Como muchas historias de primeros pobladores, el abuelo de Ángela Vives llegó a la zona en un viaje de paseo y quedó enamorado del paisaje. De nuevo en España, se casó con su prometida y juntos se vinieron a Argentina. Primero vivieron en Allen y luego compraron directamente a Alberto Plottier un par de hectáreas en lo que hoy es la Colonia 2 de Abril, antes Colonia Inglesa.
“El lugar era puro monte, fue mucho tiempo de trabajo para hacerlo productivo. Lo desmontaron con caballos, palas y mucho sacrificio”, cuenta Vives.
Por aquellos tiempos su abuelo primero cultivó alfalfa, luego hortalizas hasta que ingresó a la fruticultura con peras y manzanas.
Ya el papá de Ángela se dedicó a la fruticultura y aunque le transmitió sus saberes, fue recién jubilada que asumió el mando de la chacra. Hoy ella reconvirtió esas tierras con una nueva producción: sidra artesanal de manzana y pera.
El abuelo de Ángela Vives llegó a la zona en un viaje de paseo y quedó enamorado del paisaje. Foto: gentileza
Hace tiempo que los chacareros sufren la falta de operarios en las chacras del Alto Valle y con eso el fantasma del fin de la fruticultura aparece con más fuerza. Para hacerle frente a esa situación es que Ángela le dio vueltas a las peras y manzanas de la chacra que heredó y después de probar diferentes ideas creó la sidra artesanal “Galas”, que hoy se disfruta en la zona.
“Yo me crié en la chacra hasta que me casé, muy joven, igualmente nunca me desligué, mis padres me enseñaron el amor por la tierra, pero de joven elegí estudiar para ser docente”, cuenta Ángela.
Fue recién en 2010, cuando se jubiló, el momento en el que empezó a capacitarse para retomar aquella aventura de producir, iniciada por sus padres.
Para empezar a capacitarse ingresó al Centro de Formación Profesional Agropecuario (CFPA) N°1 de Plottier, más conocido como “El Puesto” aunque aún sin saber qué iba a aplicar de lo aprendido.
Comenzó con el curso de construcción natural, después con la capacitación de deshidratados, luego aprendió a construir un invernadero, aprendió sobre riego, hizo el curso de aromáticas, de chacinados, escabeches y cerveza; hasta que se inscribió al curso de sidra artesanal y ahí encontró la respuesta a cómo reconvertir su chacra.
Fue allá por el 2018 que inició esa capacitación gratuita en esa institución educativa que depende del Consejo Provincial de Educación (CPE) y desde entonces no para de hacer crecer su proyecto.
En 2010 se jubiló como docente y comenzó a capacitarse como emprendedora. Así nació sida Gala. Foto: gntileza
“Hice el curso con Juan Gómez y me encantó, era una posibilidad interesante, una alternativa para salir de la crisis y darle un valor agregado a la chacra desde el mismo lugar”, recordó sobre los inicios de Sidra Galas.
Después de la primera capacitación, vino una segunda y de a poco pudo aprovechar su recurso, que eran las peras y las manzanas para generar un nuevo producto.
“Me ayudaron con la manzana, yo tenía Royal Gala, que no es la común para fabricar sidra, pero después de mucho trabajo de producción salió excelente, muy frutada, con un aroma especial y un sabor riquísimo”, cuenta.
Mucho más que hobby de jubilada
Con los saberes adquiridos, Ángela empezó a producir sidra artesanal para vender. La comercializó en las ferias locales y a través de pedidos. En 2020, con la pandemia, tuvo que poner un freno a su producción pudiendo retomarla recién un año después. Como había mucha escasez de botellas de vidrio por esos tiempos, sumó a su emprendimiento las sidras en lata.
“Ya en el 2022 empezamos a trabajar de lleno en la producción de sidra y las tenemos en botellas y en latas. Elaboramos sidra de manzana y de pera. Es un emprendimiento familiar en el que me ayuda mi hijo quien me vio tan entusiasmada que se sumó”, cuenta Ángela.
Tomó cursos en el Centro de Formación Profesional Agropecuario (CFPA) N°1 de Plottier. Foto: gentileza
Con el objetivo de lograr crecimiento y expansión, junto a su hijo empezó a invertir en lo que pronto será una fábrica de sidra artesanal en la que planean multiplicar la producción.
Lo que comenzó como un entretenimiento de jubilación se convirtió en una producción en la que ya dan empleo a más personas y planifican multiplicar la venta. “Nos falta muy poco para terminar la fábrica y luego quiero salir con nuestra marca de sidra al mercado”, sostiene.
El sabor que buscaba de su producto ya lo tiene, ya que se aseguró de que todos los que prueban sus sidras luego la contacten para volver a comprarla.
LMNeuquen