Los guardaparques son los custodios de la biodiversidad, cuidando ecosistemas que van desde los frondosos bosques patagónicos hasta las áridas regiones del norte, pasando por las aguas del Atlántico y llegando incluso a la Antártida. Su misión es esencial para preservar el patrimonio natural y cultural, no solo para las generaciones actuales, sino también para las futuras.
El origen del Cuerpo de Guardaparques Nacionales se remonta a 1928, cuando se designaron los primeros siete guardaparques en el Parque Nacional del Sur. Desde entonces, su labor ha evolucionado, y hoy en día son profesionales especializados en la conservación de áreas protegidas. Estos trabajadores no sólo resguardan la flora y fauna autóctonas, sino que también velan por la seguridad de quienes visitan los parques y áreas naturales de todo el país. Además, cumplen un rol clave en la educación ambiental y en la promoción de un turismo responsable.
La primera escuela de guardaparques se fundó en 1938, en la Isla Victoria. En 1967 se creó la Escuela de Guardaparques, la primera de América Latina, que en 1969 pasó a denominarse Centro de Instrucción de Guardaparques “Guardaparque Bernabé Méndez” en honor a Bernabé Méndez, quien perdió la vida en 1968 en la defensa del Parque Nacional Iguazú.
Actualmente, la formación de los guardaparques se realiza en el Centro de Formación y Capacitación en Áreas Protegidas, ubicado en Embalse, Córdoba, donde reciben instrucción para enfrentar los desafíos que implica la protección de los ecosistemas en constante cambio.
Los guardaparques nacionales no solo protegen las áreas continentales. Desde 1990, y a través de un convenio con la Dirección Nacional del Antártico, guardaparques argentinos participan en campañas de verano e invernada en las Bases Antárticas Orcadas, Carlini y Esperanza. Argentina es el único país del mundo que ha enviado sistemáticamente guardaparques a esta área de conservación internacional, reafirmando su compromiso con la preservación de la biodiversidad en todos los rincones del planeta.
La función de los guardaparques va más allá de la simple vigilancia. Estos profesionales patrullan, controlan actividades de los visitantes, y tienen la responsabilidad de informar y concientizar sobre la importancia de respetar las normas de cuidado ambiental, como la prevención de incendios y la correcta disposición de residuos. A través de su presencia constante en los parques, fomentan una relación más consciente y respetuosa entre las personas y la naturaleza.
El trabajo de los guardaparques es vital para la continuidad de la obra iniciada por visionarios como Francisco P. Moreno, Exequiel Bustillo y Carlos Thays, quienes impulsaron la creación de parques nacionales en Argentina. Su legado sigue vivo gracias a los guardaparques que, día a día, resguardan la riqueza natural del país, garantizando su disfrute para las futuras generaciones.
Hoy, en su día, celebramos y agradecemos a los guardaparques nacionales, verdaderos guardianes del patrimonio natural y cultural de la Argentina.