Por Agroempresario.com
La nutrición es un campo que ha evolucionado considerablemente en las últimas décadas, pero pocos han logrado captar la atención y el respeto de la comunidad científica como lo ha hecho Joan Ifland. En una entrevista exclusiva con La Nación, Ifland comparte su experiencia de casi 30 años en el estudio de la adicción a los alimentos, afirmando que los productos ultraprocesados son la nueva amenaza para la salud pública.
La travesía de Ifland comenzó hace tres décadas cuando empezó a cuestionar la efectividad de las recomendaciones alimentarias tradicionales. “Me di cuenta de que la información no era suficiente para cambiar los hábitos. Había algo más”, explica la especialista en nutrición adictiva. Con su libro Azúcares y harinas: cómo nos vuelven locos, enfermos y gordos, Ifland se propuso exponer las verdades ocultas sobre la alimentación, y su obra se ha mantenido entre los más vendidos de Amazon durante más de diez años.
Durante su doctorado, Ifland profundizó en la literatura sobre la obesidad, validando los criterios de diagnóstico del alcoholismo para el trastorno por sobrealimentación. Este camino la llevó a convertirse en una de las principales especialistas en adicción a la comida a nivel mundial. “Lamento que el sistema sanitario se centre en tratar los síntomas en lugar de abordar las causas de la mala salud”, sostiene Ifland. “Los médicos pasan la mitad del día recetando medicamentos para enfermedades relacionadas con la dieta, pero que no logran devolverle la salud”.
Ifland identifica varias similitudes entre la adicción a los alimentos procesados y la adicción al tabaco, señalando que “esta dependencia se esparció utilizando técnicas similares a las tácticas del negocio del tabaco que dieron origen al tabaquismo”. La especialista subraya que hoy, el 83% de la población tiene sobrepeso u obesidad, un número alarmante comparado con el 66% de los adultos estadounidenses afectados por el tabaquismo en su apogeo.
Uno de los puntos más destacados de la entrevista es cómo el entorno influye en la adicción. Ifland explica que, una vez que los centros de recompensa en el cerebro se vuelven adictos a las sustancias ocultas en los alimentos, son más sensibles a las señales de los productos procesados. “Mantenerse alejado de los alimentos procesados es la mejor manera, pero se necesita mucho entrenamiento para vencer a los científicos de la adicción en su juego”.
La Organización Mundial de la Salud ha advertido que la obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas, lo que obliga a los profesionales de la salud a confrontar una dura realidad: “o se supera este problema o se acaba la carrera”. Ifland enfatiza que consumir alimentos ultraprocesados, aunque sea ocasionalmente, puede ser igual de perjudicial que el consumo esporádico de drogas.
Para combatir la adicción a la comida, Ifland propone un enfoque integral. “El primer paso es hacer un análisis de las personas que vemos con más frecuencia, aquellos que integran nuestro círculo cercano”, sugiere, resaltando la importancia de rodearse de individuos que fomenten hábitos saludables. La educación desde la infancia es clave: “Sería esencial que empecemos a proteger a nuestros hijos desde pequeños”, afirma.
La lucha de Joan Ifland contra la adicción a los alimentos procesados es un recordatorio de que la salud y la nutrición son temas complejos que requieren una comprensión profunda de los factores que influyen en nuestros hábitos alimentarios. Como ella misma concluye, “comer alimentos limpios siempre es realmente un placer”. Su mensaje es claro: la recuperación de una relación saludable con la comida es posible, pero requiere un esfuerzo consciente y una voluntad de cambio.
Este artículo se basa en la entrevista de Joan Ifland publicada en La Nación, donde comparte sus valiosas perspectivas sobre la adicción a los alimentos y la necesidad de un cambio en la forma en que abordamos nuestra salud y nutrición.
