Responsable de causar pérdidas estimadas de hasta 180 millones de reales anuales a la fruticultura brasileña, la mosca de los frutos ha sido combatida en el Valle de São Francisco, principal polo exportador de frutas del país con tecnologías que van desde la inteligencia artificial hasta el uso de energía nuclear para esterilizar machos de la principal especie registrada en producción en la región, Ceratitis capitata.
De acuerdo con la Asociación Brasileña de Productores y Exportadores de Frutas y Derivados de Brasil (Abrafrutas) las técnicas se utilizan para identificar focos de infestación y controlar la población de insectos en cultivos en Juazeiro (BA) y Petrolina (PE). Los dos municipios produjeron juntos 600 mil toneladas de mangos y 300 mil toneladas de uvas en 2022, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
“La gran ventaja de utilizar esta técnica, de esterilización masculina, es que reduce la cantidad de químicos aplicados en la naturaleza. La técnica es incompatible con el uso de insecticidas porque utilizamos la propia plaga para controlarla”, explicó Jair Virgílio, presidente del instituto de investigación Moscamed Brasil.
Actualmente presente en el 10% del área plantada en el Valle del São Francisco, el uso de machos estériles de mosca de la fruta ya contribuyó a reducir en un 91% los daños de la plaga, según evaluaciones realizadas por la institución. Moscamed Brasil fue la primera organización del mundo en recibir autorización de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) para utilizar radiación con el objetivo de esterilizar insectos.
La cepa de insecto utilizada también fue desarrollada por el organismo internacional y tiene dos características esenciales para su aplicación en campo: la sensibilidad al calor y la diferenciación de color de pupas masculinas y femeninas. Con esto, los investigadores pueden, al replicar el insecto en el laboratorio, separarlos por sexo. Luego, los machos se someten a radiación para ser esterilizados y liberados en la naturaleza a un ritmo de 100 a 150 veces mayor que la población de moscas silvestres. “Al ser insectos creados en laboratorio son más sensibles, por eso necesitamos que ese control se haga de manera justa, con una población mucho mayor para una acción más efectiva”, dijo Ítala Cruz Damasceno, agrónoma y responsable técnica de Moscamed.
En este sentido, destacó que el seguimiento del nivel de infestación en los huertos es una parte fundamental de este control. Se realiza mediante la distribución de trampas con atrayentes sexuales y alimentarios que permiten el conteo de esta población y generación de un índice denominado “MAD”, acrónimo de “Fly-Trap-Day”.
“El productor, con este índice, puede y debe monitorear cualquier huerto, de cualquier fruto. Es a partir de ahí que sabremos actuar en relación con el control”, resaltó el investigador. Es en este punto donde actúa la inteligencia artificial, permitiendo un conteo más efectivo de los insectos capturados por las trampas. “Lo que existe hoy en el mercado son trampas manuales que requieren de un equipo de personas especializadas que sepan reconocer el insecto de interés y realizar el conteo. Esto no es práctico y puede generar errores. La máquina no comete errores, tiene un 98% de asertividad”, afirmó Andrei Grespan, cofundador de Tarvos, que desarrolló su propia solución de inteligencia artificial.
Tras nueve meses en la región, el startup ya instaló alrededor de 900 trampas en el Valle de São Francisco, en un área de más de 5 mil hectáreas. Inicialmente enfocada en cultivos anuales como algodón, soja y maíz, Tarvos migró al mercado frutícola dadas las características del sector. “Es un mercado mucho más fino y exigente de abordar, en el que el productor tiene mucho más cuidado con las plagas y enfermedades porque cualquier daño genera pérdidas en la comercialización, mientras que la soja y el maíz se procesan después”, afirmó Grespan.
Petrolina, una importante región del noreste de Brasil productora de frutas.
Desde su fundación, el startup recibió 1,8 millones de dólares (9,6 millones de reales) en inversiones, 0,9 millones de dólares (5 millones de reales) de fondos de apoyo a la investigación y 0,85 millones de dólares (4,5 millones de reales) de inversionistas. En el caso de Moscamed, la solución encontrada para el monitoreo con inteligencia artificial fue establecer una alianza con la empresa de tecnología Elsys, actualmente enfocada en servicios de conectividad y con prototipos en áreas de cítricos y caña de azúcar en São Paulo.
La perspectiva, según el nuevo director comercial de la empresa, Franz Bories, es instalar los primeros prototipos de seguimiento del cultivo de vid en el Valle de São Francisco. “Vemos muchas oportunidades en la agricultura y el punto de venta es muy bueno al indicarle al productor cuánto dejará de gastar y cuánto ganará al final”, concluyó.
LMNeuquen