Anteriormente, vivía en la chacra y vendía verduras en grandes cantidades, pero todo cambió cuando se mudó al pueblo.
En su nuevo hogar, con un espacio limitado, Rosa decidió iniciar una huerta. Inicialmente, su objetivo era producir alimentos para su propio consumo, pero rápidamente se dio cuenta del potencial de su pequeño jardín. Los productos de su huerta, que incluyen rúcula, lechuga y acelga, empezaron a atraer la atención de sus vecinos, lo que la llevó a vender su cosecha.
El éxito no tardó en llegar, y Rosa se encontró con una demanda creciente por sus productos. Aprovechando su habilidad y dedicación, expandió su producción y comenzó a utilizar técnicas innovadoras, como el cultivo de batata en bolsas, demostrando que es posible producir alimentos en espacios reducidos.
Recientemente, un integrante de la Subsecretaría de Desarrollo Productivo entregó biofertilizante Biofert a Rosa, para que continúe produciendo alimentos. Este recurso, junto con el compromiso de asistencia y acompañamiento, le permitirá seguir aumentando su producción y mejorar la calidad de sus cultivos.