Agro Alimentos / Supermercados

Las familias argentinas abandonan el consumo de asado

El asado, liturgia en la que se reúnen alrededor de una mesa amigos y familias, siente el golpe al consumo.

Las familias argentinas abandonan el consumo de asado

No hace mucho tiempo el asado era la pasión que se encontraba al tope de la lista del placer de los argentinos; por delante del mate, el dulce de leche y hasta del fútbol. Cuando se interrogaba por los sentimientos y las emociones que despertaba comer un asado, las respuestas eran contundentes y se asociaban a: satisfacción, placer, amistad, alegría, gratificación, pasión y amor, en ese orden de importancia, tal como lo resaltaba un informe del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA) hace ya unos meses.

Pero la dinámica de los mercados reflejan un nuevo rumbo para este tipo de producto. “Un par de años atrás comíamos asado dos veces a la semana. Un domingo o un sábado a la noche nos juntábamos con un grupo de amigos o con la familia...consumíamos variado: asado, vacío, chorizo, vino y ensaladas varias. Todo eso se acabó”, comentó este fin de semana Roberto, de 47 años y oriundo de Neuquén, ante una consulta de +P. Las respuestas del resto de los interrogados, asalariado medios de Neuquén y Río Negro, van todas en esta misma línea.

¿Cuáles son las causas que definieron una caída en el consumo para este corte tan popular entre los argentinos? Son muchas las variables, pero una de las más importantes ha sido, sin lugar a dudas, la económica.

La semana pasada el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos dio a conocer el índice de precios al consumidor (IPC) para el mes de marzo. El documento oficial detalla que la inflación alcanzó el 11%, pero los valores de los principales cortes de la carne, terminaron por debajo de este indicador. El precio del asado en las góndolas de la ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y el Gran Buenos Aires (GBA) no quedó fuera de la tendencia general, mostrando un crecimiento del 6,2% mensual; valor muy por debajo del IPC.
 

Tal como lo refleja el gráfico adjunto, el kilo de asado paso de los 5.970 pesos en febrero a 6.340 pesos en marzo; siempre hablando de valores nominales promedio, centrados en los mercados de CABA y GBA.

Pero si los precios en términos reales bajan, neteados contra la inflación...¿Por qué cae el consumo? La respuesta a este interrogante está en la licuación del poder de compra que sufrió el salario en todo este último tiempo.

Tomemos la referencia del dólar para reflejar otra forma de analizar la evolución que ha tenido el precio del asado en las góndolas argentinas.

En está gráfica se observa claramente que, a partir del máximo de poco más de 10 dólares al que llegó el kilo de asado en noviembre pasado, los valores medidos en dólares (oficial) se desplomaron al mes siguiente a un promedio de 6,5 dólares el kilo, tras la fuerte devaluación impulsada a solo días de asumir la administración de Javier Milei. Pese a esta importante caída, el consumo no se recuperó; y esto se dio porque la mayor parte de los salarios (en dólares) se mantuvieron sin aumentos en todo este período; parte del ajuste que está administrando el titular de la cartera de Economía, Luis Caputo. Hay un dato a tener en cuenta en toda estadística: los precios en dólares (inflación en moneda dura) muestran un crecimiento cercano al 15% en estos últimos cuatro meses. Los costos de la actividad (producción e industria) crecieron a una tasa mucho mayor.

“En el mercado interno actualmente se consumen unos 50 kilos anuales por persona. Vamos a ir este año a un mercado de unos 44 kilos promedio y lo demás se va a exportar. La demanda interna bajaría de 2,4 a 2 millones de toneladas, lo que jugaría en contra de aquellos frigoríficos que sólo pueden enviar su oferta al mercado interno”, remarcó Juan Carlos Maceira, director de la licenciatura en tecnología de los alimentos en la Universidad Nacional de Hurlingham. El catedrático agregó que “los exportadores que hoy venden afuera unas 950 mil toneladas podrían absorber la faena proyectada para aumentar la exportación a 1,350 millones de toneladas. Son unas 400 mil toneladas que se dejarían de consumir en el país”. Esto ya se reflejó en los primeros tres meses del año, donde hubo un incremento de la exportación del orden de un 20% y una caída del consumo, de 50 kilos a 43 kilos por habitante.

Pero volviendo al análisis del asado; no es el único corte de carne dónde se observa caída de consumo y precios en forma simultánea.

Como se refleja en el gráfico adjunto, sólo la paleta pudo crecer en precios más que el IPC. El resto de los cortes de carne vacuna se ubicaron por debajo de este indicador.

 

Otras variables que impactan en el asado

A nivel mundial, Argentina es el país con el mayor consumo de carne vacuna: alrededor de 51 kilos per cápita. Sin embargo, en los últimos años, esta tendencia comenzó a revertirse.

Un reciente informe elaborado por el departamento de Economía de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) destaca que en las últimas tres décadas el consumo de carne vacuna cayó en 23 kilos per cápita teniendo en cuenta que en septiembre de 1993 este indicador se ubicaba en los 74 kilos contra 51 kilogramos del cierre 2023 (y un pico mínimo de 47,9 kilos en diciembre del 2021).

Fuente: Instituto de Economía (INECO) de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), en base a los datos informados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (SAGyP) y el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA).  

Fuente: Instituto de Economía (INECO) de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), en base a los datos informados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (SAGyP) y el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA).

En los últimos períodos del ciclo mencionado, el asado fue uno de los cortes que más perdió consumo. “Hoy un kilo de asado rinde el 50% de carne cuando se le retira el hueso y la grasa. Cualquier pulpa o hasta la carne picada tiene un rendimiento muchísimo mayor; no tienen casi desperdicio. Está a la vista que es lo que elige hoy el consumidor”, señaló el diálogo con +P el analista económico Leonardo Luis Claps del INTA E.E.A Bariloche.

Claps señala por otra parte que existe una cambio de hábito en el consumidor que claramente está atado a las preferencias sobre los tipos de alimentos y la capacidad de compra existente. “Cada vez vemos con más frecuencia la falta de asado en la góndola. Y esto no es porque se lo llevan. Pasa en el mundo. El asado no es un corte que sea demandado en los mercados internacionales. Es una costumbre netamente regional, enfocada en el mercado argentino, uruguayo y paraguayo”, agregó el economista en otra parte de la conversación.

Y a esto hay que sumarle que, dentro del contexto económico recesivo que está viviendo el país, existen otro tipo de carnes alternativas a las bovinas -y en especial al asado- que hoy son fuertemente competitivas en pecio dentro de las góndolas: hablamos del pollo y el cerdo, cuyo consumo ha crecido en forma importante todos estos últimos años, en desmedro del asado y el resto de los cortes vacunos.


 

LMNeuquen

 

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