millones de litros por segundo los que circulan por todos los ríos de la Argentina, pero muy concentrados ya que 20 millones de litros por segundo lo hacen por la cuenca del Plata, el 84 % del agua superficial, pero la cuenca ocupa el 45 % de la superficie continental. El 16 % está en el 55 % del territorio continental.
En cuanto a los recursos hídricos subterráneos, si bien no están absolutamente cuantificados en todo el país, se puede decir que es una fuente importante de agua. En la provincia de Buenos Aires más del 80 % del área bajo riego se abastece de perforaciones, en el caso de Mendoza el 75,2 % lo hace con agua superficial, Entre Ríos con el 52 % de agua superficial y Salta con un 91 % de agua superficial, sin embargo San Luis emplea para riego un 66 % de agua subterránea.
Esto indica que para cada ambiente hay una posibilidad y forma de resolver limitaciones, un caso es que no haber sido por las grandes obras de infraestructura hechas en Mendoza no podría regarse semejante porcentaje de la superficie actualmente bajo cultivo.
Bajo el marco del Día Mundial del Agua, desde la FAUBA señalan: "Esto nos interpela respecto de dos cuestiones: ¿Cuánta agua dulce va hacia el mar sin transformarse en materia seca? O sea ¿Cuánta riqueza estamos desaprovechando de generar? Cuantos puestos de trabajo de calidad no se están generando?".
Es notable recorrer la ruta 66 de oeste a este entre Denver y Colby y ver como los pueblos que realizan agricultura bajo riego son mas prósperos que los que lo hacen en secano. Durante los últimos años el país ha sufrido varias periodos de sequías, a los que inclusive se les asigna responsabilidad en resultados electorales, sin embargo es baja al preocupación colectiva para regular los flujos de agua, tanto para desarrollar el riego en el país como no olvidarse que vivimos fenómenos extremos que hacen que en años padecemos sequias y luego excesos de agua que causan daños a personas y bienes.
Infraestructura adecuada permitiría administrar los excesos, almacenando una parte de ellos y favoreciendo un escurrimiento de erosivo de los excesos, para contar con esos volúmenes de agua disponible para períodos secos.
"En la actual coyuntura nos preocupa la terrible seca que padecemos, estando todos a la espera al menos de un periodo de neutralidad. Trabajando con datos del Servicio Meteorológico Nacional hemos obtenidos datos de anomalías ocurridas en determinadas provincias del país, para ver solo algunos ejemplos. Es así que en 2021 comienzan a verse algunas áreas en las los déficits empezaban a hacer notar", concluye la FAUBA en el Día Mundial del Agua.
Agrofy