Décadas atrás, parecía utópico que una empresa obtuviera ganancias acompañando a productores en la regeneración de los ecosistemas, pero ese fue el proyecto que decidieron llevar adelante tres amigos en Santa Fe. La startup Nativas es comandada por Gaspar Mac, Lionel Orso y Matias Dutto. Y tiene un principio claro: dicen que ayudar al medioambiente es un buen negocio.
“Más naturaleza es más prosperidad”, es el mantra que repite Matías mientras vislumbra señales que el mercado parece darle a su propuesta. La base está en conectar a productores con empresas que deseen adquirir bonos de carbono, el método internacional para compensar emisiones de CO2 y que permite incrementar el valor de mercado. A cambio de incorporar especies nativas y regenerar ecosistemas, el productor recibe financiamiento y, además, obtiene un commodity con valor ambiental, que se prevé será muy valioso a futuro.
“Esto se venía anunciando hace años y hoy ya está pasando. Estamos generando un nuevo mercado”, señaló Dutto, quien contó a Bichos de Campo sobre el trabajo que llevan adelante con especialistas, empresas y productores agropecuarios. Tras cuatro años en funciones, Nativas tiene bastante actividad en la Patagonia, Santa Fe, Córdoba y Jujuy, y prevén seguir expandiéndose.
Mirá la entrevista completa:
A futuro, Dutto dice que uno de los proyectos que impulsen podría ser la exportación de materias primas diferenciadas, competitivas, más valiosas y positivas para el medioambiente. En el presente, es una idea que están presentando a empresas de diferentes ramas, desde constructoras hasta exportadoras, y que, explica su fundador, “está muy bien recibida”. O al menos lo suficiente como para empezar a invertir.
Para Nativas, la clave está en introducir naturaleza, pero no de forma indiscriminada. A través de mediciones específicas, reconocen ineficiencias productivas y diseñan la creación de corredores biológicos que abarquen entre el 5 y el 10% del territorio o de cada campo productivo. “Le damos integridad, trazabilidad y transparencia a todo este proceso”, asegura Dutto, que tiene en sus manos un proyecto ambicioso: cuantificar el nivel de naturaleza introducida en una superficie productiva para alcanzar los estándares requeridos por los bonos verdes y abrir el grifo de la inversión empresarial.
A futuro, Dutto dice que uno de los proyectos que impulsen podría ser la exportación de materias primas diferenciadas, competitivas, más valiosas y positivas para el medioambiente. En el presente, es una idea que están presentando a empresas de diferentes ramas, desde constructoras hasta exportadoras, y que, explica su fundador, “está muy bien recibida”. O al menos lo suficiente como para empezar a invertir.
Para Nativas, la clave está en introducir naturaleza, pero no de forma indiscriminada. A través de mediciones específicas, reconocen ineficiencias productivas y diseñan la creación de corredores biológicos que abarquen entre el 5 y el 10% del territorio o de cada campo productivo. “Le damos integridad, trazabilidad y transparencia a todo este proceso”, asegura Dutto, que tiene en sus manos un proyecto ambicioso: cuantificar el nivel de naturaleza introducida en una superficie productiva para alcanzar los estándares requeridos por los bonos verdes y abrir el grifo de la inversión empresarial.
En vez de un mar verde de vegetación, la propuesta es que haya biodiversidad, especies nativas y agentes polinizadores, lo que promete una mayor productividad y calidad en los cultivos. Para eso, la startup cuenta con científicos y especialistas en la materia e impulsa sinergias útiles con otras empresas, como lo es el vivero Optimizar Forestal, clave en la producción de plantas y árboles nativos para replicar los ecosistemas a escala.
Pero eso no es todo, porque el servicio de nexo que ofrece Nativas requiere de mucho esfuerzo para asegurar la fuente de financiamiento. “Estamos hablando con todas las empresas”, explicó Matías, que asegura que los grandes jugadores del mercado se están empezando a preocupar por la naturaleza y la sustentabilidad y que, en pocos años, Argentina podría tener otro lugar en el mercado mundial.
De hecho, una de las aristas de su modelo implica tratar de lograr que las exportadoras de granos paguen un 5% adicional a los productores que incorporen naturaleza, como modo de obtener nuevos mercados y asegurar rentabilidad a largo plazo, reduciendo costos de insumos y comercializando commodities con valor agregado. “La primera reacción es que te miran con sorpresa. La segunda, es que lo entienden perfecto. Y la tercera, es que quieren involucrarse”, destacó el empresario.
-¿Cómo ven el proyecto a futuro?
-Nuestro sueño es que en diez años tengamos una producción de naturaleza positiva en Argentina, Uruguay, Brasil y en toda la región. La idea es que no vengan regulaciones de afuera, sino que nosotros señalemos cómo nuestra tierra y cómo generar un commodity con valor exportable para todo el mundo. Por eso, estamos trabajando en un protocolo de buenas prácticas agrícolas, que va a estar impulsado desde Latinoamérica hacia Europa, Estados Unidos y China.
-¿Qué tipo de prácticas contempla eso?
-El protocolo está abierto a todas las prácticas agrícolas que podamos hacer para tener una producción con naturaleza positiva, lo que incluye, entre otras tantas, la rotación de cultivos y la introducción de corredores biológicos. Son procesos a largo plazo que garantizan la sustentabilidad, hacen a los campos mucho más resilientes y permiten obtener un producto mejor, que se adapta a los mercados más sofisticados de los commodities. Nos llena de esperanza poder cambiar el agro para siempre.
Bichos de Campo