a tutuca, hecha a base de maíz inflado y tratada con almíbar, nació comercialmente en la ciudad de La Falda hace sesenta años.
La popular golosina a quienes muchos le atribuyen poderes dietéticos, fue perfeccionada, comercializada y su marca patentada por Alcides Ernesto Klenzi, Jose Fernández, y Alfonso y Jaime Betancur, padre e hijo de origen boliviano.
Este producto comestible nació en la calle Paraná 60 y la primera producción se comenzó a comercializar en la escuela Mateo Molina, ubicada sobre la céntrica Avenida Edén.
“Yo nací en San Carlos Sur, provincia de Santa Fe. Me crié en el campo. Luego de hacer el servicio militar, me vine a Córdoba y me hice cargo de la representación de caramelos Lheritier. Y uno de los clientes me dijo: Mirá estos granitos. Le dije que no creía que podía funcionar. Me dijo que estaba haciendo un chequeo en una escuela de La Falda, en ese lugar nació Tutuca”, relató Alcides.
Así, “un día le pidieron 2 bolsones, otro día, 4 bolsones. El hombre se entusiasmó, y me dijo por qué no vemos que hacer”, contó.
Pronto, “unos señores bolivianos, trajeron unas tostadoras y comenzaron a fabricar. Mi amigo les entregaba dinero para que compraran azúcar y maíz”, dijo Klenzi.
Y explicó cómo se fabrica la golosina que tuvo gran difusión en las escuelas: “Son unas tostadoras que trabajan a presión. Se mete el maíz con un poco de humedad, se cierra herméticamente y eso se calienta. Levanta altísima presión, se mete en los poros del grano. El maíz no se infla. En un momento, se abre una tapa, al encontrarse el grano con la presión ambiente se expande. No revienta”.
Además, uno de los creadores de la tutuca aseguró: “No es el mismo maíz que usamos para el pochoclo, sino el que le damos a las gallinas”.
Radio Mitre