Por Agroempresario .com
Según datos de organismos internacionales, apenas entre el 5% y el 15% de los roles ejecutivos en sectores como el minero son ocupados por mujeres. En este escenario, Christel Bories sobresale como una figura excepcional. Graduada en economía y con una destacada trayectoria en roles directivos y consultoría en sectores metalúrgicos y del aluminio, Bories asumió como CEO de Eramet en 2017, enfocándose en transformar la empresa hacia la sostenibilidad y la innovación.
Durante su reciente visita a Argentina, Bories inauguró una planta de producción de carbonato de litio en Salta, operada por Eramine Sudamérica, una empresa conjunta entre Eramet y la siderúrgica china Tsingshan. Ubicada en el salar Centenario Ratones, a 4000 metros de altura, esta planta representa un hito no solo para la industria del litio en Argentina, sino también para la economía local, generando empleo directo e indirecto y promoviendo el desarrollo comunitario en una región remota.
La planta, que emplea tecnología de extracción directa, tiene como objetivo inicial producir 24,000 toneladas de carbonato de litio al año, destinadas íntegramente a la exportación. Este proyecto, con una inversión significativa y una vida útil proyectada de 40 años, se alinea con la creciente demanda global de litio, impulsada por su papel esencial en las baterías para vehículos eléctricos y el almacenamiento de energía renovable.
En palabras de Bories, la iniciativa no solo representa un avance estratégico para Eramet en su incursión en el mercado del litio, sino también un compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad social empresarial. Con planes futuros para expandir la capacidad de producción y explorar nuevos proyectos en la región, Eramine Sudamérica se posiciona como un actor clave en la economía verde global y en el desarrollo de Argentina como jugador significativo en la cadena de suministro de litio a nivel mundial.
En conclusión, la visión de Christel Bories y el impacto de Eramet en la industria del litio no solo subrayan el potencial transformador de la transición energética, sino también el papel crucial de liderazgos femeninos en un sector tradicionalmente dominado por hombres. La planta de Salta representa un ejemplo tangible de cómo la innovación y la sostenibilidad pueden converger para impulsar el crecimiento económico y mejorar la calidad de vida en comunidades locales, estableciendo un precedente para futuras inversiones en la región y más allá.