Por Agroempresario.com
En la actualidad, los ganaderos enfrentan un dilema crucial: ¿qué hacer con las vaquillonas destetadas? Según Estanislao Quiroga, consultor técnico-productivo de AZ-Group, la elección entre venderlas para invernada, engordarlas para consumo interno o venderlas preñadas puede marcar la diferencia en la rentabilidad del negocio.
Las vaquillonas han sido alimentadas en pasturas hasta el final del invierno, lo que deja tres caminos posibles. La primera opción es venderlas para invernada, lo que genera un ingreso promedio de 597 dólares por cabeza. Esta alternativa es la más sencilla y rápida, ideal para aquellos productores que necesitan liquidez inmediata.
La segunda opción implica engordar las vaquillonas en corral para venderlas como terneras. Este enfoque podría aportar una utilidad adicional de solo 22 dólares por cabeza, considerando el costo del alimento, lo que lo convierte en una opción menos atractiva. Quiroga explica que, aunque esta opción ofrece ingresos adicionales, el proceso requiere más tiempo y recursos.
Finalmente, la venta de vaquillonas preñadas resulta ser la opción más lucrativa, aunque también la más demorada. Con un ingreso adicional estimado de 196 dólares por cabeza y un costo de alimentación de 116 dólares, el margen bruto se sitúa en 80 dólares por cabeza. Esta alternativa, aunque requiere una espera, es ventajosa para aquellos que pueden permitirse un tiempo de espera.
Los cálculos realizados por Quiroga, basados en datos de la provincia de Buenos Aires, subrayan que tanto la venta para consumo interno como la opción de venta preñada superan los ingresos de la venta para invernada. Sin embargo, el consultor destaca que, a pesar de estos resultados positivos, las ganancias no son significativamente altas.
“Los periodos de realización de la inversión son diferentes”, afirma Quiroga. Esto significa que los productores deben evaluar no solo los resultados económicos, sino también su necesidad inmediata de capital. Quienes requieren fondos rápidamente se verán impulsados a optar por la venta de vaquillonas para invernada. Por otro lado, aquellos que puedan esperar y que cuenten con los recursos necesarios para el engorde en corral pueden beneficiarse de la venta de terneras. Y, finalmente, los productores con más tierras y tiempo para esperar pueden optar por la venta de vaquillonas preñadas en la próxima primavera.
En conclusión, la decisión de qué hacer con las vaquillonas destetadas dependerá de las circunstancias y objetivos de cada productor. Con un análisis detallado de cada opción, los ganaderos pueden tomar decisiones informadas que maximicen sus ingresos en el actual entorno del mercado ganadero.
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