La seguridad alimentaria como política de Estado: el caso de Israel

Daniel Werner es Ing. Agrónomo y conduce el área de asuntos externos del Ministerio de Agricultura de aquel país.

La seguridad alimentaria como política de Estado: el caso de Israel

Daniel Werner es el jefe del Departamento de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de Israel, país en el que vive hace aproximadamente 40 años. Nacido en Argentina, después de un tiempo de recibirse de Ingeniero Agrónomo, decidió probar otros campos, otras formas de ver las cosas, y partió a Israel, donde hizo una maestría en producción animal.

"Trabajé en el Departamento de Extensión Rural como asesor lechero, y como director de proyectos, y ahí tuve la oportunidad de viajar por todo el mundo representando al gobierno de Israel, sobre todo en el centro de Asia, e inclusive en América Latina, desde México hasta el sur", le dice a Campolitoral. En su tiempo libre también escribe para periódicos de México, Uruguay, Colombia y Argentina acerca de la realidad y de las posibilidades de cooperación entre el continente latinoamericano e Israel.

"Nací en Buenos Aires y estudié en la UBA; y luego de una experiencia de casi un año administrando un campo de cría en Rufino (Santa Fe) me fui ya con una beca para hacer mi maestría en producción lechera. De ahí ya me quedé aquí", destaca.

Cara y ceca

Consultado sobre las diferencias productivas de ambos países, nos cuenta que el contraste entre lo que es la agricultura en Argentina es totalmente diferente a Israel. Además, "en los últimos 40 años pasaron muchas cosas, independientemente de lo político, del punto de vista profesional, que marcaron un cambio tal que hoy en día, a pesar de ser sistemas de producción aparentemente muy diferentes, tienen una meta común. Uno extensivo como es el argentino (sobre todo de granos), y uno intensivo como este israelí, en donde se aprovecha cada metro cuadrado en cuanto a lograr altas producciones, no de granos, sino de productos con un poco de mayor valor agregado, como con productos hortícolas o floricultura".

Lo que pasó en el mundo y la concepción de lo que tiene que hacer la agricultura y la sustentabilidad cambió un poco la forma de ver la producción en todo el mundo. Y lo que antes era muy diferente en cuanto al uso y a la necesidad de usar tecnología, hoy en día debido a las necesidades existentes de conservar lo que tenemos en forma sustentable y tratar de bajar la carga o la producción de invernadero, "hacen que la tecnología que fue desarrollada en Israel sea relevante en muchos casos para países con un modelo de producción como el argentino".

Avances y complementos

Israel es un país con 22.000 kilómetros cuadrados de superficie, algo más pequeño inclusive que la provincia de Tucumán, en donde dos terceras partes o más del 50% es semiárido o árido, o sea que la agricultura israelí es muy pequeña en proporción con la agricultura de Argentina.

Sin embargo, el cambio en los últimos años, el cambio fue profundo, y en varios niveles. "El primero apuntó a lograr la máxima eficiencia en el uso de los recursos naturales" para utilizar de forma más eficiente la tierra y el agua. El otro lo introdujo el conflicto bélico, "que nos demuestra otro tercer elemento que es la fuerza de trabajo", dice Werner.

"Debido a la zona conflictiva en la que estamos desde el punto de vista geopolítico (con todo lo que está pasando hoy en día en Medio Oriente y en Israel) el factor limitante más importante hoy en día es la fuerza de trabajo. Creo que esta situación va a obligar un poco a futuro a acelerar temas que en Israel estaban siendo introducidos en forma gradual", destaca.

Además, se refiere a una mayor intensificación a través de la robotización y la automatización: reemplazar la mano de obra, "porque ahí va a tener que entrar una máquina para bajar la dependencia de trabajadores extranjeros. Esa es hoy la base de la fuerza de trabajo que existe en Israel".

Agricultura estratégica

En la economía de Israel, la agricultura ocupa una lugar menor (desde el punto de vista del PBI es menos del 2%), o sea que el peso económico de la agricultura es inferior a otras facetas. Sin embargo, "para nosotros la agricultura tiene un valor estratégico, porque hay zonas del país donde no vas a poder poner una fábrica o una empresa de alta tecnología, y lo único que vas a poder hacer es esto, sobre todo alrededor de la frontera y en zonas más áridas y semiáridas en donde los recursos y la cantidad de gente que vive es más baja", reconoce.

