Alberto Schiffo reabrirá dos frigoríficos en Chaco con una inversión de US$5 millones

Por Agroempresario.com

Con una inversión de US$5 millones, el empresario correntino Alberto “Cacho” Schiffo reabrirá en junio y noviembre próximos Industrial FrigoChaco y frigorífico Toba, respectivamente. Ambas plantas faenadoras, ubicadas en Resistencia y Puerto Tirol, en la provincia del Chaco, estaban cerradas desde 2015. Schiffo espera que el presidente de la Nación, Javier Milei, participe en la reinauguración.

El empresario había informado a Milei en una carta abierta al asumir y después de que el Gobierno liberara las exportaciones de carne vacuna, que volvía a apostar a la industria cárnica enfocándose en las ventas al exterior.

Una entidad advirtió que el Gobierno debería dar “un incentivo” para que se acelere la venta de la cosecha. El primer paso es abrir FrigoChaco, lo cual sucederá el mes que viene. En un principio, emplearán a unas 80 personas para llegar a las 180. Actualmente, su capacidad de faena es de 280 cabezas en un turno de ocho horas. Gracias a un aporte solidario de otras compañías de la familia, para diciembre próximo buscarán extender el proyecto a 700 cabezas por turno.

Con esta expansión, Schiffo planea incorporar a 400 nuevos operarios de manera directa y alrededor de 1000 puestos de trabajo entre indirectos y tercerizados. Para entonces, tendrán cuota Hilton (ya solicitó 1000 toneladas para el año en curso), la habilitación para faena Kosher hacia Israel y para el rito Halal para los árabes. Esto incluye la construcción de saladeros de acero inoxidable y la implementación de un cajón giratorio para mejorar todos los procesos.

En el mismo periodo, se llevarán a cabo mejoras edilicias en la planta del Toba para que a fin de año estén trabajando los dos frigoríficos a pleno. Schiffo, de 68 años, tiene una relación cercana con la industria frigorífica desde hace más de medio siglo. Comenzó a trabajar a los 16 en la planta Tomás Arias de Riachuelo, en Corrientes, llamada hoy “La Muralla China” y actualmente cerrada.

Para 2024, tienen prevista la cuota Hilton (ya solicitó 1000 toneladas para el año en curso), la habilitación para faena Kosher hacia Israel y para el rito Halal para los árabes. Esto incluye la construcción de saladeros de acero inoxidable y la implementación de un cajón giratorio para mejorar todos los procesos.

Schiffo relató a LA NACION que comenzó muy joven, con una camionetita Peugeot, botas de goma y una campera, cuidando que no robaran kilos a los dueños del frigorífico, don Tomás y don Domingo Arias. Aprendió el oficio y le fueron dando más autoridad, hasta que creó su propia casa consignataria, proveyendo el 50% de la hacienda al frigorífico que exportaba en los años 80 el 65% de su faena. Con los años, los propietarios quisieron vender la planta, pero el millón de dólares que pedían era demasiado para él en ese momento.

En 2001, surgió la oportunidad de adquirir el frigorífico Toba, que solo tenía las paredes de la planta y el muro de la entrada. Schiffo consiguió la habilitación del Senasa para exportar a la Comunidad Económica Europea para la cuota Hilton. Luego, compró Industrial Frigo Chaco, antes llamado “Lamar”, dedicado a la faena de caballos, y lo puso en funcionamiento. Sin embargo, en 2006, Néstor Kirchner cerró la exportación de carne vacuna, lo que los obligó a cerrar e indemnizar a 400 empleados.

Con la llegada de Cristina Kirchner y su secretario de Comercio, Guillermo Moreno, y tras un acuerdo con el exgobernador Jorge Capitanich, lograron un cupo de exportación de 1000 toneladas mensuales, lo que permitió rehabilitar una de las plantas y usar la otra como cámara de depósitos. Sin embargo, en 2015, todo se revirtió y nuevamente tuvieron que cerrar las plantas.

Schiffo comentó que la industria cárnica es singular y única, con procesos que requieren precisión para desarmar, procesar y despostar la carne argentina para exportarla al mundo. Con décadas de experiencia en este campo, siente una profunda conexión con esta industria y su potencial.

Aunque apartidario, con el cambio de gobierno, decidió enviarle a Milei una carta para pedirle que lo dejara trabajar. Expresó su deseo de compartir la noticia sobre la reapertura de las dos plantas frigoríficas en la provincia del Chaco y destacó que la industria cárnica es singular y única, con procesos que requieren precisión para exportar la carne argentina al mundo.

Schiffo quería decirle al presidente que había mucho por hacer en Argentina y que, si se permitía a las empresas trabajar con libertad, el país saldría adelante. Milei le contestó rápidamente y el secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, y funcionarios del Senasa lo contactaron.

Como propietario de 14 empresas de diferentes rubros, Schiffo sabe que trabajar en Argentina y, especialmente en la cadena de carnes, está lleno de escollos y obstáculos, pero nunca retrocedió: ni con Néstor Kirchner, ni Cristina, ni Sergio Massa, ni Alberto Fernández.

Pese a que pasaron nueve años del cierre de las plantas, siempre quiso volver a su esencia. Aunque no tenía una necesidad económica de regresar, sus orígenes en la industria frigorífica eran difíciles de olvidar. Schiffo destacó que no hay financiamiento del Gobierno, ni de ningún Estado, ni de bancos; todo es aporte genuino.

Entre otros objetivos, Schiffo busca avanzar en las negociaciones por el frigorífico "La Muralla China", que está cerrado, para unificar la industria cárnica en las dos provincias y fortalecer aún más su presencia en la zona.