Altos de Tinogasta es un emprendimiento que nació en 2008 bajo el concepto de real estate productivo. Se trata de un negocio que aspira a generar rendimientos mayores a las inversiones tradicionales, mediante la adquisición de parcelas de vid u olivos listas para conceder utilidades. Las transacciones se realizan a través de montos accesibles, con buena financiación y renta garantizada durante los primeros años.
Uno de los directores de la compañía, Carlos Albino Aimar, contó cómo fue el camino con el que fueron conquistando a diversos inversores y comentó las estrategias capitales y comerciales utilizadas para llevar adelante el proyecto.
“Nos manejamos con un modelo singular que posibilita la participación de pequeños inversores con montos reducidos para esta actividad tan productiva y significativa”, dijo al presentarse.
La firma catamarqueña, ubicada en una zona desértica a 1.400 metros sobre el nivel del mar, posee tres unidades de negocio estratégicas: las parcelas, los viñedos y el aceite de oliva; además, hay una cuarta en proceso de implementación que es la construcción de un hotel para socios y turistas. A su vez, cuenta con 240 accionistas titulares de 600 parcelas. “Como estrategia de capital, esto produjo un flujo de inversiones significativas en un lapso relativamente corto. Los vinos son negocios agroindustriales completamente integrados. Tenemos una línea llamada ‘Seis Miles’, con cuatro uvas tintas y dos blancas, cuyo origen se encuentra en el fundamento de la cadena de los Seis Miles, la segunda cadena de cerros más alta del mundo. Arrancamos en 2008 preparando la geografía y la tierra; en 2011 implantamos los viñedos y en 2019 ya tenemos más de 54 hectáreas”, detalló Aimar.
Entre las variedades implantadas, la que adquiere la proporción más importante es la de malbec. De todas maneras, también hay cuatro de uvas tintas y dos de uvas blancas. La vendimia se desarrolla mediante un método cuasi artesanal, recolectando a mano y cosechando en canastos que más tarde son trasladados a las bodegas donde se inicia el proceso de industrialización. Los vinos y uvas tinogastos se caracterizan por su color intenso, su graduación alcohólica y el aroma propio de la geografía del Noroeste Argentino (NOA). Vale aclarar que la vendimia se realiza antes que en otras zonas del país: comienza a fines de enero y finaliza a principios de marzo.
“El ciclo operativo toma 60 días para los vinos en granel y 180 días para los varietales. Menciono los de granel porque somos una marca nueva, con poca capacidad y los canales para la colocación de nuestros productos terminados finalizan en bodegas más grandes con las que tenemos acuerdos”, expuso.
Según Aimar, la creación de valor es un tema difícil para las empresas argentinas, ya que desde hace varias décadas se viene recorriendo un camino tormentoso. “En 1980 se hacía foco en la cadena de valor ‘hard’, que son las actividades primarias y duras. En los noventa se le empezó a dar más importancia a las actividades ‘soft’ para buscar posicionamiento y dinámica. Con el surgimiento de la economía digital, se podría decir que las cadenas de valor se fueron deconstruyendo para entrar en el mundo de la ‘constelación de valor’. Al ser una empresa nueva, inevitablemente entramos en este último bloque. Somos una pyme que para ser negocio tuvo que diseñar y rediseñar los modelos y vínculos continuamente”, constató.
Con estas palabras, Aimar insistió que para la empresa la coproducción de valor es altamente significativa, debido a que lo que buscan es crear valor a través de la coproducción con múltiples actores, ya sean proveedores, clientes, competidores o inversores. “Desarrollamos estrategias para lograr beneficios mutuos. Hacemos un win-win, donde todos ganan. Con este enfoque fuimos construyendo alianzas productivas, comerciales y financieras”, sintetizó.
Como en Altos de Tinogasta las capacidades de planta exceden el fruto de los viñedos, se trabaja en conjunto con proveedores regionales para obtener mejores resultados. Debido a que las plantaciones son bastante jóvenes, también se procesan productos de terceros. De todas maneras, Aimar afirma que no buscan convertirse en meros compradores de materia prima, sino que anhelan ofrecerle a los proveedores circundantes la opción de que elaboren sus productos. “Nos traen aceitunas y uvas que transformamos en aceite de oliva y vinos de calidad exportable. Es un sistema donde todos salen beneficiados”, reforzó.
“En materia comercial hicimos un acuerdo muy importante con la firma Molinos. Cuando ustedes ven el aceite de oliva Lira, pueden observar que tiene origen en Tinogasta. Combinándonos con una marca ya acreditada pudimos llegar a las góndolas de los supermercados posicionando la zona”, subrayó.
Asimismo, la firma logró insertarse en mercados asiáticos utilizando estrategias efectivas que posibilitaron su crecimiento y expansión. En este sentido, Aimar planteó que su modelo de fideicomiso puede ser replicado por diferentes negocios.
“Ponemos el acento en el fideicomiso porque nos concede seguridad jurídica, confianza y transparencia para el manejo de los activos físicos y de manufactura. También ayuda a definir las reglas entre las partes involucradas”, informó.
El Parque Solar Altos de Tinogasta, que se prevé que esté terminado para noviembre de 2019, representa un gran compromiso para el director, ya que pretende satisfacer las reconversiones energéticas que están ocurriendo en el mundo. “Nos va a permitir salir del gran predador en el que se convirtió la energía en la Argentina. Antes, nuestro principal concepto de gastos eran los salarios, ahora la energía los supera. Tenemos que salir de esta situación porque nuestras plantaciones requieren riego artificial. No hay que atentar contra los márgenes de rentabilidad”, advirtió.
Las estrategias integrales de creación de valor requieren del flujo de capitales para que sea posible montar e implementar los proyectos. En palabras de Aimar “estamos ante un gran desafío porque el mundo necesita alimentos de proveedores confiables como nosotros”.
Para Aimar, es necesario definir las ventajas competitivas que tenemos para ir ganando mercados a través de la capitalización de valor y la generación de resultados. Se trata de una doble competencia en donde la propuesta debe ser redituable para atraer inversores grandes y pequeños.
“Nuestra estrategia aspira a la creación real de valor. Por este motivo, tratamos de definir y redefinir continuamente nuestros negocios a través de alianzas comerciales, productivas y financieras, que son llevadas adelante con un management altamente profesional. Esto nos permitió asociarnos con empresas importantes y transformarnos en una compañía extensible donde es posible incorporar otras, hacer alianzas y afrontar nuevos desafíos. Para ser supermercado del mundo, necesitamos pasar de la competencia a la cooperación, de la fragmentación a la integración y de la enemistad a la empatía”, consignó.
Para concluir, analizó el término “cooperación”, puntualizando que si bien la Argentina cuenta con excelentes industrias, existe una gran fragmentación en donde todos los actores operan de manera individual, de modo que los mercados mundiales parecen inalcanzables. “La cooperación competitiva local es lo que nos va a permitir ser competitivos a nivel global”, cerró.