n un nuevo webinar organizado por GPC (siglas en inglés de la Confederación Global de Legumbres secas), se abordó la problemática mundial del cultivo de arvejas. Del lado de las regiones productoras, hubo disertantes representantes de América del Norte, la zona del Mar Negro, Europa y Argentina como representante de América del Sur. Del lado de la demanda, estuvieron presentes representantes de China, India y Pakistán.
India fue el principal importador hasta 2017-2018, período en el que se introdujeron cambios en las condiciones de importación que llevaron al país a la condición de mercado con presencia variable. Ese lugar fue cubierto con amplitud por China, que venía creciendo en forma interrumpida desde 2010. La importación desde el gigante asiático explotó a partir de ese período y alcanzó un volumen de dos millones de toneladas anuales, con una proyección de crecimiento constante para los próximos cinco años.
Por otra parte, desde la demanda global, empiezan a ser relevantes los volúmenes necesarios para abastecer al mercado de alternativas lácteas y cárnicas producidas en base a proteínas vegetales. Allí, las arvejas juegan un papel primordial dada su altísima calidad.
El problema surge desde la oferta, donde Canadá es el principal productor y exportador mundial seguido por la región del Mar Negro, la Unión Europea, Asia y Australia. Argentina juega un papel importante en el mercado de arvejas verdes pero no en el de arvejas amarillas, que representa en mayor volumen. Hoy, la hoja de balance entre oferta y demanda mundial está muy ajustada debido a los incrementos en la demanda desde China. El problema tiene cierta gravedad, ya que en caso de reaparecer India en el lado de la demanda, no habría saldos disponibles de exportación desde donde dar satisfacción a la misma.
En este sentido, Argentina tiene un activo que gran parte del mundo envidia por el momento. Por un lado, la superficie de crecimiento del área más importante a nivel mundial, sin afectar la producción de otros cultivos y la habilitación para poder exportar a China a partir de la implementación de los protocolos fitosanitarios correspondientes. A mediados de abril pasado, el sector de las legumbres en la Argentina recibió una noticia histórica: llegó desde China la habilitación para que siete empresas nacionales comenzaran a exportar arvejas a ese mercado.
En 2013, China importaba solo unas 600 mil toneladas y para la campaña que está finalizando se espera que sea casi el cuádruple: 2,2 millones de toneladas. Y con una proyección de crecimiento de 15 por ciento más en el próximo ciclo.
En el primer cuatrimestre del año, el volumen importado por China se incrementó 50 por ciento y la clave es que no hay muchos territorios productivos en el mundo con el potencial para expandir la producción de arvejas como tiene Argentina.
La conclusión a la que llegaron los expertos que participaron de un nuevo encuentro organizado por la GPC es que los mayores productores de arvejas tienen una posición ajustada.
Canadá tiene poco espacio para crecer y Australia se está recuperando, mientras los países de la zona del Mar Negro, como Rusia y Ucrania todavía no han terminado de cerrar el acuerdo fitosanitario con China para poder enviarle mercadería.
Argentina sí tiene el aval del gobierno chino y por eso se estimó que podría mostrar un rápido crecimiento, desde las 110 mil toneladas (65 mil exportadas) que se produjeron el año pasado, que podrían expandirse un 20 por ciento en 2020.
Las estimaciones de los especialistas es que Argentina tiene potencial para elevar su producción hasta el punto de poder enviar al menos 100 mil toneladas a China a corto plazo, una cifra que equivale a apenas el cinco por ciento de sus importaciones.
En Argentina se siembran unas 60 mil hectáreas de arveja amarilla, y esa superficie se podría al menos duplicar sin problemas en un plazo de tres años.
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