Por Agroempresario.com
La colza, conocida por su papel fundamental en la producción de aceite comestible y biocombustibles, está emergiendo como un cultivo clave en la agricultura argentina. Según un reciente informe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la colza no solo ofrece una alternativa eficiente al trigo y la cebada, sino que también presenta una oportunidad significativa para aumentar la oferta de materia prima en el mercado global de biocombustibles.
Desde 2007, un equipo de investigación del INTA Paraná ha estado trabajando en el mejoramiento genético de este cultivo. Actualmente, se han desarrollado y registrado cuatro variedades de colza con genotipos competitivos en rendimiento y calidad de grano, adaptadas a diferentes sistemas de producción. Entre ellas se encuentran las variedades Macacha INTA, Delfina INTA, Guyunusa INTA, y Floriana INTA.
Lucrecia Gieco, responsable del programa de mejoramiento genético de colza en el INTA, explicó en el artículo del INTA: “La colza, debido a su ciclo invierno-primavera, se adecúa muy bien en la rotación para cultivos de segunda tales como soja o maíz, confiriendo una mejora en los rendimientos logrados y en la estructura del suelo, entre otros factores”. Gieco también destacó que en sistemas de siembra directa, la colza mejora aspectos sanitarios en los cultivos siguientes.
Por otro lado, Víctor Castro, director ejecutivo de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), subrayó que “hoy se presenta como una posibilidad cierta de sumar oferta de manera sostenible de materia prima para la producción de Biodiesel y Biocombustibles Sostenibles de Aviación SAF”. Castro añadió que las materias primas biológicas son esenciales para descarbonizar el sector energético, y la colza puede jugar un rol crucial en este proceso.
El INTA continúa evaluando el rendimiento de las nuevas variedades en diversas regiones del país y trabajando en la transferencia de tecnología para su multiplicación y comercialización. Los cultivares desarrollados, como el Macacha INTA, Delfina INTA, Guyunusa INTA y Floriana INTA, están diseñados para cumplir con los estándares internacionales de calidad y sostenibilidad.
En resumen, la colza representa una valiosa adición a la agricultura argentina, no solo por su capacidad para mejorar la rotación de cultivos, sino también por su potencial para contribuir al crecimiento del mercado de biocombustibles sostenibles. La inversión en su desarrollo y la mejora continua prometen consolidar aún más su posición en la agricultura y la industria energética.