La creciente tendencia hacia una alimentación más saludable, trae de la mano la elección de productos orgánicos certificados, agroecológicos o biodinámicos, por parte de los consumidores. Estos tres conceptos engloban diferentes formas de trabajar la producción, aunque todas tienen en común la no utilización de agrotóxicos y fertilizantes químicos, además de la implementación de técnicas de producción artesanales y que respetan la biodiversidad de manera ecológica.
Hace unos 10 o 15 años atrás, aquellas personas que optaban por este tipo de alimentación en el Alto Valle no contaban con opciones al alcance de la mano, más que la posibilidad de realizar la propia huerta para consumo familiar. Hoy esa situación es algo diferente, con la existencia de varios proyectos que se vienen consolidando en la zona.
Sumado a esto, algunas de las grandes empresas frutícolas comenzaron a introducir algunas hectáreas de producción orgánica certificada, mayormente con fines de exportación. Sin embargo, estos productos no siempre están al alcance del consumidor local. Para ellos, estas son algunas de las opciones con las que contamos en la región.
Producción biodinámica en Janus Bio.
Jorge Aragón y Cecilia Ambort, son los creadores de este proyecto de agricultura biodinámica, ubicado en Contralmirante Cordero. Producen todo tipo de hortalizas y gírgolas de estación a cielo abierto con mantas térmicas, micro túneles o en invernaderos. Además, tienen manzanos, parrales y variedades de frutas finas.
Con los mismos productos que logran en la chacra elaboran vinagre de sidra de manzana, jugos, lácteos y conservas, entre otras elaboraciones que luego comercializan a través de su página web, con envío a domicilio. “A lo largo del año ofrecemos más de 100 productos diferentes, todos originados en la chacra”, explica Jorge, un apasionado en la materia.
Jorge Aragón y Cecilia Ambort, de Janus Bio.
El proyecto cuenta con 8 hectáreas que se encuentran distribuidas con los diferentes cultivos, sala de elaboración y galpones, y además cuentan con un parador turístico, ya que los visitantes pueden pasar el día y realizar visitas guiadas, además de comprar los productos elaborados.
Janus Bios, es un proyecto rural integrador, que brinda la particularidad de que las familias se asocian abonando una cuota mensual y luego se reparte lo producido entre todos los asociados. Este tipo de modelo se denomina ASC o CSA en inglés, Agricultura sostenida por la comunidad, y funciona desde hace 15 años en Río Negro.
Diversidad de productos de Janus Bio.
Ubicado en la localidad de Centenario, también es un emprendimiento familiar pero que produce frutas y verduras de manera agroecológica. Como la mayoría de su tipo, las frutas y verduras de estación son el fuerte: “Todas las que se pueden producir en este clima” explica Mónica Zapata a cargo de Buena Vida, como verduras de hoja, tomates, zapallos, zanahorias, choclos, melones, sandías, cebollas y papas, entre otros.
La chacra cuenta con una producción en invernadero de 800 m2 y a campo abierto en temporada alta tienen 3.5 hectáreas, en un total de seis hectáreas.
“Gracias a la recirculación de nutrientes dentro de un sistema agroecológico, al guardar nuestras semillas y no necesitar insumos externos, se puede decir que es una forma de producción de bajo costo... tareas necesarias en momentos oportunos” afirma Mónica, algo que casi todos estos proyectos mantienen como práctica: guardar las propias semillas y utilizarlas para nuevas plantaciones.
Producción a campo abierto en Buena Vida Verduras.
La forma de comercialización que utilizan es directa al consumidor, que se puede acercar al lugar los días sábados por la mañana, buscar su bolsón o adquirirlo a través de envío a diferentes puntos de Neuquén y Cipolletti.
También son conocidas las ferias que realizan en su predio algunos fines de semana, donde se acercan productores de toda la zona y se consiguen productos como pollos, tomates, vinos, quesos y frutos secos, entre muchos otros, todos de producción local.
Este emprendimiento, a cargo de Carlos Iacono, también se encuentra en la localidad de Centenario, quienes se dedican a la producción de frutas y verduras con certificación orgánica, aunque también utilizan técnicas de la biodinámica.
Producen manzanas, peras y uvas y todo tipo de hortalizas según la estación. “Todo lo que se puede producir en el norte de la Patagonia”, algunas se hacen en invernadero por el clima frío, todo lo que es verduras de hoja, coles, apio y aromáticas. Entre frutas y hortalizas tenemos más de 30 variedades” aseguran.
Flor Dorada realiza producción orgánica certificada.
“Hacemos un trabajo de asociación de cultivos, uso de repelentes, aromáticas y flores para hacer un manejo biológico y amigable, también realizamos nuestro propio compost para fertilizar el suelo”. Poseen cinco hectáreas, la mayoría en producción, y además cuentan con alojamiento turístico y un salón para realizar distintas actividades.
Si de costos de producción se trata, Carlos Iacono expresa que la certificación orgánica “es más cara”, ya que se realiza con un organismo privado, que debe estar aprobado para ello y “además está la mayor incidencia del trabajo artesanal”. Por otro lado, “los kilos producidos generalmente son inferiores a los cultivos convencionales”, aunque no contienen pesticidas.
Producción en invernadero en Flor Dorada.
Como el resto de los proyectos, la comercialización también es directo al consumidor a través de una canasta semanal que se retira en el lugar o se envía a domicilio. Asimismo, los consumidores pueden acercarse personalmente los sábados y elegir entre los productos disponibles, además de recorrer y conocer el lugar.
Todos los emprendimientos tienen en común una mirada diferente, un estilo de vida en sintonía con los ciclos naturales y esa filosofía de volver a producir “como lo hacían nuestros abuelos”.
LMNeuquen