A partir de los frutos secos se pueden elaborar una gran cantidad de preparaciones, incluso en la cocina de cualquier hogar. Desde el consumo directo hacia su uso en pastelería y chocolates, leches vegetales y untables, quesos veganos y aceites, además en una gran variedad de preparaciones saladas. El abanico de posibilidades es muy variado.
En la zona del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, la producción de frutos secos es principalmente de nueces, almendras y avellanas, aunque se están realizando experiencias con el pistacho y otros frutos. Con esta materia prima como base, surgen emprendimientos locales que trabajan con el valor agregado en productos estandarizados.
Desde +P dialogamos con tres pequeños y medianos emprendedores que representan diferentes alternativas para aprovechar la producción local. En cada una de ellas hay historias de superación, creatividad y ganas de apostar a la economía local.
Tentate elabora 650 unidades aproximadamente por mes de paquetes cerrados. Foto: gentileza.
María Laura Pereyra vino al Alto Valle desde Córdoba hace algunos años. Comenzó a elaborar praliné, como se le dice en varias provincias a la garrapiñada, en el año 2018, hasta que oficialmente comenzó con Tentate en el 2021 en Cipolletti.
Esta mujer emprendedora reconoce que este trabajo “le apasiona” y que “cada sabor es único y natural”. Además del praliné típico de maní, que tiene una versión con merken, también elabora garrapiñadas de almendras, nueces, pistachos, avellanas y girasol. La variedad de almendras, por ejemplo, tiene su versión con coco y con canela.
Los frutos secos como almendras, nueces y avellanas los compra a un productor de Cipolletti y, si se cuentan todas las variedades, elabora 650 unidades aproximadamente por mes de paquetes cerrados.
La producción también la realiza en Cipolletti y la comercialización la hace a través de algunos comercios, ferias y ventas particulares. “Mis deseos son poder tener mi taller en un futuro y expandirme a nivel nacional” finaliza María Laura.
Natalia y Nicolás trabajan con materia prima regional. Foto: gentileza
El emprendimiento comenzó en la localidad de Senillosa en el año 2018, “por consumo personal, buscaba una alimentación más nutritiva y comencé a buscar cereales con más fibra y proteína” cuenta Natalia Bustos, quien a partir de allí desarrolló su propia granola. En ese momento nació su primer producto que fue la granola clásica, famosa en los comercios de la zona, bajo la marca De Mi Tierra Artesanal.
Los pedidos comenzaron a crecer y junto a su compañero de vida, Nicolás Palacios, tomaron la decisión de dejar todo y se animaron a invertir en una sala de elaboración para producir la granola. Con ello “comenzaron las capacitaciones, tramites bromatológicos, inversiones, habilitaciones, un mundo completamente nuevo con muchos desafíos, frustraciones y mucha felicidad, el mundo de los emprendedores es un viaje adrenalínico hermoso” admite Natalia.
Una vez en su propia sala, instalada en Senillosa, se animaron a un nuevo producto que es el Mix Cervecero que contiene frutos secos como almendras y semillas y, una granola de coco y arándanos con almendras, nueces y miel. Los frutos secos y la miel son de producción local.
Para Natalia y Nicolás, el hecho de trabajar con materia prima regional “reduce significativamente los costos de elaboración y, a su vez, beneficia a los elaboradores primarios, productores y comerciantes locales”.
Por otro lado, las tendencias en alza hacia el consumo de alimentos saludables, implica una mayor demanda a sus artículos, reconocen. “Actualmente somos una fábrica dedicada a la elaboración de productos naturales rápidos, ricos y nutritivos. Contamos con una fábrica diseñada para cumplir con los estándares más altos del mercado”, enfatizan.
La producción de los distintos productos es de unos 4 mil kilos mensuales y cuentan con una red de distribución en el alto valle que se está expandiendo a nivel nacional.
Natina fue creado por una familia conformada por Natalia Andrada, Federico Rozza y su hija Lola. Foto: gentileza
Este emprendimiento fue creado por una familia conformada por Natalia Andrada, Federico Rozza y su hija Lola que los acompaña en el proyecto.
Elaboran diferentes productos como alfajores, galletitas, chocolates y licores en los que utilizan nueces, avellanas y almendras que producen ellos mismos en su chacra ubicada en la zona de Centenario y Vista Alegre.
“las producimos nosotros en nuestra chacra, pero también utilizamos maní y pistachos comprados” nos cuenta Natalia y continúa “Si bien elaboramos hace más de 10 años; desde finales de 2022 comenzamos a comercializar algunos productos y hoy producimos más de 20 tipos de alfajores, dulces, chocolates, bombones y licores” agrega.
Los comienzos fueron en su propia cocina, hasta que fueron avanzando con la comercialización y acondicionaron un espacio sólo para la elaboración y el depósito de los productos.
Como otros emprendedores, participan mucho ferias y eventos y también venden sus productos mediante redes sociales, con entregas a domicilio.
En cuanto al volumen de producción “Si bien varía de acuerdo a los eventos en los que participamos y a la demanda, vendemos aproximadamente unos 1500 alfajores y 100 licores por mes” afirma Natalia
Su esposo, Federico, es tercera generación de productores frutícolas “sus abuelos se arraigaron hace casi 100 años en nuestra zona, produciendo distintos cultivos de pepita, carozo y frutos secos, y yo, provengo de una ciudad turística y si bien soy licenciada en psicopedagogía y trabajo de ello, me encanta la gastronomía y el turismo” Es por eso unieron estas dos pasiones en Natina, que lleva la impronta de los productos regionales del Alto Valle.
LMNeuquen