Por el congelamiento de los pagos a los proveedores externos se deben 12 millones de dólares al primero y 9 millones al segundo-, caben las preguntas por la producción local de esta fruta. ¿Podrá la banana nacional suplir alguna vez la demanda interna de los argentinos? ¿En qué condiciones se realiza esa producción aquí?
La banana es de las frutas más consumidas a nivel local. Según estadísticas de la Cámara de Bananas y Afines, el consumo per cápita anual en Argentina ronda los 12 kilos. De ese número, aproximadamente el 15% es de origen nacional, producidas en Salta, Formosa y Jujuy, y el 85% restante es importado de países como Ecuador, Bolivia, Brasil, Paraguay y Colombia.
De acuerdo con los registros de esa cámara, en 2022 se importaron 23.477.879 cajas de por un total de 213.348.560 dólares. En forma detallada, Ecuador envió 13.911.132 de cajas; Bolivia 6.218.832; Paraguay 1.169.722; Brasil 187.9312, y Colombia 298.881 cajas.
En lo que va del año, según el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), Argentina ya importó otras 407.452 toneladas de banana.
“Siempre hemos tenido una cuota de banana importada, es un país muy consumidor de esta fruta. En algunos momentos esa cantidad fue poca y en otros muchos. Depende del gobierno de turno. En la época de los 80 llegamos a abastecer hasta el 70% del consumo del país con la producción argentina. De ahí en más, de Menem para acá, con la desregulación, los dólares y todos los líos que se arman siempre con la política, la superficie dio marcha atrás y los productores fueron desapareciendo”, dijo a Bichos de Campo José Luis Checa, presidente de la Asociación de Frutas y hortalizas de Salta.
Pero aún con ese panorama, la producción local logró sostener un piso y desde hace algunos años ha retomando su crecimiento nuevamente.
“Estamos yendo para adelante otra vez. Se está incorporando tecnología, tenemos firmas que han hecho inversiones muy grandes en la zona y han demostrado que la banana argentina está a la altura en calidad”, sostuvo Checa, quien agregó que incluso a pesar de la sequía, la aplicación de riego por goteo localizado ayudó a mantener la producción.
Ahora bien, ¿qué tipo de banana demanda el consumidor argentino? Por costumbre o por imposición, la calidad de esta fruta está asociada en el imaginario a una de gran tamaño, firme y sin manchas en su cáscara. Esto, sin embargo, no es lo que ocurre en los países de la región.
“Si vos te vas a Brasil o Bolivia, por ejemplo, a ellos les gusta la banana chiquita y muy dulce. Le dicen banana de ogro, o la banana prata en Brasil. Son re feas a la vista pero su sabor es espectacular. Y le dicen banana commodity a la banana que nos venden a los argentinos, que es una banana más grande pero que no tiene tanto sabor como la que ellos producen”, señaló Checa.
Para dar con ese tipo de demanda, la clave fue adaptar –entre otras cosas- el sistema de cosecha. Actualmente las plantaciones se manejan con cable carril, unos dispositivos que permiten transportar los gajos de banana ya cosechada por el aire, evitando que se toque con otros.
“Antes normalmente se hacía en un acoplado. Se apoyaba un cacho, se apoyaba otro encima, y así es como que se iban golpeando las bananas. Cada golpecito que recibe una banana, durante la maduración se manifiesta con una mancha negra”, explicó Checa.
Desde la Cámara de Bananas indicaron a Bichos de Campo que Argentina cuenta con alrededor de 9.500 hectáreas productivas, de las que se obtiene un rendimiento aproximado de 25 toneladas por cada una de ellas.
¿Y acaso logra Argentina colocar algo de su producción en el exterior? Lo cierto es que no, y allí entra uno de los reclamos centrales de los productores de bananeros locales.
“Nosotros no podemos venderlo a países como Paraguay, Brasil o Bolivia por cuestiones impositivas, de aduana y demás restricciones. Por ahí Paraguay tiene momentos en que no dispone de banana y nosotros sí tenemos, pero ese país protege su producción a diferencia de nosotros. Nosotros tenemos las puertas abiertas a todos los países del mundo que quieran vender la banana acá en la Argentina y nosotros tenemos las puertas cerradas”, lamentó Checa.
Y añadió: “Los productores argentinos siempre tenemos que lidiar con algún competidor. Si Ecuador tiene superproducción, la ligamos nosotros. Si hay problemas climáticos, económicos, o falta de ventas, eso nos viene a complicar a nosotros que tenemos luego sobreoferta acá y nos vemos obligados a vender banana a muy bajo precio”.
-¿Qué ocurre con esa banana nacional que queda sin vender en esos casos?- le preguntamos al productor.
-Se tira. Nosotros cuando tenemos un golpe de producción acá en la zona, si no se logra colocar porque por ahí entró mucha importada, terminamos tirando la fruta y empiezan los reclamos de los productores.
-O sea que tampoco encontramos una forma de industrializar eso que sobra.
-No. Lo que pasa es que para tener una industria tendrías que tener un volumen bastante importante de fruta.
-Lo que nosotros siempre decimos, ante todos los gobiernos de turno, es que en cualquier país civilizado se cuida la producción local. Acá no te hablo de la banana sino de cualquier cultivo. Los gobiernos le apuntan a la soja y se acabó el resto. No se fijan en el interior, en los cultivos regionales. En cualquier país civilizado sí lo ven, sobre todo la parte frutícola que es una acaparadora de mano de obra. Para darte un ejemplo, hace unos años nosotros exportábamos manzanas a Brasil. Hoy Brasil tiene 50.000 hectáreas de manzanas. Le exportábamos cítricos a Uruguay y a Chile. Y ahora ellos son exportadores. Y nosotros vamos para atrás con la manzana, con el cítrico. Lamentablemente no se le ve la importancia del sector frutícola para el país.
Bichos de campo