Los maíces y sorgos sileros ofrecen volumen y calidad alimenticia de primer nivel, y para que eso se traslade a producción ganadera (carne o leche) resultan factores clave el momento de corte y picado, sumado a la calidad de picado y su tratamiento posterior en el armado del silaje.
Las empresas socias de AFAT, que en 2022 proveyeron el 100% de las picadoras autopropulsadas patentadas en el país, ofrecen la tecnología más moderna disponible hoy en el mundo. Su gran capacidad de trabajo (sea medida en ha/h o bien en tn/h) se transforma también en un pilar de la producción ganadera. Esta capacidad está asociada a la potencia del motor y las características propias de la máquina, como el ancho del cabezal y la capacidad de alimentación del sistema de picado y expulsión del forraje.
Una hectárea de maíz puede producir hasta 70 tn/ha de materia verde, cortar, picar y quebrar los granos en el menor tiempo posible será recompensado en calidad de silaje y, por lo tanto, en producción animal.
Entonces… ¿qué le pediríamos a una picadora? Bien, empecemos por la precisión y calidad en el picado. Es, casi seguro, el punto más importante para prestarle atención. De la calidad del corte va a depender en gran medida la calidad del silaje.
La calidad del corte depende de tres factores intrínsecos de la máquina y su operación:
La compresión de los rolos alimentadores: cuanto mejor compactado esté el material que ingresa mejor será el corte. En las máquinas más modernas puede regularse desde la cabina la fuerza de un par de cilindros hidráulicos y, en otros modelos, existen resortes que se regulan antes de salir a trabajar, asegurando la fuerza necesaria de los rolos para compactar el forraje.
El filo de las cuchillas: es el punto más claro de entender, ninguna tijera desafilada corta bien. Las picadoras poseen un sistema de afilado automático que, en tan solo un par de minutos, las cuchillas están listas para seguir trabajando, sin afectar la capacidad operativa. La frecuencia y cantidad de pasadas de piedra se programan desde el monitor, solo se requiere detener la máquina y activar el ciclo.
La contra cuchilla o contra filo: tiene una regulación para acercarla al rotor de picado en la medida que las cuchillas se gastan. Cuanto más cerca esté de las cuchillas el corte será más preciso, además de requerir menos energía para el corte, que se traduce en menor consumo de gasoil.
Otro punto fuerte de las picadoras para el aprovechamiento del alimento a nivel ruminal es el cracker o quebrador de granos. Existen alternativas para mejorar la eficiencia del cracker, regular la distancia o luz entre rolos desde el monitor, además puede alterarse la diferencia de régimen entre los rolos con el recambio de una, o las dos poleas.
Por otro lado, se ofrece más de un modelo de rolo, con diferente cantidad de dientes. De este modo se puede adaptar la máquina según el cultivo a picar, un mejor trabajo se verá reflejado en mejoras en los valores de conversión, sea carne o leche.
Actualmente existe la posibilidad de contar con tecnologías que mejoran la productividad de la picadora. Una de las mencionadas es el sistema de asistencia para el llenado de acoplados o bateas, aquel que mediante una cámara puede “leer” y conocer los límites para el movimiento del brazo de descarga, y además hacer los movimientos en forma autónoma. Esto produce menor pérdida de forraje por caída, al tiempo de liberar la atención del maquinista.
Un mapa de rendimiento no produce mejoras hoy, pero a futuro permite analizar y conocer más profundamente los lotes y tomar decisiones que mejoren la eficiencia del sistema y la producción de forraje. Ese mismo mapa permite conocer el contenido de humedad del forraje en cada sector del lote, dato también importante para tomar decisiones.
