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La situación se torna insostenible en algunos lotes de maíz, que venían con muy buen performance, a raíz de la acción de las chicharritas en Santiago del Estero y Chaco, que provocaron un alto grado de infestación de Spiroplasma, dado que el insecto actúa como vector transmitiendo a la planta la bacteria Mollicute Spiroplasma kunkelii .
Una interconsulta hecha técnicos y productores de la región muestra un complicado cuadro de situación a raíz de esta plaga que, desde este sitio, ya en agosto del año pasado se venía remarcando sobre sus amenazas.
La chicharrita tiene un aparato bucal succionador, de tamaño pequeño, con un ciclo de vida relativamente corto. Pero, tiene –como el picudo del algodonero– un gran potencial de multiplicación. En este caso, una hembra puede colocar hasta 500 huevos.
“Provoca daños y puede generar pérdidas en los rindes, y el problema se presenta porque en la Argentina no hay registrados productos para combatirla”, comentó la ingeniera agrónoma Macarena Casuso, especialista en plagas del INTA Las Breñas.
El daño es tan fuerte que, en Bandera, un productor tuvo que destruir un lote que estaba muy comprometido con lo que se conoce como Spiroplasma, una bacteria que esta chicharrita transmite a la planta, a pesar de haber hecho al menos cinco aplicaciones de insecticidas.
“Recorrí lotes en Bandera, y es una incertidumbre total el tema spiroplasma, hay lotes con pérdida total y hay lotes que tienen muy poco daño”, reportó el ingeniero Leonardo Fogar. “Si graficamos el pulso de siembra genera una campana complicada el avance de esta. Pareciera ser peor para aquellos que sembraron primero y último. Y podría haber una especie de dilución del vector en los lotes sembrados en el medio. También depende de la zona”, indicó.
“En la zona de Sachayoj he visto algo muy tremendo en un lote de maíz que sembré, y les digo, changos, que la chicharrita me ocasionó mucho más daño que el picudo del algodonero”, dijo a este sitio el productor Javier Jaciuk de San Bernardo, Chaco.
“Esto me recuerda los fines de los 90, una de las cosas por la que se dejó de hacer algodón fue por no poder controlar capullera y lagarta rosada, hasta que llegaron los nuevos eventos en algodón”, dijo el ingeniero Lucas Vicentín desde Pampa del Infierno, a lo que su colega Miguel Kolar, de Sáenz Peña pero que asesora a una empresa en Santiago del Estero, Chaco y Formosa, consideró que “nos va a llevar varias campañas ajustar tecnologías y los costos no dan para tantas pruebas”.
AgroNoa
