Carne cultivada: ¿beneficiosa o perjudicial para la salud y el medio ambiente?

Esta nueva metodología de la carne “sin sacrificar” se está queriendo vender por inversores como la innovación empresarial próxima al éxito. Sin embargo, los expertos del sector indican que, si bien muchos inversores quieren implementar esta idea porque obtuvieron el visto bueno de empresas alimenticias de renombre, como Good Meat y Upside Foods que han de lanzarse al mercado de la Agricultura estadounidense, en verdad este nuevo proyecto dificultaría la adopción de la misma, su crecimiento y el consumo masivo.

Si hablamos de costos, en los últimos cinco años se han gastado millones de dólares en el desarrollo de al menos 100 nuevas empresas para esta industria. La fundadora de Stray Dog Capital, Lisa Feria, afirmó que ampliar este método en el mercado de carne "sin sacrificar", sería no sólo enorme sino también costoso de llevar a cuestas. 

Para poder posicionarnos dentro del mercado y su competición, debemos comprender que más allá de la aprobación regulatoria, los precios de la carne son altos, pero no lo suficiente como para obtener ganancias. Es así, ya que la producción en laboratorio cuesta no miles, sino cientos de miles de dólares por gramo. 

Sin embargo, muchas marcas han decidido asumir el riesgo de las pérdidas a cambio de ofrecer a sus clientes platos únicos, para aquellos que están acostumbrados al alimento proveniente de rumiantes o picoteadores. Los restó precursores serán Bar Crenn (galardonado con una estrella Michelin) y China Chilcano, con precios aún sin determinar. 

Para la espera de su rentabilidad, no sólo para las grandes marcas sino también para los mismos clientes que la consigan directamente de las tiendas, se cree que los costos estarán por fuera del control durante años o décadas. 

Feria asegura que es un gran desafío el tema de la rentabilidad, ya que se esperaría poder producir millones de toneladas al año, y en última instancia poder competir en el mercado con la carne convencional. 

¿El fin justifica los medios?

Ahora bien, adentrándonos en el mundo de la carne cultivada y sus costos, lo que más se requiere es lo que se llama biorreactor: este mismo es lo que utilizan las empresas farmacéuticas para la producción de vacunas. 

Por ende, el proceso de fabricación implica una lista de espera y un costo extraordinario. Al mismo tiempo, la construcción de estas fábricas en las que se utilizan los biorreactores, son costosas. Tanto es así, que Josh Tetrick, CEO de Good Meat aclara que una instalación capaz de producir 14 millones de kilos de carne cultivada por año, equivale a no menos de US $650 millones. 

Por otra parte, se cree que la carne cultivada sería beneficiosa para el medio ambiente, pero no lo es necesariamente. Así como los métodos tradicionales, estos laboratorios utilizan y absorben también gran cantidad de energía. Se ha afirmado que dentro de una década aproximadamente, el impacto ambiental podría llegar a ser un poco menor que lo que viene conllevando la producción de ganado convencional, siempre y cuando se utilice energía renovable. Se estimaría un 80% menos en emisión de carbono y menos tierra engullida. Pero si por el contrario, se utilizan fuentes de energía tradicional, un estudio del 2015 afirmó que la carne cultivada sería mucho más nociva para el planeta que la producción convencional. 

Estadísticamente hablando, podemos confirmar que el impacto del cultivo en laboratorio sería de 4 a 25 veces peor que la carne de res promedio del supermercado.

Desde ya, las grandes compañías podrían adoptar las fuentes de energía renovable, pero la gran mayoría sacará provecho de la red nacional que ya está suscrita y destinada al uso sin límite y a la infraestructura pública, no apostando a un negocio que jamás llegaría a una certera rentabilidad.

Abajo la Res, arriba los ultraprocesados

Se viene advirtiendo que la carne cultivada en laboratorio no es saludable. Tanto así que, expertos del Instituto Nacional de Salud e investigadores de Naciones Unidas, alertaron hace años que las proteínas que se cultivan son definidas como ultraprocesadas. 

Incluso, varios estudios han demostrado el fuerte vínculo con el cáncer y otras enfermedades ligadas a estos alimentos ultraprocesados. Si bien es una realidad, aún estamos prontos para investigaciones de impacto a largo plazo en consumo de proteínas novedosas y el uso de ambientes esterilizados para crear nutrientes, con la finalidad de ser consumidos.  

Aparte de lo mencionado, muchos inversores que están apostando a este producto no tienen tiempo para tomarse las cosas con calma y prudencia. Existe mucha presión a la hora de priorizar la seguridad del producto en laboratorio y garantizar no sólo pruebas a corto plazo sino también longitudinales.

En medio de tanto adelanto e incertidumbre, se avecina la guerra de patentes. Es un hecho que los pioneros en “hamburguesas sin carne o de cierta manera” deberán lidiar con los que patentaron las proteínas vegetales en una batalla exhaustiva. Muchos están respaldados por patentes pero también otros son secretos comerciales.

Por último, hay que dejar en claro que la carne cultivada no viene a dar una mano con los problemas económicos relacionados a los alimentos. Es decir, los precios de producción son demasiado altos (y es posible que nunca bajen) y la carne cultivada en laboratorio no hará nada para aligerar a los 40 millones de estadounidenses a los que no les alcanza lo suficiente para comer en el día a día. 

Por ello, los inversionistas tienen en claro su target: se enfocarán en versiones de alta gama en carne, como lo son los chuletones, lomos y cola de langosta “sin matar”, que serán vendidos por más de lo normal, como lo serían los Nuggets o hamburguesas. 

Nadie pagaría una hamburguesa a US $50 por ser cultivada en laboratorio, pero sí muchos serían persuadidos si se tratara de un chuletón. Esto nos remite a que la tecnología se financia y se amplía gracias al consumo de los más ricos.