La productividad de una máquina mejora notablemente con automatismos que mantienen y aseguran la calidad del trabajo. En este sentido, el sistema de alimentación de esta máquina, regulable desde la cabina para ajustar el largo de picado, además interactúa con el accionamiento del cabezal. Se ajusta el régimen de trabajo del cabezal conforme el largo de picado regulado en la cabina de modo de asegurar una alimentación uniforme. Este sistema, además, trabaja en relación con la velocidad de avance. Cuando esta última varía durante el trabajo, la velocidad de los rolos se ajusta para evitar la acumulación y los baches de material entregado al rotor.
Otra relación automatizada es con el medidor de humedad, a requerimiento del maquinista la longitud de corte puede variar según el contenido de humedad en cada sector del lote. Esto se define en el monitor y los ajustes son automáticos.
En cuanto al motor, la FR permite de modo automático ajustar el régimen en función de la demanda de potencia, asegura productividad de trabajo al tiempo que mejora la eficiencia en el uso del combustible. Por ejemplo, en los giros en cabecera reduce el régimen ya que no requiere energía para el picado y al contrario cuando el cultivo está más denso e ingresa mayor volumen por la alimentación el motor se acelera para satisfacer la demanda.
El accionamiento variable y sincronizado del cabezal y la alimentación de la máquina, en conjunto con un rotor de picado de accionamiento directo aportan, en este modelo, la posibilidad de trabajar en condiciones cambiantes de cultivo sin necesidad de bajar de la cabina. En el mismo monitor puede observarse la información del contenido de humedad del forraje y de modo manual o automático variar la regulación básica en segundos, al mismo tiempo, a través del sistema NIR podemos saber la calidad de silo que estamos haciendo. Logrando así una puesta a punto de la maquina ideal para las condiciones que es están trabajando.
Además, las Jaguar cuentan con el sistema Shredlage. Este es un proceso ya practicado en gran medida en los Estados Unidos para el acondicionado de maíz forrajero. Para ello el maíz es picado con largos de 26 a 30 milímetros. Lo decisivo es el acondicionado posterior con la tecnología Corncracker Shredlage. Los rodillos pican completamente los trozos de mazorcas y frotan los granos, para abrirlos por completo. Además, también se abren muy bien las fibras del material de los tallos en sentido longitudinal y la corteza es pelada con una estructura especial de rodillos.
A esto se suma que el afilado de las cuchillas y posterior ajuste de la contracuchilla también se realiza desde el asiento del operario y en un lapso de pocos minutos. Logrando, entonces, una productividad por hora o día de trabajo destacada, al tiempo de aprovechar el momento ideal para el picado, sin pérdidas de calidad por el paso del tiempo. La gestión de la potencia requerida por la tarea también es automatizada en estos modelos.
El heno es también muy utilizado y su confección requiere asimismo de maquinaria moderna para reducir a su mínima expresión la pérdida de calidad, al tiempo de aportar eficiencia en el manejo. La megaenfardadoras, muy conocidas en nuestro mercado, son capaces de entregar un fardo de alrededor de 500 kg de materia seca en tan solo 1 minuto o menos y con una densidad superior a los 220 kg/m3 de materia seca.
Cuando de asegurar calidad se trata y el productor dispone de la pastura lista, la capacidad operativa de una máquina como la mencionada reduce el riesgo al mínimo.
El modelo Big Baler 1290 de New Holland está equipado con un sistema de suspensión del recolector con resorte, que asegura la adaptación a las irregularidades del terreno para tomar todo el forraje segado e introducirlo en la máquina sin pérdidas de material y sin rescindir velocidad de avance.
Por su parte, el modelo Quadrant de Claas aumentó la velocidad de giro del recolector un 10 % respecto del modelo anterior e incorpora una quinta barra de dientes que mejora el barrido del forraje, y por lo tanto tiene mayor captación y productividad.
Todas las empresas socias de AFAT trabajan hace muchos años en todas estas tecnologías, acercando a los usuarios argentinos las últimas novedades a nivel mundial, que permiten mejorar tanto la productividad como la calidad del forraje conservado que se confecciona.
AgroNoa