¿Cómo es producir vino en el cerro Piltriquitrón?

Apostado en la ladera del Piltriquitrón, el cerro que abraza a la ciudad de El Bolsón y en un paisaje que parece sacado de un cuento, el proyecto vitivinícola de la familia De Bernardi está dando qué hablar. Después de 12 años de trabajo, presentaron su producción a colegas de la Comarca Andina y la Patagonia austral.

“La idea de hacer vinos en este lugar surge en 2011, siguiendo los pasos de Wainer que había plantado en El Hoyo. Nosotros somos de Esquel y tenemos una chacra en El Bolsón que estaba destinada a la producción de fruta fina. La idea era que los gastos de la chacra se paguen solo con esta producción, pero en ese momento no se conseguía a nadie para cosechar y no se paga bien por eso”, relató a +P, Camilo De Bernardi, el enólogo a cargo del viñedo, quien además trabaja con su hermano Benjamín (que está concentrado en la faceta de enoturismo y atención al público), su mujer y sus hijas.

A raíz de esto y de una extensa charla familiar, decidieron ir en busca de otra producción “y nos pareció buenísimo plantar vino, sin el conocimiento necesario de cómo se hacía eso, aunque sí de cómo tomar vino (sic). Nunca nos imaginamos lo complicado que se iba a venir todo después”, aseguró.

Camilo, el enólogo que lo hizo posible. Foto: @bodegadebernardi

“No hay margen de error”

Y a complicado se refiere con que no es una zona fácil para hacer vino porque estamos inmersos en un clima extremo. “Si bien ahora el cambio climático nos está dando una mano, por un lado, es una zona donde tenemos muchas heladas y no es la mismo la producción ahí que en el Alto Valle de Río Negro, ya que hay que hacer otra poda, cuidar las plantas de forma diferente. Por lo tanto, no tenemos margen de error”, remarcó.

A pesar de haber sido complejo lograr la uva, vinificarla y que los vinos salieran ricos, el Pinot Noir 2020, logró instalarse en el Top Four del reconocido crítico británico Tim Atkin. “Más allá de las dificultades, cuando se logra el vino sale una cosa extraordinaria”, afirmó Camilo con el orgullo que sienten por haber llegado a posicionarse en el mercado con un vino tan icónico.

“Se me hace imposible describir las características de este vino, no se puede comparar con nada. Es mucho más frutado. Nosotros no usamos madera en la producción para poder resaltar mucho más la fruta. No sé, es algo único. Creo que quien quiera saber las características que tiene, debe probarlo porque es la única manera de que cada quien lo pueda describir”, expresó.

Apuestan a una producción pequeña y sustentable. Foto: @bodegadebernardi

Proceso lento

La bodega Familia De Bernardi salió a la venta en 2023, luego de 12 años de trabajo. En estos momentos, la producción del Pinot Noir es de 350 botellas porque tenían muy pocas plantas. La mayoría de las que tenían eran de Merlot. “Nos concentramos mucho en la calidad del producto antes de salir al mercado y recién en 2023 tuvimos un lote más grande para salir a vender”.

Sin embargo, en 2017 lograron el primer buen vino, aunque había que sostenerlo en el tiempo y que esa calidad vaya creciendo para mejorar cada vez más ese vino. Para aprender otras técnicas de elaboración, Camilo se tuvo que recibir de enólogo. “Logramos que se abra una carrera acá en Esquel y fuimos seis personas las que nos recibimos”.

La industria vitivinícola está creciendo a pasos agigantados en la Patagonia argentina y se está posicionando cada vez más en el mercado. “Por eso, nos parece muy importante la educación en este ámbito porque la información y las maneras de hacer las cosas van cambiando y se van amoldando a los nuevos tiempos y los manuales con los que nosotros trabajábamos en un principio ya habían quedado algo obsoletos”, remarcó el enólogo.

Una foto de la vendimia 2018 al pie del cerro. Gentileza @bodegadebernardi

A pequeña escala

En la región, las producciones son de 5 hectáreas como máximo, “lo que te permite trabajar de forma personalizada con cada una de las plantas para lograr la calidad que hoy estamos trabajando en la producción de los vinos”.

Durante los años de espera, posicionamos la zona de la cordillera a través de algunos críticos como Atkin y también participábamos en las diferentes ferias para darnos a conocer. A raíz de ello, lograron vender 3.000 botellas por año y ahora están presentes en algunas vinotecas.

“Sin embargo, son vinos caros, por lo que no son consumidos por gente de la zona. Si bien en un principio arrancamos con una visión de que la gente de la zona se sienta parte del proyecto y de los viñedos, pero nos dimos cuenta que los costos fijos por botella eran altísimos”, detalló.

Al ser consultado por las expectativas para lo que queda del 2024 y de cara al 2025, Camilo aseguró que para lo que queda de este año desean “terminar bien los vinos, ya que vienen saliendo muy ricos y entró otro viñedo en producción por lo que tenemos mayor cantidad ahora y que para el 2025 sean mejores las condiciones climáticas para la cosecha y también de exportación para poder salir al mercado internacional”, finalizó.

LM Neuquén