De allí que la agricultura pasó a ser sobre todo en las dos últimas décadas algo con un mayor valor estratégico y de desarrollo. Además, es un país dependiente de los granos, y el trigo, el maíz o el sorgo que llegan a Israel vienen de otros países de la zona, del centro de Asia, Ucrania o América Latina.

Igualmente, la agricultura israelí comienza a crecer fuertemente en la tendencia de los invernaderos, en plantaciones de frutales (muy intensivos, con alta densidad de plantas) que por un lado aprovechan muy bien el agua y el terreno, aunque por otro lado requieren una mayor mano de obra, sobre todo en trabajos como la poda. Actualmente, son trabajos de alta necesidad de mano de obra pero de poca remuneración, porque no requieren un alto nivel de estudios.

"Debido a que el país creció mucho desde el punto de vista económico en las últimas tres décadas, la gente dejó de ir al campo. Incluso ese es uno de los grandes problemas, que hoy en día los jóvenes abandonan el trabajo en el campo, y los agricultores se hicieron más adultos", admite el funcionario. De ahí que al necesitar mano de obra Israel evalúa traer trabajadores, sobre todo de Tailandia; y ahora inclusive se están analizando otras posibilidades. "Creo que seguramente vamos a sentir en los próximos meses una baja en los productos frescos, sobre todo en fruticultura".

El 7 de octubre

Desde ese día, cuando Hamas invadió Israel a sangre y fuego, muchos procesos se aceleraron. "El problema en el que está enfocado ahora el Ministerio de Agricultura es fundamentalmente el tema de la seguridad alimentaria. En cómo lograr que las personas que están en los límites y que están produciendo alimentos, sigan haciéndolo, inclusive en momentos como el que se está viviendo. Y en eso no hay secretos. Hay dos posibilidades: producir o importar alimento. Y el 7 de octubre marcó una bisagra, y esto tiene que ver con la planificación de sus necesidades del punto de vista de producción de alimentos y de la cadena alimenticia. Ahí es donde se va a tener que fortalecer para asegurar la producción, analizando las maneras de apoyar al productor para que pueda continuar con su rutina de trabajo".

Nuevas tecnologías

En Israel también hay productores pequeños, medianos y grandes. Pero la gran problemática la tienen los más chicos, "donde el Ministerio está tratando de generar diferentes programas para que puedan adoptar nuevas tecnologías (riego, fertilización, pulverización a través de Robótica y Automatización). Eso le permite abrir una canilla de riego a distancia, desde su celular. A través de cámaras poder entender cuál es la situación de su tambo o de su granja de gallinas".

Otro tema en el que están trabajando es el relacionado a la selección y el empaque como forma de prolongar la vida de las verduras y frutas en la góndola, por ejemplo, a través de variedades adaptadas a una mayor resistencia al tiempo. "Este no es un tema menor en épocas de cambio climático, que se está sintiendo en todas partes. Por eso, es fundamental adaptar las variedades de los diferentes productos al estrés calórico y seguir manteniendo los valores alimenticios y reduciendo la cantidad de agroquímicos".

Por otro lado, explica que hoy en día se puede optimizar la cosecha a través de robots sin dañar las frutas, usando modelos de producción basados en satélites a través de drones que permiten la toma de decisiones en el momento, y entender lo que está pasando a cada en cada metro cuadrado de cada finca.

El potencial de intercambio

"Creo que los cambios que estamos viviendo de alguna manera van a fortificar el intercambio de conocimientos, de mercancías, de tecnologías, y eso sin duda alguna va a favorecer a ambos países. Por otro lado, la idea básica en cuanto a seguridad alimentaria es poder asegurarle el suministro a la población de alimentos, en cantidad y calidad". En ese sentido, Werner cree que Argentina como país productor, tiene grandes posibilidades de aprovechar todo lo que está ocurriendo en el mundo en cuanto a cambio climático, calentamiento global, para producir en forma sustentable. "Sin duda alguna eso va a ser un foco para Israel, para la búsqueda de mercados de donde podamos obtener parte de las necesidades existentes para nuestra población. También espero que las cosas mejoren y que pronto se normalicen, y que podamos hablar más de tecnologías que de conflictos bélicos", anhela.

 

El Litoral

 

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