Jorge es egresado de la Universidad de Tucumán, con una Maestría en Desarrollo de Zonas Áridas y Semiáridas en la Universidad de Santiago del Estero, y trabaja en la Estación Experimental Agropecuaria del INTA (EEA) de Santa Cruz, con sede en Río Gallegos. También es docente e investigador de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA), a cargo de la cátedra de Frutihorticultura, en la carrera de Ingeniería en Recursos Renovables de la unidad académica de Río Gallegos.
El proyecto MAPHI surgió a partir de una consulta que llegó al INTA, acerca de si era posible producir hidroponia en la Base Marambio. Comenzaron a hacerles una serie de preguntas para poder saber cuáles eran allí las condiciones de producción. Luego de dos años de trabajo lograron diseñar un sistema de producción para dicha Base antártica.
Una reunión con el Suboficial Auxiliar César Araujo Prado y el Doctor Martín Díaz, le permitieron a Birgi viajar a la Base Marambio para ajustar el modelo a la infraestructura local. Poco a poco se fue puliendo el proyecto hasta instalar el Modelo 1, bajo las siglas MAPHI 1, hasta llegar al actual Modelo 5, bajo las siglas MAPHI M5H.
Es importante señalar que la temperatura ambiente en la Base Marambio ronda entre los -2°C y 3°C, en verano, y entre los -10°C, y -20°C -o más bajas- en invierno, con vientos que alcanzan los 125 kilómetros por hora. Por este motivo, la producción debió ser protegida y ubicada en la sección Oeste de la Base. Para esto se recicló un contenedor marítimo de 20 pies de largo, que fue recubierto de una triple capa para su aislación térmica.
Comenta Birgi que en los comienzos se realizó una gran articulación. Luego se conformó el Comando Conjunto Antártico, desde el que Araujo Prado continúa articulando con Birgi para instalar nuevos módulos y mantener los ya instalados. Este proyecto se mantiene con el aporte del INTA, la UNPA, la Dirección Nacional del Antártico (DNA), pero para la siembra y cosecha necesita cotidianamente del personal de las Fuerzas Armadas Argentinas.
Explica el ingeniero del INTA y director del MAPHI: “Las técnicas hidropónicas son compatibles con gran cantidad de especies frutihortícolas, herbáceas y semileñosas. Para MAPHI en particular, se diseñó un sistema hidropónico recirculante, cerrado, de lámina poco profunda y bajo caudal. En su configuración actual permite producir 240 plantas adultas, a razón de 4 plantas por cajón, con 12 cajones por nivel y 5 niveles de producción; con un sexto nivel que permite producir 10 bandejas de microgreens (germinados), dándole al módulo un mayor dinamismo en la producción de alimentos. Ya que estos, tienen un ciclo de producción de 15 días, mientras las plantas adultas se cosechan cada 30 días.”
“En cuanto al cuidado del medioambiente antártico –continúa Jorge-, el proyecto prevé para el transporte de semillas la utilización de frascos de doble fondo, embalados en cajones estancos de alto impacto identificados con códigos QR para mejorar su trazabilidad. Asimismo, las semillas certificadas que se utilizan, son evaluadas previamente y esterilizadas según protocolos, para garantizar la calidad de las mismas y su estatus sanitario. Otras medidas implementadas en MAPHI son la utilización de pediluvios, trajes impermeables de protección para los operarios, trampas cromáticas para monitoreo y sensores de derrame, llama y humo entre otros.
Nos actualiza Birgi: “Hace un mes inauguramos el Modelo MAPHI 2 de la Base Esperanza. Es un módulo mucho más grande que, si bien se basa en la misma tecnología, tiene importantes mejoras como la mayor capacidad productiva, en cuanto a cantidad y calidad (tipo) de hojas”.
Al cierre de esta nota, Jorge Birgi, junto a su compañero Boris Díaz, se hallaba demorado en regresar a Santa Cruz por razones climáticas que imposibilitaban el viaje. Lo esperan en Río Gallegos Verónica, su compañera de vida y de trabajo -porque la conoció en el INTA y trabajan en la misma oficina-, con sus hijas Emma y Martina.
Jorge reflexiona: “En esto hemos sido pioneros, porque antes del MAPHI, ningún agrónomo vino a trabajar en producciones locales de vegetales frescos a la Antártida argentina. Liderar los proyectos de investigación que financiaron y permitieron la instalación de los módulos MAPHI, para mí ha sido un desafío personal y profesional. Acá en el Continente Blanco, las cosas que en el resto de nuestro país serían fáciles, se tornan difíciles y requieren de mucho sacrificio”.
“Vi que podía mejorar un poco la calidad de vida de los que viven durante todo un año acá y decidí hacerlo contra todos los pronósticos. Me emociono al pensar que lo he logrado junto a talentosos compañeros. Me permitió conocer a grandes personas en un lugar tan extremo, donde llegar es un privilegio. Es la primera vez en 118 años de permanencia argentina en la Antártida, que se producen localmente vegetales frescos. Considero que es un hito nacional y haberlo liderado me llena de orgullo”.
Bichos de Campo