En un mundo donde las decisiones de consumo están cargadas de significado, el grupo artístico MSCHF (un colectivo de arte estadounidense con sede en Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos) comenzaron un experimento que tiene como protagonista a una vaca.
Este experimento (o negocio casi perfecto) pone a competir a consumidores de carne con veganos a través de una particular subasta.
La propuesta es simple: compraron una vaca Angus y la van a criar durante algo menos de dos años; mientras tanto, se ofrece la preventa de hamburguesas y carteras de cuero hechas a partir de esa misma vaca.
Sin embargo, hay una condición única: si los que compran estos "vales" para las hamburguesas o las carteras renuncian a su compra antes del final de esos dos años, la vaca será enviada a un santuario de animales y se evita su muerte. Para que la vaca Angus vaya al santuario tiene que renunciar más del 50% de los que compraron.
¿Cuánto cuestan las hamburguesas y las carteras? El pack de tres hamburguesas se vende a US$ 35, mientras que el bolso lo comercializan a US$ 1200.
"Angus tiene unos meses y la estamos vendiendo por adelantado en 1200 hamburguesas y 4 bolsos de cuero, que se producirán en 2 años cuando alcance la edad de sacrificio. En 2024, recibirás una ficha de metal de Angus; en 2026, recibirás hamburguesas y bolsas. SIN EMBARGO, los compradores pueden renunciar voluntariamente a su pedido para salvar a Angus. Si se renuncia a más del 50 % del interés de la compra anticipada, Angus será realojado en un hogar para vacas felices, y todas las ganancias de la venta financiarán su jubilación sin preocupaciones", explican.
A lo largo de dos años, se mostrará un gráfico que indicará cuán cerca está la vaca de ser sacrificada, dependiendo de cuántos compradores hayan renunciado a su compra.
Además, los participantes pueden especular con el valor del “token” asociado a la vaca o la cartera, comprándolo y vendiéndolo según las fluctuaciones del mercado y las decisiones de otros compradores. Por ejemplo, un vegano podría comprar el token para salvar a la vaca, mientras que un carnívoro podría querer asegurarse de que la vaca sea sacrificada y salir a competir.
"Todo esto con un gráfico en vivo te dice cuán cerca está de morir y mientras tanto se puede ganar guita en el mercado secundario de los tokens de la vaca", contó Leno, influencer gastronómico.
Si bien para los carnívoros, el consumo de carne es una necesidad biológica y cultural profundamente arraigada, además de que cumple un importante aporte nutricional, para los vegetarianos y veganos el consumo de carne se vuelve éticamente insostenible.
Por lo tanto, en este “experimento”, donde se decide si la vaca vive o muere, no solo refleja las diferencias ideológicas entre ambos grupos, sino que también plasma la tensión inherente en la sociedad de consumo.
Agrofy